Estos datos confirman las primeras estimaciones que ya apuntaban a una ralentización de la actividad económica europea.

Entre abril y junio el Producto Interior Bruto de la eurozona 
se redujo al 0,2 %, según una segunda previsión de Eurostat.

Tal y como avanzó en su primera estimación, las principales causas del frenazo fueron la caída en el consumo de las familias y el estancamiento económico en Alemania y Francia. Las principales potencias europeas pisaron el freno. Alemania creció un 0,1% y Francia registró una subida del PIB del 0%. La economía española, por su parte, se expandió un 0,2%  y la italiana un 0,3%.

Las políticas de austeridad defendidas por gobiernos como el alemán y el francés resultan perjudiciales para la buena evolución de la actividad económica europea.