La mayor parte del colesterol del organismo se produce en el hígado, pero también se obtiene de los alimentos que se consumen como aquellos de origen animal (carne roja, huevos y queso). A través de los alimentos, el colesterol pasa a la sangre y se distribuye a los distintos sistemas y aparatos del cuerpo gracias a las lipoproteínas.

Existen dos tipos de lipoproteínas que transportan el colesterol a la sangre: las de alta densidad (HDL) más conocidas como colesterol “bueno” ya que ayudan a eliminar el exceso de colesterol en el cuerpo, y las de baja densidad (LDL), también conocidas como colesterol “malo” que son las encargadas de llevar el colesterol a los tejidos para su utilización, incluidas las arterias. Cuando hay un exceso de colesterol “malo” en sangre, se pueden formar placas de grasa en las paredes de las arterias, aumentando el riesgo de que se obstruyan y por lo tanto no llegue la sangre al corazón y al cerebro correctamente, lo que podría provocar un ictus cerebral o un infarto de miocardio. Desde la Unidad Integral de Cardiología del Hospital La Luz, del grupo Quirónsalud, el doctor Abraham López Ricardo explica que “el colesterol alto no da síntomas, por eso muchos pacientes que acuden a consulta prefieren intentar un cambio en su dieta y realizar ejercicio antes de comenzar un tratamiento para bajar los niveles de colesterol, pero muchos saben que no llevaran a cabo cambios significativos en su vida cotidiana y las consecuencias,  si no se controla el nivel de colesterol en sangre, pueden ser fatales”. Es importante recordar que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en España.

La hipercolesterolemia, como no presenta síntomas ni signos físicos que la identifiquen, solo puede diagnosticarse  mediante un análisis de sangre. El exceso de colesterol malo en sangre, puede surgir por diferentes motivos, los más habituales son: el sobrepeso, la falta de actividad física o una dieta poco saludable. Asimismo, tener antecedentes familiares con hipercolesterolemia puede ser una causa para desarrollar esta patología.  Por eso, lo primero que se debe hacer para mantener a raya el colesterol, es un cambio en el estilo de vida. Empezando por evitar los productos que contengan grasas saturadas como la bollería industrial, fritos, embutidos, carnes rojas, leche entera o  mantequilla y tomar alimentos con grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas (grasas buenas) que se encuentran, sobre todo,  en los frutos secos, aceite de oliva, aguacates, salmón, atún blanco o productos elaborados con soja. También es importante incluir en la dieta cereales, legumbres,  fruta y verdura fresca, además de mantener el peso adecuado a nuestra constitución corporal.  La dieta mediterránea es la más adecuada ya que su aporte de grasas proviene, fundamentalmente de los ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados presentes en el pescado, el aceite de oliva y las semillas.  “Otra medida para luchar contra la subida del colesterol es realizar una actividad física periódica, al menos 150 minutos a la semana de intensidad moderada” añade el cardiólogo, doctor López Ricardo. Haciendo un programa de ejercicio aeróbico moderado y haciéndolo de manera regular, como caminar, nadar o montar en bicicleta, tres o cinco veces por semana se consigue aumentar el colesterol “bueno” y reducir el “malo”.

Tener los niveles de colesterol alto no es algo solo de adultos, algunos niños y jóvenes, como consecuencia del sedentarismo o la mala alimentación, pueden ser candidatos a padecer hipercolesterolemia en el futuro. También es normal que la mujer, durante el embarazo y la menopausia,  sufra alteraciones en los niveles de colesterol en sangre como consecuencia de la alteración hormonal. Por eso es importante hacer hincapié en el estilo de vida que se debe llevar, controlando la dieta y haciendo ejercicio.  Sin embargo, un cambio en el estilo de vida en ocasiones, no es suficiente para bajar el nivel de colesterol en sangre. Puede ser porque existan antecedentes familiares con enfermedades cardiovasculares “porque genéticamente se esté predispuesto a tener altos los valores de grasa en sangre, por trastornos hormonales y metabólicos o porque los niveles están demasiado elevados ya. En estos casos lo más útil es el tratamiento farmacológico, desde productos naturales como la levadura roja de arroz, hasta las conocidas estatinas, la ezetimiba, anticuerpos monoclonales, resinas y otros fármacos que están pendiente de comercializarse para disminuir la absorción de colesterol y bajar los niveles en sangre”, apunta el especialista.

Tener controlados los niveles de colesterol es importante para la salud  por eso es fundamental cambiar los hábitos de vida, elegir llevar una actitud más sana, una alimentación más saludable y una actividad física moderada, el cuerpo nos lo agradecerá y vivirá más y mejor.