Dice el refrán que a río revuelto… ganancias de pescadores. Y en este mar de incertidumbre, volatilidad y desconfianza generada en torno a la eurozona, es posible pescar alguna que otra opción que nos permita no sólo
preservar el capital sino obtener una rentabilidad extra. A pesar de que la renta fija ya no es lo que era –activo seguro, refugio por excelencia– los expertos siguen viendo que el mercado de crédito “sigue siendo una opción para tener gran diversificación, obtener algo de rendimiento y evitar la volatilidad que sigue generando la renta variable”, explica
Christophe Peyraud, gestor de renta fija corporativa en Edmond de Rotshchild & Cie Gestion . Una tesis que avala por la liquidez existente en el sistema, después de las inyecciones del BCE, y por la elevada solvencia tras las exigencias de refuerzo de capital sobre los bancos europeos.
High Yield o Investment Grade
Invertir en deuda, sí. Pero ¿en cuál? Lo primero de todo es diferenciar. El high yield son los valores emitidos por países o compañías cuya calificación crediticia es grado «Es precisamente la opción de high yield la que más
controversia genera, por aquello de invertir en bonos denominados 'basura'». Una “denominación desafortunada que simplemente se refiere a bonos con calificación CCC o inferior. Unos bonos que tienen una probabilidad entre cuatro de caer en impago en un año natural”, reconoce Fidelity. Sin embargo, “el universo de los fondos de alto rendimiento no se limita a este segmento. También incluye los bonos con calificación B y BB, con probabilidades de impago
del 4 por ciento y del 1 por ciento, respectivamente.
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