Entretanto, la pérdida de fuerza dinámica de su sector servicios, desde el turismo hasta el transporte o la restauración, retraerá el consumo y la inversión y contrarresta el efecto balsámico de su viraje económico. Un freno motor que el FMI precisa que persistirá hasta 2025. Transición que intensificará las insolvencias empresariales. El sector privado hispano confía, sin embargo, en la consolidación de la nueva economía del euro, que ganará en homogeneidad, posiblemente, con un sistema fiscal, presupuestario y laboral común y mayor protagonismo internacional.

Las firmas hispanas exploran el nuevo mercado interior

Desde el departamento de Riesgo País de Cesce se señala que el Covid-19 “ha tenido un severo impacto sobre la actividad de la UE, dado que las estimaciones de la Comisión Europea apuntan a que el PIB del club comunitario se contrajo un 7,8% en 2020 y, para 2021, espera un rebote del 4,2%”. Proyecciones que datan de noviembre y que están, por tanto, sujetas a una enorme incertidumbre”. En los últimos meses del año (y especialmente en diciembre) se han registrado repuntes de los contagios en todos los países del mercado interior, lo que ha obligado a muchos gobiernos a adoptar medidas similares a las que impusieron en marzo de 2020. “Todo ello invita a pensar que el desempeño económico de la Unión será, incluso, peor de lo previsto, a pesar de que todavía no se tienen resultados adelantados”.

A juicio del equipo de análisis de la compañía de seguros de crédito a la exportación, “el impacto económico de la crisis sanitaria del Covid-19 difiere enormemente entre países”. E igualmente ocurre con la recuperación -matizan- que va a depender de una serie de factores: del ritmo de contagio y la incidencia del virus; de la dureza de las medidas para contenerlo; del rumbo de las vacunaciones de cada uno de los Estados; de su estructura sectorial y la intensidad y del tamaño de las respuestas fiscales a nivel nacional. Sin embargo, ninguna de las economías del club volverá a tener el tamaño que tenía previo a la epidemia antes de 2022. En este sentido, la aprobación de los presupuestos para el próximo ciclo europeo (2021-2027) donde se incluye el paquete Next Generation EU y, específicamente, el Programa para la Recuperación y Resiliencia con 750.000 millones de euros, supone una pieza fundamental para poner en marcha la recuperación. 

La UE, dicen las mismas fuentes de Cesce, “viene, desde hace tiempo, poniendo la sostenibilidad ambiental y la digitalización en el centro de su estrategia económica”. En lo que se refiere al clima, ejerce un liderazgo absoluto en metas de reducción de emisiones y regulación con la aprobación del llamado EU Green Deal en 2019. Se trata de un plan de acción para impulsar la transformación ambiental de la economía europea. Para ello se potenciarán las inversiones respetuosas con el medio ambiente, se apoyará a la industria para desarrollar soluciones climáticamente sostenibles y se mejorará la eficiencia energética de las ciudades. En definitiva,

Europa camina hacia una auténtica revolución verde. 

En el desafío de la digitalización, el Covid-19 ha puesto en evidencia la necesidad de acelerar la transformación tecnológica de las empresas europeas. En comparación con otras potencias desarrolladas, las firmas europeas se encontraban en un estado anterior de desarrollo digital, especialmente en el sector manufacturero o de servicios. Un hecho que -dicen desde la sala de máquinas analítica de Cesce- “está directamente relacionado con la carencia de un tejido digital desarrollado a nivel europeo”. De hecho, Europa tiene una enorme dependencia en la tecnología extranjera, china y estadounidense en su mayoría, lo que, “en muchos casos, dificulta su propia evolución digital”. Quizás sea en el aspecto regulatorio del ecosistema digital donde la UE ejerce un liderazgo indiscutible: la ley de protección de datos, las multas por vulnerar las normas de la libre competencia o poner en evidencia las cifras de evasión fiscal de las grandes tecnológicas, “todas han sido iniciativas europeas”. Sin embargo, Europa no debería limitarse a regular y a establecer las normas, sino que, si quiere seguir ocupando un papel relevante en las relaciones internaciones, “ha de impulsar sus propios gigantes tecnológicos”. 

