Así, el beneficio de Indra ha rondado los 12 millones de euros en el primer trimestre del año, frente a las pérdidas de 20 millones del mismo periodo del año anterior.


Con todo, las ventas han caído en prácticamente todas las geografías (menos en España) y en todas las líneas de negocio, fundamentalmente en el segmento de telecomunicaciones.


Los ingresos se redujeron un 11% en el periodo, hasta 628 millones de euros, aunque si no se tuviera en cuenta la debilidad de algunas monedas latinoamericanas, las caídas se hubieran reducido a un 6%.

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Con todo, en la firma reconocen que “la contratación cambia de tendencia en el trimestre y pasa a crecer un +2,1% en moneda local, frente al comportamiento negativo de 2015”.

En las cuentas también se observa una mejora en los márgenes que han permitido salvar la cara a Indra.  Por si fuera poco, los gastos de personal se han reducido un 10% por la reestructuración de la plantilla. Además, han logrado reducir otros gastos de explotación.