Se pretende, por tanto, crear un gobierno de técnicos que apruebe los acuerdos alcanzados a finales de octubre con Europa y convoque elecciones anticipadas en febrero. Seguramente, éste ha venido promovido por las amenazas de las autoridades europeas de expulsar a Grecia del Área Euro.

Asimismo, el G-20 deja para reuniones venideras la discusión sobre el refuerzo del FMI con las que poder ayudar a la consecución de la estabilidad financiera en Europa. Por tanto, una vez más se postergan las medidas y las decisiones, viendo como los sucesos continúan y no parece verse ninguna luz clara al final del túnel. En este telón de fondo, hemos sufrido de nuevo como las palabras de un político europeo perjudican y acrecientan las tensiones en los mercados. Merkel declaró en Cannes que la participación de los países del G-20 en el fondo de rescate era una labor difícil, apelando a que todo dependería de las condiciones que se llegasen a concretar.

Ante toda esta situación, la vuelta de la volatilidad se hace plausible en los mercados de renta variable y renta fija, a pesar de la bocanada de aire que supone la bajada de tipos oficiales en 25 pb anunciada la semana pasada por el nuevo presidente del BCE, Mario Draghi. Así, la tensión sobre la deuda española e italiana se acrecienta ante las dudas sobre el futuro de la Zona Euro. La prima de riesgo italiana se acerca a los 500 puntos sobrepasando la zona de peligro (450 puntos), niveles en que Portugal e Irlanda fueron rescatadas. El efecto contagio y la intención de Berlusconi de aferrarse al poder están castigando al bono italiano. La proliferación de desertores en su gobierno y la petición de elecciones anticipadas son síntomas de la crispación política del país. De hecho el Ministro de Interior, Maroni, ha manifestado su temor de no tener la mayoría suficiente en el parlamento, justo antes de la votación de los presupuestos generales de 2010.

Por tanto, lo razonable en términos macroeconómicos sería que se produjese un deterioro de la actividad económica en la Zona Euro en los próximos trimestres, lastrada por las medidas de austeridad y por la grave situación de las finanzas públicas, desincentivando el crédito, y por tanto recortando el consumo y la inversión en el Área Euro.