No es nada nuevo decir que nuestro vocabulario se ha enriquecido en estos últimos años de manera considerable con palabras con sentido económico. Entre ellas, la que se lleva la palma es “ prima de riesgo “, considerada como el diferencial con el tipo de interés de la deuda de un país con el bono alemán a diez años. Pues bien, la bajada de este diferencial o prima de riesgo, que está machaconamente en todos los medios informativos casi a diario, es consecuencia de la buena evolución económica del país del que se hable, en este caso ESPAÑA: ante
mejores perspectivas, menor prima de riesgo. Ello conlleva beneficios para la economía del propio país dado el ahorro en el tipo de interés que tiene que pagar para las nuevas emisiones de esta deuda pública que cubre vencimientos de la emitida con anterioridad. Pero estos beneficios “son pírricos” para el país y sus ciudadanos hasta que no se llegue por completo a dar la vuelta a la totalidad de vencimientos,
dado que, mientras no venzan el tipo de interés a pagar, no es el actual sino el tipo de interés en el cual esta emitida la deuda que es muy superior (imagínense deuda a largo plazo sin vencer emitida en los últimos estertores del gobierno Zapatero ).

La verdadera ganancia de esta situación de bajada de la prima de riesgo está en los bancos. Como veremos más adelante, que son los compradores y revendedores masivos de esta deuda pública emitida que supera el billón de euros y es superior al PIB nacional en el caso de ESPAÑA.

El vocablo “CARRY TRADE”, puesto de moda también hace pocos años, se refiere a las operaciones multimillonarias que hacen los bancos con el dinero prestado de la barra libre del BCE destinada a incentivar la economía y que de una manera “torticera” se dirigía muy fundamentalmente y casi en su totalidad a la compra masiva de deuda pública española. En este caso, con el dinero prestado del BCE al 1%, colocándolo después a una media del 3,5%. Hagan sus cuentas con dinero al 1% colocado al 3,5%, (hay que tener en cuenta que hablamos de tipos de interés medios, porque cada plazo y emisión tiene su tipo de interés). Pero esto no es lo malo, esto es un negocio , lo “realmente irresponsable” por parte de la banca y del gobierno que lo permite, es que se facilite esta barra libre de dinero diseñada para la reactivación de la economía real y que este flujo monetario la incentive y reactive dado que, como hemos dicho muchas veces, sin inversión no hay recuperación; es que este negocio se permita para poder mantener el beneficio de los bancos que por su mala praxis mantenían sus cuentas en quiebra y en detrimento del bienestar de los ciudadanos que pagan con sus impuestos estas situaciones que parecen de ciencia ficción. Los beneficios estimados al día de hoy pueden acercarse entre todos a los 3.000 millones de euros que, como es normal, no tributarán en su totalidad por la opacidad y beneficios fiscales de las cuentas bancarias (decimos 3.000 millones aproximadamente dado que los vencimientos y los tipos de la deuda son diferentes según las fechas de emisión en cada cartera de los bancos y no solo emitida por el Estado, sino por otros organismos pero garantizada por él) .

Estas enormes posiciones de deuda de los bancos les supone unos beneficios en caso de su venta, como está ocurriendo, que superan con mucho en algunas entidades su beneficio por negocio operativo normal –caso Liberbank—.
Estas operaciones de carry trade al igual que los de la venta de activos son efímeras, solo se pueden realizar una vez, ya que por ejemplo, una vez que vendes el activo y realizas la plusvalía, ya no lo puedes hacer nuevamente porque no está en tu balance.

En resumen, la banca siempre gana y además es un negocio necesario para la economía. Lo que no es de recibo es que los ciudadanos paguen sus errores o desaguisados socializando pérdidas y privatizando los beneficios. Parece con sentido común que los bancos devuelvan el dinero prestado para salvarles de unas situaciones de quiebra, que no se aprovechen de su posición para hacer más negocio a costa de la economía de un país desviando fondos a otros destinos y, sobre todo, asuman su responsabilidad al igual que otras instituciones del ESTADO en intentos fallidos de engañar a sus clientes.