Errores del SVB y aciertos de la banca europea

Silicon Valley Bank, una entidad que resume en su nombre su política y su negocio. Su día a día era suministrar financiación a compañías emprendedoras del sector tecnológico y biotecnológico, start-ups y empresas emergentes. Su base de clientes concentrada por tanto y mucho, en Silicon Valley. Y ya tenemos el primer error, riesgo de concentración en clientes de una misma industria. No se trata por tanto de una entidad de inversión, ni comercial al uso, sino de un negocio de captación y gestión de los depósitos de las tech emergentes. Una concentración que aumentaba la dependencia de un único sector y de sus necesidades/vaivenes de liquidez.

Por el otro lado, en su activo, el SVB lo apostó prácticamente todo a renta fija americana, concretamente el 57% de su activo a deuda a largo plazo, un porcentaje absolutamente desmesurado (la media en la banca americana está en torno al 20/30%). He aquí el segundo error, nula diversificación de su cartera de inversión. Invertir el 57% del activo en Tesoro no aporta riesgo de crédito parece claro, pero sí de duración, plazo y de tipo de interés.

Tenemos ya que el SVB se financiaba a corto vía depósitos que invertía a largo en renta fija americana, con una duración media de su cartera de bonos muy sensible a alzas bruscas de tipos de interés. Fue esta nueva situación de política macro, una rapidísima y agresiva subida de tipos de interés, (sin una conveniente cobertura del tipo de interés en su cartera de inversión), la que desencadenó las dudas sobre sus pérdidas no declaradas en su cartera de inversión, unidas a las necesidades de mayor liquidez en el sector tecnológico, que a su vez provocó la bajada brusca de depósitos en el SVB.

Para atender a la salida de depósitos requeridas por sus clientes el SVB comenzó a vender sus inversiones en renta fija. En este punto, no le quedó más remedio que vender parte de su cartera a toda prisa y con pérdidas. Al no poder compensar las pérdidas vía reservas ni capital, anunció un intento de ampliación de capital, lo que dejó al descubierto sus problemas de liquidez y solvencia. El resultado ya lo sabemos, en apenas cuatro días se ha escrito ya mucho sobre la insolvencia del SVB y la intervención de la entidad por parte de las autoridades competentes.

Y he aquí otro error, una pésima gestión de su activo. En cuanto se atisbó que los tipos tomaban rumbo alcista, tendría que haber establecido coberturas de tipo de interés, o rebajado la duración de su cartera de bonos con una gestión activa y rápida para adaptar plazos y rentabilidades a la nueva situación monetaria. Y es que todos sabemos que la Renta Fija no es fija, su valor fluctúa en función de los tipos de interés, que actúan como factor de descuento de los cupones esperados.

Las posibles consecuencias

Como inversores y participantes del mercado, lo que nos tiene que preocupar es un posible contagio al resto del sector bancario, o el posible efecto pernicioso en el sector tecnológico y biotech. Es cierto que el SVB no es un banco sistémico, no remueve los cimientos del sistema financiero norteamericano su quiebra, pero sí saca a la luz un problema de liquidez y mala gestión que podría estar impregnado en el resto de la banca de pequeño tamaño. Pone de manifiesto también que el sector tecnológico necesita día a día ingentes cantidades crecientes de liquidez y que esta liquidez cada vez es más cara. La quiebra del SVB podría propiciar una revisión en las exigencias para la financiación de las start-up, es decir, podría cortarse todavía más el grifo a la financiación de este sector con todas las consecuencias que eso tendría.

Y no podemos olvidarnos de la crisis de confianza, en mi opinión, lo más grave de todo este tema. Por una parte, el regulador estadounidense no exige a la banca pequeña test de estrés. No la considera endémica y por tanto, desde 2018 está exenta de estas exigencias. En Europa sí se incluye, sí se les exigen test de estrés,una solvencia mínima y demostrada. Por otra parte están las agencias de rating y esa mosca detrás de la oreja que se nos queda a todos, inversores y analistas al ver la reacción siempre, o casi siempre, a posteriori de las agencias de calificación. Moody´s rebaja 14 escalones!! La calificación del SVB, sí, pero después de su quiebra. ¿De qué nos sirve ahora? ¿Qué es lo que no tuvo en cuenta Moody´s para mantener una calificación A hace apenas una semana y hoy 14 escalones por debajo? ¿Está el riesgo de una salida de depósitos masiva contemplado en un rating? ¿Se puede anticipar ese riesgo?¿Podremos fiarnos ahora de Moody´s,  S&P y compañía?

En síntesis y en mi opinión, no debería producirse un contagio preocupante al resto del sector financiero y menos al europeo, un sector que se ha recapitalizado y reforzado con las nuevas normas de Basilea y con estándares de supervisión más exigentes. La banca, tanto en España como en Europa, tienen un modelo de negocio fuertemente diversificado, (lo que se ha venido a llarmar banca universal), tanto por exposición a sectores, como a geografías. Su solvencia está a prueba de niveles de estrés muy potentes y tienen una liquidez muy reforzada. En donde sí veo consecuencias importantes es el sector tech. Un sector que cada día ve como le resulta más complicado y más caro financiarse, en el que las operaciones de M&A se escapan y se dejan pasar grandes oportunidades de crecimiento. Y no sólo afectará a las start-ups americanas, sino que, en mi opinión, todo el sector tecnológico, incluidas las grandes big tech, sufrirán una mayor restricción e inflación en la financiación de sus proyectos y sus operaciones. 

El papelón del regulador

El regulador parece que ha dado un paso al frente y está preparando no solo la protección al depositante, sino que propone lanzar líneas de liquidez a corto plazo para estas compañías emergentes y al mismo tiempo, ofrece opciones para que la pequeña banca no tenga que vender su cartera de bonos a pérdidas, sino que pueda utilizarla como garantía (valorada a la par) y recibir liquidez a un año. Vamos, que lo de cerrar la barra libre de liquidez está visto que no está resultando fácil. Cada paso hacia adelante en la reducción en esta liquidez al sistema se da uno de nuevo atrás. Y es que la economía ha estado dopada desde hace muchos años con liquidez ingente y barata y su retirada está provocando un síndrome de abstinencia que habrá que gestionar.  Otro tema son los accionistas que no tienen derecho a cobrar nada, ni la deuda subordinada que se quedan fuera. Solo la deuda senior del SVB está cotizando ahora con un posible recovery del 40%. Pero ojo, es lo que cotiza el mercado, el regulador, por el momento, tampoco asegura ningún porcentaje de recuperación para estos bonistas.

Lo dicho, la banca europea está mucho más reforzada, diversificada y capitalizada y no debería verse afectada más allá de una agitación pasajera por los nervios del mercado. La banca americana, la pequeña y mediana, podría sufrir una retirada de depósitos que busquen protección en la gran banca, esa que el inversor considera más protegida y que da la sensación de que es “too big to fall”…lo que podría agravar el problema para varias pequeñas entidades.

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