La decisión se produjo horas después de la renuncia de Renzi formalizado por Quirinale. Según la agencia internacional, la victoria del No en el referéndum sobre la reforma de la Constitución, la apertura de una nueva fase de la crisis política en Italia, no supone más que otra carga sobre el ya lento avance de las reformas estructurales en los ámbitos económico y fiscal y en un el crecimiento económico plano, que se une a una productividad igualmente estancada.


Además, dice la agencia el peso representado por la elevada deuda pública italiana, cuyos objetivos se encuentran ahora en la reducción del riesgo de ser rechazados de nuevo y enviados atrás en el tiempo, con la consecuencia de extender la exposición de la deuda soberana a posibles perturbaciones en los mercados.


Sobre los bancos Moody’s ve un factor de riesgo importante, con el sistema de crédito italiano que necesita de una recapitalización medida por el gobierno. Recapitalización sin la cual el sistema podría conseguir aún más angustiado.

Debido a la aparición de nuevas tensiones en los mercados financieros y los de la deuda, junto con un clima político turbulento, pueden dar lugar, se llegó a la conclusión de Moody’s de las consecuencias negativas para el crédito.