
Esta decisión estratégica forma parte de un esfuerzo deliberado para reforzar su soberanía energética y desvincularse de cualquier dependencia del gas procedente de Rusia.
El lanzamiento oficial se produjo este miércoles y representa no solo un movimiento económico, sino también político, en el contexto de la guerra en curso y la transformación del panorama energético europeo.
Esta nueva ruta, que aprovecha infraestructuras existentes con flujo invertido, se ha activado tras el fin del acuerdo de tránsito de gas entre Ucrania y la compañía estatal rusa Gazprom, cerrado a finales de 2024.
Una infraestructura estratégica al servicio de la independencia
El gasoducto transbalcánico ha cambiado radicalmente su funcionalidad. Durante décadas, este conducto fue utilizado para transportar gas ruso hacia los mercados del sur de Europa. Hoy, en una transformación sin precedentes, se ha invertido su dirección y se ha convertido en una ruta clave para el suministro de gas hacia el norte, con destino final en territorio ucraniano.
Según fuentes del Ministerio de Energía de Ucrania citadas por Reuters, esta infraestructura permitirá importar hasta 1.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas antes de octubre. En el mes de junio, se espera que el volumen inicial de entrega alcance los 100 millones de metros cúbicos. Esta cifra supone un importante refuerzo de reservas energéticas de cara al invierno.
Sin gas ruso y con respaldo europeo
Una de las claves de esta nueva ruta es que, según ha insistido el gobierno de Kiev, no habrá presencia alguna de gas ruso en los flujos que lleguen a Ucrania. El país se está abasteciendo a través de gas natural licuado (GNL) recibido en Grecia, así como de gas azerbaiyano introducido en Europa a través del gasoducto transadriático.
Este movimiento ha contado con el respaldo explícito de la Comisión Europea en el marco del plan REPowerEU, cuyo objetivo es eliminar la dependencia del bloque comunitario de los combustibles fósiles procedentes de Rusia. La iniciativa de Ucrania se alinea plenamente con esta estrategia, aportando una alternativa real y operativa a la infraestructura energética del continente.
Cooperación regional para un corredor común
El funcionamiento del corredor transbalcánico es el resultado de una compleja coordinación entre los operadores de red de Grecia, Bulgaria, Rumanía, Moldavia y Ucrania. A través de esta cooperación, el gas fluye desde la terminal de GNL Revithoussa, en Grecia, atravesando el sureste de Europa hasta llegar a la red ucraniana.
La capacidad total de esta ruta alcanza los 1.000 millones de metros cúbicos anuales. Además de su valor estratégico, el nuevo corredor está respaldado por condiciones financieras preferentes. Según cifras divulgadas por el Kyiv Post, las tarifas de transporte aplicadas a esta ruta son un 25% inferiores a las estándar, y para entregas directas a Ucrania se reducen hasta un 46%, lo que mejora sustancialmente la viabilidad económica del proyecto.
Los operadores involucrados ya han lanzado subastas mensuales de capacidad en la ruta, lo que confirma la preparación técnica y el interés comercial por utilizar este canal. Informes especializados de Argus Media y Pipeline & Gas Journal destacan que la demanda existe y que el corredor ya funciona con fluidez.
Rusia refuerza su posición con el TurkStream
Paralelamente al movimiento ucraniano, Rusia ha buscado consolidar sus propias rutas de exportación hacia Europa. Desde el cierre del tránsito de gas ruso por Ucrania, Moscú ha intensificado el uso del gasoducto TurkStream. Los datos más recientes muestran que, en mayo de 2025, las exportaciones rusas por esta vía aumentaron un 10% respecto al mes anterior, con una media diaria de 46 millones de metros cúbicos.
Este redireccionamiento del suministro refleja la nueva configuración del mercado energético en Europa, en la que cada país busca diversificar rutas y orígenes. Mientras Rusia orienta sus envíos hacia el sur, Ucrania se conecta con redes alternativas del oeste y el Cáucaso.

