Asesoramiento financiero e Inteligencia Artificial, un binomio con un gran futuro por delante

Aunque la Inteligencia Artificial parece haber llegado para llevarse todo por delante, lo cierto es que los asesores financieros ya sabemos lo que es ser testigos de sucesivos “tsunamis” en nuestra industria, que nos han servido para instruirnos con respecto a la importancia de adaptarse al cambio y aprovechar las oportunidades. Además, hemos incorporado progresivamente en nuestra actividad diversas innovaciones que han facilitado, agilizado e incluso hecho viables tareas que antes se consideraban imposibles de acometer.

Aunque parezca muy lejano en el tiempo, hace no tantos años parece imposible asesorar financieramente a alguien que residiera a cientos de kilómetros o ser capaces de anticipar posibles cambios en los mercados, gracias a toda la información de la que disponemos gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. 

La IA emerge como una herramienta poderosa, capaz de potenciar nuestras capacidades, facilitar nuestra labor e incluso mejorar la conexión con nuestros clientes. No obstante, estos avances también han traído consigo importantes desafíos relacionados, no solo con la destreza del profesional a la hora de utilizar estas herramientas, sino también con cuestiones éticas vinculadas con la privacidad de los datos, la transparencia en el proceso de toma de decisiones y la responsabilidad en el manejo de la información confidencial de los clientes. 

En este entorno, y aunque empresas, instituciones y asociaciones desempeñen un papel crucial en la formación y orientación de los profesionales, somos también nosotros mismos, los asesores y planificadores financieros, los que debemos tomar la iniciativa de formarnos y mantenernos al día sobre todas las novedades en la materia. No son pocas las compañías que, por esperar directrices y meditar demasiado la toma de decisiones, se han quedado atrás y han comenzado a aplicar las innovaciones en su actividad con un retraso que ha afectado a los resultados.

Esta tecnología, al igual que ha sucedido con innovaciones anteriores, impulsará el avance en el desempeño de nuestra profesión. Facilitará la comunicación y agilizará procesos, entre otras mejoras evidentes. Sin embargo, su verdadero impacto radica en el progreso que puede proporcionar a los profesionales que desean destacar entre sus competidores, ofreciendo un servicio óptimo para sus clientes. Esto, sin embargo, no se comprende sin entender el papel fundamental que pasará a jugar el pensamiento crítico. A medida que la IA se integra más en nuestro trabajo, es crucial mantener la capacidad de reflexionar y comprender las implicaciones de nuestras acciones. El asesoramiento financiero va más allá de simplemente ofrecer datos, implica ayudar a los clientes a comprender y gestionar las emociones relacionadas con sus decisiones financieras.

A pesar de sus avances, la Inteligencia Artificial nunca podrá sustituir la capacidad humana de entender las emociones y necesidades de los clientes. Esta tecnología puede proporcionar análisis de datos y sugerir estrategias, pero carece de la empatía y la comprensión holística que un asesor humano sí puede ofrecer. La capacidad de entender las emociones del cliente, ayudarle en base a sus intereses y circunstancias personales y captar su comunicación no verbal son aspectos cruciales que definen la calidad del servicio en este campo. La interacción humana sigue siendo insustituible cuando se trata de abordar las preocupaciones financieras de manera integral y sensible.

Todo ello destaca la importancia continua del rol del asesor financiero, en un mundo cada vez más digitalizado.  Y es que, en definitiva, la IA y el asesoramiento financiero no son fuerzas opuestas, sino componentes complementarios en la evolución de nuestra profesión. Al abrazar esta evolución tecnológica con pensamiento crítico y ética, podemos seguir desempeñando un papel crucial en la vida financiera de nuestros clientes y garantizar nuestra relevancia en un mundo en constante cambio.