En cuanto a la relación con la nueva Administración norteamericana, nadie en la UE esconde las esperanzas de que el nuevo presidente Biden recupere y refuerce la cooperación transatlántica. A lo largo de la legislatura de Donald Trump, las tensiones entre Bruselas y Washington han sido recurrentes y crecientes. El líder republicano ha cuestionado las alianzas militares que datan de la Segunda Guerra Mundial e iniciado y recrudecido guerras comerciales y arancelarias contra el bloque europeo. “Europa no solo no ha sucumbido a las amenazas y las presiones arancelarias del presidente saliente, sino que ha respondido con medidas de retorsión comercial siempre que cumpliesen con las normas de la OMC”. Se espera, pues, que las negociaciones con la nueva Administración discurran por la línea del diálogo y el entendimiento y se pueda contar de nuevo con un aliado al otro lado del Atlántico. De hecho, precisamente, se cuenta con su colaboración para tratar temas de trascendencia y alcance internacional, como la tributación de las grandes tecnológicas o la reforma de los foros multilaterales como, por ejemplo, la OMC.

Jaime Montalvo, director de Internacional de Cámara España considera que el arranque de 2021 está siendo especialmente duro en el conjunto de la UE. El impacto de las medidas restrictivas en el ámbito de movilidad y actividad económica que están teniendo que adoptar los gobiernos europeos apuntan a que las previsiones de crecimiento para este año se revisarán a la baja y el comienzo de la recuperación, al menos en los términos en que se esperaba, se aplazará durante algún tiempo. “Tenemos confianza en que la gestión eficaz y coordinada de la pandemia, con la vacunación haciéndose extensiva a un amplio porcentaje de la población, de sus frutos antes del verano y podamos asistir a un segundo semestre de repunte robusto del conjunto del mercado interior”. Porque la puesta en marcha de los proyectos y programas nacionales en el marco del Plan Next Generation EU y, en general, la movilización de todos los instrumentos regulatorios, financieros y monetarios de la UE, en favor de la recuperación económica y el sostenimiento de las empresas, van a ser clave para el despegue de la actividad y el sostenimiento del empleo. De igual modo -explica- el contexto internacional más abierto y colaborativo que percibimos debe ayudar también”. Y los mayores riesgos siguen proviniendo de la evolución de la pandemia en Europa. 

Montalvo concede especial credibilidad a la apuesta europea por el proceso de digitalización y los avances hacia la sostenibilidad, que ya se encontraban en un lugar prioritario en la agenda europea e internacional antes de la pandemia. “El Covid-19 -matiza- no ha hecho sino acentuar la importancia de transformar nuestras economías en ambas direcciones e incluso de acelerar dicha transformación como elemento nuclear para garantizar la competitividad y la resiliencia de nuestro tejido productivo a medio y a largo plazo”. Para el directivo de Cámara España, si se tiene en cuenta que estas transformaciones estructurales requieren inversión pública y privada, “es importante que se hayan articulado estos potentes mecanismos de financiación europeos”. Aunque a corto plazo -enfatiza- debe llegar también financiación a empresas y familias para que producción y consumo se sostengan y sobrevivan a esta coyuntura tan adversa.

