Las cuentas ómnibus, o cuentas globales, son cuentas de valores cuyo titular es un broker. Es decir, este tipo de cuentas están a nombre del intermediario bursátil y no de un cliente en concreto. 

Estas cuentas suelen ofrecerse para comprar acciones de mercados extranjeros. Para los brokers supone una alternativa más barata y más fácil para gestionar las posiciones de los clientes. Para los clientes, este tipo de cuentas suelen caracterizarse por sus ajustadas comisiones.

Por ello, debemos conocer si nuestro broker nos está ofreciendo cuentas nominales o bien cuentas ómnibus. En cualquier caso, al no estar a nombre del cliente, estas cuentas suponen un mayor riesgo para el inversor.

Existen diferentes tipos de riesgos asociados a las cuentas ómnibus. El primero es el riesgo específico de custodia. Así, en los supuestos de insolvencia o quiebra del titular de la cuenta global pueden darse limitaciones para que los clientes ejerciten derechos de separación o que se les reconozcan como propietarios de los valores y no como meros titulares de derechos de crédito frente al titular de la cuenta global. Por otra parte, deben tenerse en cuenta los riesgos legales.

Muchas veces, el problema es identificar qué legislación de entre todos los países sobre los que atraviesa la cadena de custodia rige los derechos del titular final, sin producirse, en algunos de los casos, una respuesta normativa clara. Por último, conviene atender a los riesgos operacionales. Por ejemplo están los derivados de operaciones que exijan ajustes periódicos de las garantías o pagos de liquidaciones diarias de pérdidas y ganancias o, en general, la entrega de cantidades a las entidades encargadas de la compensación y liquidación o contrapartida central de cantidades periódicamente.

Por lo tanto, siempre que se midan y contemplen las ventajas y contrapartidas que las caracterizan, las cuentas ómnibus pueden ser una opción para nuestras inversiones.