Aunque son pocas las sorpresas que el mercado laboral estadounidense da, hoy ha sido benévolo con las cifras de peticiones de paro. En la semana pasada dichas solicitudes cayeron en 35.000 hasta las 466.000, descendiendo hasta un nivel al que no se llegaba desde septiembre del 2008, además de ser la primera vez que se sitúan por debajo de las 500.000.


Ante la mejora de la situación laboral y el repunte de los salarios, los estadounidenses parece que cada vez se animan más a hacer
shopping, como muestra el aumento de sus gastos personales en un 0,7% en octubre. Veremos si con la festividad del Día de Acción de Gracias y las Navidades estos gastos aumentan aún más en los últimos meses del año.

Otro de los puntos que más dolor de cabeza da a la primera economía del mundo: el sector inmobiliario, este miércoles ha hecho pública la reducción semanal de solicitudes de préstamos hipotecarios. Este dato tiene una doble visión pues, al margen de querer crear un espejismo de mejora financiera de los estadounidenses, dichas peticiones cayeron un 4,5% porque las solicitudes para refinanciaciones bajaron y, sin embargo, las solicitudes para comprar viviendas aumentaron un 9,6%.

Dejando a un lado las noticias macroeconómicas, las empresas protagonistas de la jornada son, de momento, las que han desfilado por la pasarela de presentación de resultados. Entre ellas, Tiffany y Deere. La empresa de los reputados diamantes mostró que la crisis no ha afectado al sector de bienes de lujo tanto como a otros, pues su beneficio sólo descendió un 1% hasta los 43,3 millones de dólares en el tercer trimestre del año. Estas cuentas son premiadas esta sesión con un alza de casi el 4%. Mientras que Deere mostró una debilidad más grande que su compañero de pasarela. Sus ganancias se redujeron hasta los 222,8 millones de dólares frente a los 345 millones del año anterior, lo que hoy castigan sus accionistas haciendo descender al valor un 0,88%.

Todo esto en un día en el que el oro ha alcanzado un nivel récord en el Comex, cotizándose en los 1.183,90 dólares la onza, empujado por la debilidad del dólar, que descendió a mínimos frente a varias monedas. El billete que retrata a George Washington se depreciaba frente al euro (1,51 dólares) y el yen (87,62 yenes).