Vivimos en un mundo hiperconectado donde los dispositivos generan y comparten multitud de datos que deben ser tratados y gestionados correctamente para que verdaderamente ayuden a las empresas a tomar mejores decisiones. Es aquí donde el IoT y el Big Data desempeñan un papel fundamental al tener la capacidad de convertir esos datos en información útil para que una empresa pueda optimizar procesos y ser más rentable.

La aplicación del IoT y el Big Data en el mundo empresarial es (y será) imprescindible en el futuro ante una sociedad cada vez más digital. De hecho, se prevé que para 2025 haya 41.600 millones de objetos conectados en el mundo y que el mercado del IoT pueda generar para el año 2030 entre 5,5 y 12,6 billones de dólares. Hablamos de coches, maquinaria industrial, luces, infraestructuras, contadores de agua y gas, cafeteras, cortacésped… Pero estos son solo algunos de los ejemplos de la infinidad de dispositivos que nos rodean en nuestro día a día y de los que se podrá extraer, gracias a la tecnología, patrones de comportamientos o hacer predicciones basadas en datos con los que redirigir los negocios para conseguir mejores resultados.

El desarrollo de las redes móviles 5G es, además, un revulsivo sin precedentes para fomentar la transformación digital porque habilita este y otro tipo de tecnologías, y ofrece la velocidad necesaria para transmitir y analizar sin apenas latencia los datos de millones de dispositivos conectados. En definitiva, el 5G es una tecnología que proporciona más ancho de banda, mayor velocidad de datos, menos latencia, más densidad de dispositivos conectados, una mayor movilidad y seguridad e incluso un menor consumo de batería en los dispositivos.

El mundo empresarial se enfrenta, sin duda alguna, a un futuro apasionante, a la vez que tremendamente exigente: un entorno más global y con más competencia, pero con el desarrollo tecnológico como gran aliado para construir negocios más innovadores y resistentes ante los escenarios más adversos. Los negocios del futuro podrán aprovechar todo el potencial tecnológico y ofrecer a los clientes un servicio más personalizado y sostenible. Gracias al IoT, Big Data y a otras tecnologías como la Inteligencia Artificial, las empresas podrán ofrecer una publicidad más segmentada, se podrán mejorar los diagnósticos médicos, optimizar la experiencia de los turistas y, por ejemplo, reducir notablemente el impacto medioambiental con soluciones de mantenimiento predictivo u operación remota en sectores como el industrial.

El Blockchain jugará también un importante papel en este futuro tecnológico, ya que permite a las empresas intercambiar digitalmente información sin que ésta pueda alterarse, modificarse o eliminarse sin dejar evidencias de ello. Algo fundamental para el mundo empresarial del presente y, por supuesto, del futuro.

Algunos de los principales servicios de Blockchain, desarrollados en Telefónica Tech, permiten a las empresas certificar documentos y conseguir hasta un 90% de ahorro en el proceso, así como proporcionar al mundo empresarial numerosas ventajas a la hora de gestionar las cadenas de suministro. Gracias al Blockchain, la empresa puede seguir por completo el ciclo de vida de un producto y manteniendo en todo momento una trazabilidad de las modificaciones que ayude a identificar problemas de calidad, garantizar el cumplimiento de los criterios éticos de responsabilidad social corporativa y establecer métricas de sostenibilidad.

El desarrollo tecnológico es un aliciente para mejorar la vida de las personas y construir sociedades más fuertes y prósperas. No creo que haya nadie que a estas alturas ponga en duda el enorme potencial que tiene la tecnología como motor de progreso. Pero la democratización de la tecnología nunca debe ir reñida con hacer un uso responsable y ético. Por eso, es imprescindible contar con expertos en la materia que acompañen a las empresas en el proceso para sacar todo el partido a la tecnología y que incorporen desde el inicio de la transformación digital todas las medidas de ciberseguridad necesarias para que el intercambio de información entre aparatos sea con las máximas garantías de seguridad.