En el orden internacional, resulta previsible que a pesar de unas circunstancias que obligan a las potencias a salvaguardar sus intereses estratégicos, “veamos con la Administración Biden y el enfoque más abierto de China, avances en el diálogo entre bloques y esfuerzos por mejorar la gobernanza de los organismos multilaterales como la OMC”. Sobre la base del concepto de Autonomía Estratégica Abierta la UE, como defensora de los valores del multilateralismo, de las medidas de apertura comercial e integración económica, está llamada a seguir jugando un papel esencial en la configuración de un orden internacional reglado abierto, equilibrado y sostenible.  “Confiemos, pues, en que esas reformas regulatorias a las que alude en la pregunta avancen en estos próximos años”. Al fin y al cabo, “Europa sigue siendo el destino de dos tercios de la exportación española y es el mercado al que se dirigen prioritariamente una mayoría de pymes con actividad internacional”. Montalvo recalca que “es nuestro mercado natural y, a pesar de las circunstancias económicas adversas que atraviesa la Unión, seguirá siéndolo”. Pero no cabe duda de que “nuestras empresas deben seguir diversificando sus mercados internacionales y, al mismo tiempo, emprender cambios en su estructura para exportar regularmente más allá del del mercado interior”. En su opinión, esta estrategia “es una necesidad especialmente imperiosa con Reino Unido tras su salida de la UE y bajo el nuevo acuerdo del Brexit que, aunque favorable, “no evita el restablecimiento de fronteras”. La experiencia acumulada en el mercado europeo, y el asesoramiento de las instituciones que trabajamos en apoyo de la internacionalización de nuestra economía “deben permitir a nuestras empresas aprovechar las oportunidades que van a darse en regiones con mayor crecimiento, como Asia”.

En la CEOE se apela a la cautela de las previsiones económicas, que “están muy condicionadas por la evolución de la pandemia y la rapidez con que se desplieguen los planes de vacunación de la población”. De estos dos factores dependerá, por ejemplo, que el sector de servicios, de gran peso en las economías avanzadas y de especial importancia entre pymes y autónomos, se pueda certificar el despegue este año”. Además de la prolongación de los estímulos monetarios y fiscales. Y, en el caso de Europa y, en consecuencia, de España, de planes como el de Resiliencia y Recuperación; en concreto, de que se materialicen en poco tiempo en proyectos que impulsen la actividad económica y tengan un efecto transformador en los principales sectores de actividad económica. Sobre las que CEOE ha presentado al gobierno 21 iniciativas estratégicas de cambio y transformación de los grandes sectores económicos y que incluyen la articulación de alianzas público- privadas para el desarrollo de iniciativas de interés  común, el aumento de inversiones  en la I+D+i y, finalmente, la promoción de un entorno empresarial “libre de trabas burocráticas innecesarias y de una excesiva presión fiscal” con los que favorecer el dinamismo empresarial y la creación y evolución de start-ups.


En el servicio de estudios de Bankia se admite que la zona monetaria europea afronta un inicio de año difícil, “marcado por el descontrol de la pandemia, que está obligando a poner en marcha fuertes medidas restrictivas que, aunque en algunos casos, están vigentes desde mediados de diciembre, lo que aumenta el riesgo de una nueva caída del PIB en el primer trimestre de 2021”.  Además -dicen sus analistas- “la campaña de vacunación está siendo bastante lenta, lo que no ayuda a mejorar las perspectivas a corto plazo”. A 18 de enero, la ratio de dosis administradas por cada 100 habitantes en los países de la UEM oscila entre casi un 2,0 en España e Italia, y el 0,74 en Francia, muy alejados del 3,7 logrado en EEUU, o el impresionante 29 de Israel. Aun así, “las perspectivas para la segunda parte del ejercicio son bastantes optimistas e, incluso, pueden darse sorpresas positivas”. Esperamos que la campaña de vacunación esté ya lo suficientemente avanzada, lo que favorecerá que las familias den salida a parte del importante exceso de ahorro acumulado a lo largo de 2020, que podría representar casi un 5,0% del PIB. Esto puede impulsar más de lo esperado el consumo privado, a medida que el clima sanitario vaya normalizándose. Por otro lado, la inversión se verá impulsada por los desembolsos del Fondo de Recuperación previstos a partir del verano de este año. Además, la recuperación global que se espera también impulsaría las exportaciones, si bien la fortaleza que se anticipa para el euro puede limitar la intensidad de esta reactivación.

