Nadie esperaba que la renta variable global subiera como lo ha hecho desde la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales el pasado mes de noviembre. La esperanza de un mundo que crecerá más, en el que aumentará la inflación, crecerán los salarios y se olvidará para siempre la crisis financiera que estalló en el mundo hace ya casi 10 años ha creado una complacencia en los mercados que se refleja de forma muy clara en la evolución de los índices de volatilidad.
El más conocido, el VIX o Chicago Board Options Exchangge Market Volatility mide la volatilidad implícita de las acciones del S&P 500 en un periodo de 30 días. Ahora mismo está en el 12%, un nivel anormalmente bajo. Sobre todo teniendo en cuenta las altas valoraciones de las bolsas, lo que implica que los inversores han optado por ser complacientes con el actual rally. Parece, sin embargo, que en las últimas semanas la evolución de algunos índices muestra algunas dudas.
Recientemente, Stéphane Eckhardt, el especialista en inversión de Amundi Asset Management explicaba que lo normal es que la volatilidad repunte en los próximos meses. “La volatilidad ahora está extremadanente baja. Esperamos que siga estando baja durante algún tiempo, pero lo normal es que aumente”. Ellos prevén que se sitúe en la zona del 20-25%.
Consideran que no veremos grandes repuntes como en periodos de crisis. Sin embargo prevén que los próximos meses los mercados se van a enfrentar a posibles obstáculos como el efecto que puedan tener las sucesivas subidas de tipos en Estados Unidos, las dificultades de Donald Trump para acometer la reforma fiscal y su programa de estímulos.
Eckhardt estuvo en nuestro país para presentar a los inversores españoles sus Estrategias Direccionales de Volatilidad. El experto considera que la volatilidad no solo es un índice de estrés de los mercados, sino que es un activo invertible que puede usarse para aportar a nuestras carteras diversificación y, además, algo de rentabilidad.
En su opinión, los bonos ya no ayudan a diversificar nuestros portfolios y salvarlos de los riesgos de la caída de la renta variable. Su sofisticada estrategia intenta aprovecharse de los movimientos de los propios índices de volatilidad. Como él mismo explica “un 80% de nuestra rentabilidad procede de la volatilidad de la volatilidad”.
Su teoría es que la volatilidad en el largo plazo siempre suele situarse alrededor de sus medias históricas. Por eso, como en cualquier otro activo, cuando está baja compras y cuando está cara te pones corto. “Cuando la volatilidad está muy alta durante mucho tiempo se sabe que no va a estar así mucho más. Cuando está baja puede seguir así durante un periodo más largo. Al contrario de lo que ocurre con otros activos, con la volatilidad siempre estamos seguros de que tenderá a irse a la media”.
La teoría de este experto es que una estrategia de volatilidad nos puede servir para diversificar las carteras -ante la incapacidad que en estos momentos ofrece la renta fija para ejercer esta labor-. Por otro, la gestión activa que hacen de la volatilidad, sirve para conseguir algo de retorno también.
De hecho, en momentos de alta volatilidad es cuando este fondo gana más dinero. Eso sí, “cuando nosotros ganamos mucho nuestros otros fondos están perdiendo también mucho. Sin embargo, esto sirve para compensar las caídas del mercado”. En su opinión, usar una estrategia de este tipo –ellos lo hacen con sus fondos de volatilidad como el Amundi Funds Absolute Volatility Euro Equities-, es como un seguro del hogar. Se compra para no tener que usarlo en caso de incendio, pero nos sirve si ocurre.
Pero casualmente, en la firma señalan que la falta de volatilidad de los últimos meses ha provocado que en el primer trimestre de este año este fondo ha caído alrededor de un 7%. Ellos piensan que a final de año este vehículo terminará plano o ligeramente por encima de 0% gracias al esperando repunte de la volatilidad. Eso implicaría que cualquier inversor que decidiera entrar en este momento podría encontrar ahora un buen punto de entrada que le reportara algo de rentabilidad.
El experto explica que lo ideal para un cliente de perfil moderado -la mayor parte de sus inversores son institucionales-, es tener un 5% de la cartera en esta estrategia. Un inversor con menos aversión al riesgo podría poner alrededor del 2% de su portfolio y uno muy conservador debería tener entre un 7 y un 10%.
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