El infarto de miocardio es la primera causa de muerte en el mundo por delante del cáncer y de las enfermedades respiratorias. Un infarto, o ataque cardiaco ocurre cuando se obstruye una arteria que lleva sangre y oxígeno al corazón. Las arterias se obstruyen por las placas que se forman como consecuencia de los depósitos de grasa, que contienen colesterol, y se van acumulando en ellas formando un coagulo de sangre. Estos coágulos taponan las arterias impidiendo el flujo sanguíneo al corazón por lo que el tejido muscular se necrosa, muere y provoca el infarto. Según las estadísticas, en España se producen 120.000 infartos de miocardio al año. Las personas que han sufrido un ataque cardiaco pueden tener una vida normal si siguen una serie de recomendaciones como pueden ser unos hábitos de vida saludable, una alimentación sana, ejercicio físico moderado, medicación, control de los factores de riesgo, y sobre todo tomarse las cosas cotidianas con mucha calma, evitando el estrés.
Las personas que han superado un infarto de miocardio (IM) se plantean muchas dudas después de un suceso de este tipo. Si practicaban deporte, qué tipo de ejercicio físico pueden hacer. Qué alimentos pueden o no deben comer y así una lista de preguntas que se podrán resolver en la Unidad de Rehabilitación Cardiaca, una vez conseguida el alta hospitalaria. La Rehabilitación Cardiaca tras de un episodio cardiovascular reduce hasta un 50 por ciento la probabilidad de sufrir otro infarto, “la rehabilitación cardiaca se recomienda después de sufrir un IM en la que se incluye la valoración del paciente, el control de los factores de riesgo, consejos sobre la actividad física y los entrenamientos que debe realizar así como educación del paciente y manejo psicosocial además de soporte vocacional” explica el doctor Roberto Martín Reyes, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Luz. En la Rehabilitación Cardiaca se enseña al paciente a llevar unos hábitos de vida saludables que va a tener que mantener toda su vida como son el ejercicio físico, tener controlado los niveles de colesterol, hipertensión, obesidad o azúcar en sangre y así aprenda a comer de forma sana, controlar su estrés o dejar de fumar porque dejar de fumar reduce la posibilidad de sufrir otro infarto en un 30-40 por ciento.
En lo que se refiere a la alimentación, está claro que tras in infarto, hay que evitar los alimentos ricos en grasas saturadas que aumentan los niveles de colesterol “malo”. Estos son, fundamentalmente, los productos de origen animal como la mantequilla, la leche entera, las carnes rojas, embutidos, aceites vegetales como el de palma, o el de coco y por supuesto la bollería industrial y moderar el consumo de alcohol y de sal. “Está probado científicamente que los que no consumen alcohol tienen menos riesgo de problemas cardiovasculares ya que cualquier cantidad de alcohol aumenta la tensión arterial y el índice de masa corporal”, añade el doctor Martín Reyes. Es importante aumentar el consumo de fruta y verdura fresca, tomar cereales integrales, legumbres y pescados ricos en ácidos grasos Omega-3 como el salmón, la caballa y la trucha que además de mejorar la salud del corazón reducen la posibilidad de padecer un accidente cerebro-vascular. En resumidas cuentas, la dieta mediterránea es la mejor opción para llevar una alimentación sana y equilibrada, especialmente después de sufrir un infarto.
Si la alimentación saludable es fundamental para la recuperación después de una cardiopatía, el ejercicio físico es muy importante en la rehabilitación de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio. Lo primero es consultar al especialista para que determine cuál es el nivel de esfuerzo que puede realizar el paciente y así recomendar el ejercicio que más le convenga. Normalmente, el más beneficioso es el ejercicio aeróbico: caminar, correr, nadar o pedalear en bicicleta son actividades que movilizan muchos músculos que, además, si se combinan con ejercicios de resistencia moderada, tres o cuatro veces por semana, ayudaran a controlar el peso, la tensión arterial, reducirán la ansiedad, la depresión y el estrés por lo que mejorara la calidad de vida del paciente reduciendo la posibilidad de sufrir otro infarto.
La medicación es otra parte fundamental del tratamiento cardiológico y que se debe seguir tal y como la haya pautado el cardiólogo. “Muchos pacientes tienen muchas pastillas nuevas después del alta tras un infarto, algunas podrán retirarse con el tiempo y otras se mantendrán de por vida. Por eso es importante continuar con un seguimiento cardiológico en la consulta para estos ajustes de tratamiento”, puntualiza el cardiólogo. Si un paciente después de un problema cardiovascular como es un infarto de miocardio, lleva adecuadamente la medicación, mantiene la dieta, no fuma y hace ejercicio, es decir, cumple con los hábitos cardio-saludables que le ha recomendado el especialista para toda la vida, tiene más de un 90 por ciento de probabilidades de no volver a sufrir ningún problema cardiológico.