En balance -aclaran- “el débil inicio de año sesgará a la baja el desempeño del conjunto de 2021, pese al dinamismo económico que se anticipa, sobre todo, en la segunda mitad del ejercicio”. En su opinión, “lo importante es que incluso si la recuperación es sostenible, como pensamos, no será hasta casi finales de 2022 el momento en que la economía de la UEM recupere su nivel de PIB pre-Covid”. Las divergencias serán también aquí visibles: Alemania será la economía más adelantada, ya que podría recuperar sus cotas pre-Covid a finales de este año o al inicio de 2022, mientras que Francia e Italia no lo alcanzarían hasta, al menos, finales del próximo año. 

Para los analistas de Bankia, “la evolución de la economía europea estará marcada en ejercicios venideros por el uso que se haga del Fondo de Recuperación incluido en el marco presupuestario 2021-2027. De hecho, y tras duras negociaciones, en julio de 2020 se logró alcanzar un acuerdo sobre el Fondo de Recuperación de la UE, que alcanzaría los 750.000 millones de euros, de los que 390.000 millones corresponden a subvenciones y el resto, a créditos. Bruselas estableció, además, que el 70% de las subvenciones se entreguen durante el periodo 2021-2022, y el 30% restante en 2023. “Hay que señalar que la creación de este Fondo de Recuperación es el eje principal de una iniciativa más ambiciosa para sentar las bases de una recuperación económica sostenida que busca reforzar la posición de la UE en otros tres frentes”. En primer lugar, dar un nuevo impulso al Mercado Único Europeo al tiempo que se rediseña una estrategia que aumente la soberanía económica e industrial de la UE. En segundo lugar, desarrollar una “Estrategia de Salud”, para reducir la dependencia de suministros médicos de otras zonas geográficas y evitar situaciones de desabastecimiento en productos claves como ha ocurrido en la pandemia actual, así como potenciar la investigación médica para ser capaces de desarrollar nuevas vacunas y tratamientos.

Y, por último, pero no menos importante, avanzar en los proyectos recogidos en el “Green Deal” y acelerar la digitalización en la UE. El Acuerdo Verde europeo es un plan que recoge unas cincuenta actuaciones concretas para luchar contra el cambio climático y lograr que en 2050 Europa sea el primer continente con emisiones cero. Estas medidas tienen la finalidad de iniciar una transición hacia una economía limpia y circular, reducir la contaminación y las emisiones y proteger la biodiversidad. Es decir, pretende transformar la economía de la UE en un modelo totalmente sostenible, que implicará cambios en el modelo social y económico.

Desde Bankia se incide en que España es el segundo mayor beneficiario de los recursos europeos destinados a la recuperación, solo por detrás de Italia: recibiría unos 140.000 millones de euros (más del 11% del PIB), de los cuales unos 72.000 millones corresponderían a subvenciones. Cabe destacar que el 70% de las transferencias deberían comprometerse en los dos próximos años, llegando al 100% en tres años, por lo que es preciso actuar con rapidez. Además, la entrega de estos fondos -recuerdan- “estará sujeta a la implementación de aquellas reformas estructurales que favorezcan la competitividad y recuperen los puestos de trabajo perdidos, por lo que resulta clave que se comience cuanto antes este proceso, para evitar así retrasos en la disposición de los fondos”.

La llegada de los fondos europeos a España representa una ocasión única para que una modernización de la economía en los ámbitos ecológicos y digital

