Esta trayectoria ascendente es más pronunciada en algunas partes del mundo que en otras. Asia sigue siendo uno de los centros neurálgicos de las fusiones y adquisiciones, seguida muy de cerca por Latinoamérica. Entretanto, una considerable mejora de la confianza de los inversores ha impulsado la actividad corporativa en EE.UU. y prueba de ello es el regreso de las megaoperaciones en efectivo.

En el último informe elaborado por Fidelity consideran que "la actividad corporativa se ha recuperado en general y debería constituir un buen apoyo para las Bolsas. Los recursos naturales y la energía son dos sectores concretos donde las operaciones se están multiplicando, gracias en gran medida a la voraz demanda de la India, China y Corea.

Incluso en la franja inferior del mercado, las operaciones han sufrido más por desacuerdos en torno al precio que por la falta de financiación o la falta de oportunidades. Este panorama es claramente diferente del que existía hace 18 meses. No obstante, el horizonte no está completamente despejado. Los acontecimientos geopolíticos y los desastres naturales han afectado inevitablemente a la actividad de fusiones y adquisiciones.

El conflicto aún abierto en Libia y la agitación social en otros puntos de Oriente Medio y África han contribuido a elevar el precio del petróleo, mientras que los problemas de deuda de los gobiernos de la zona euro y el devastador terremoto de Japón han puesto a prueba a los mercados. Por sí mismo, ninguno de estos sucesos ha perjudicado necesariamente a las operaciones corporativas, pero sí han contribuido a un estado de ánimo en los mercados que no ha favorecido el cierre rápido de acuerdos.

Sin embargo, Ernst & Young anunció en abril que el 36% de las empresas estadounidenses pretende salir de compras en un plazo de seis meses, un 22% más desde octubre. En todo el mundo, Ernst & Young señala que un tercio de las empresas está pensado realizar una adquisición en los próximos seis meses, un 18% más que en octubre, mientras que el 44% espera embarcarse en algún tipo de operación corporativa en uno o dos años. El trasfondo macroeconómico sugiere ciertamente que es poco probable que las operaciones empresariales echen el freno a corto plazo, ahora que los tipos de interés están en mínimos históricos y las atractivas valoraciones bursátiles animan las ofertas de compra. Para las Bolsas mundiales, esto es indudablemente bueno. La historia demuestra que la actividad corporativa es positiva para las Bolsas y eso permite a las acciones batir a los bonos.

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