En concreto, en el día de hoy, la ha pasado de estable a negativa, pese a que mantiene el rating "AA+",
merced al impacto a largo plazo de la reestructuración de su sector financiero.

Para Douglas Renwick, analista de Fitch, "en muchos aspectos, España ha excedido las expectaciones en términos de consolidación fiscal y reformas reestructurales, no así en las pensiones y reformas laborales". "De cualquier modo, la perspectiva negativa refleja la caída del riesgo del tesoro español, en un entorno de débil reactivación económica, reestructuración del sector financiero y consolidación fiscal, especialmente desde los gobiernos regionales".

Desde Standard & Poors el rating español se sitúa en AA, mientras que en Moodys permanece en el Aa1, rating equivalente al de Fitch.