En Banco Sabadell consideran que la economía de la zona del euro, como el resto de potencias occidentales, “es posible que la actividad se contraiga entre enero y marzo, debido a la extensión y endurecimiento de las medidas de contención del coronavirus”. En cualquier caso, esta posible contracción quedaría muy alejada de lo observado durante el primer y segundo trimestre del año pasado. Aunque los socios monetarios se beneficiarán de la laxitud de la política monetaria y el desembolso de los recursos del Fondo de Recuperación, dicen desde su servicio de estudios. Los principales determinantes asociados a estas previsiones están relacionados con la campaña de vacunación y las medidas de contención del virus más allá de marzo. También resaltan el lado digital de la agenda de recuperación europea. “La digitalización y el mayor peso de las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad están forzando a que gobiernos, empresas y sector financiero de todos los países tengan que adaptarse a este nuevo entorno”. De hecho, en las recetas de política fiscal han ganado protagonismo los esfuerzos en digitalización y sostenibilidad. “En Europa, son los principales objetivos económicos de la Comisión Europea y los pilares básicos de los Planes de Recuperación que los diferentes países han presentado para poder acceder a sus recursos. “Las inversiones en estos campos ayudarán a las diferentes economías a modernizar su tejido empresarial”. Además de apoyar estos objetivos, los gobiernos también deberán velar para que la transición y transformación económica sea justa. Por otra parte, en el ámbito de los mercados financieros, los objetivos de sostenibilidad están reconfigurando también el mercado de emisiones de deuda, donde los títulos con criterios ESG han ganado protagonismo de forma destacada. 

La arquitectura financiera internacional -aseguran- también sufrirá cambios por la transición a una economía sostenible. El sector financiero es un actor clave en este proceso. Para incentivar su participación resulta esencial que las autoridades establezcan un marco normativo claro y transparente. En Europa, la iniciativa de la Comisión ha supuesto el liderazgo de la región a nivel global en la adopción de medidas en pro de la transición a una economía sostenible. El Plan de Acción de Finanzas Sostenibles define, desde 2018, el marco sobre el que trabajan las diferentes autoridades financieras. En los últimos meses, las autoridades financieras han ido estableciendo nueva regulación y guías, entre las que destacan las expectativas supervisoras del BCE, la clasificación de actividades medioambientalmente sostenibles (taxonomía) y los requerimientos de información no financiera.

Respecto a las empresas exportadoras españolas, los analistas del Banco Sabadell aseguran que, la industria española debería erigirse como un centro de producción a nivel europeo, “dadas las mayores preferencias que pueden existir, por cercanía geográfica de las fuentes de producción, después del mal funcionamiento que han manifestado algunas cadenas de valor global durante la pandemia. Por último, “las empresas españolas deberían apostar por una mayor inversión en I+D que les permitiera exportar productos de mayor complejidad tecnológica y ganar así en términos de competitividad”.

En Fluidra se incide en que en la zona del euro “se espera un rebote más fuerte en la economía, después de que la contracción de 2020 haya sido mucho más severa que en EEUU”. También se estima, según fuentes de la compañía, que el BCE mantenga sus políticas acomodaticias. “Es nuestro gran mercado junto al estadounidense y en los 9 primeros meses del año concentró el 56% de las ventas totales”, y en el que “hemos demostrado nuestra intención de crecer en la región, con adquisiciones como la belga Aquafive, realizada el pasado año”. En Europa, Fluidra “está posicionada como el mayor player por un amplio margen de ventaja” sobre sus rivales, ya que “sigue siendo un mercado muy fragmentado”, por lo que “observamos otra oportunidad de crecimiento para la región, profundizando en el modelo de negocio verticalmente integrado de nuestra firma, porque, además de fabricantes en Europa, somos los líderes en distribución”.

El objetivo -precisan- “es mantener el proceso de constante adaptación a las necesidades de los clientes, centrándonos en los dispositivos y sistemas más eficientes desde el punto de vista de la energía y el agua, además de aprovechar nuestra infraestructura para seguir ampliando cuota en las distintas categorías”. Gracias a la integración con Zodiac, tanto en Norteamérica como en Europa, “tenemos la oportunidad de ampliar la oferta a los clientes con gamas de productos más amplias”, por lo que se ha fijado una política de gestión de gamas y marcas que “nos permite maximizar las ventas minimizando la erosión de volumen y márgenes entre canales”.

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