Las nuevas medidas supondrán la suspensión de la producción doméstica en sus doce fábricas japonesas durante cuatro días laborables y dos sábados en febrero, y durante tres días laborables y dos sábados en marzo.
La decisión del gigante nipón se debe a la crisis que vive el sector de automoción, cuyas ventas se han desplomado en 2008 a causa de la crisis económica que ha ralentizado el consumo, lo que en el caso de Toyota ha incrementado el nivel de sus inventarios.
Ayer mismo la Asociación de Vendedores de Automóviles nipona informó de que las ventas de vehículos nuevos en Japón se situaron el año pasado en su peor nivel desde 1974, poco después de la primera crisis del petróleo.
En todo el año pasado se comercializaron en este país 3,21 millones de vehículos, un 6,5 por ciento menos que en 2007, y en diciembre las ventas cayeron un 22,3 por ciento hasta el peor nivel desde 1968.
En Estados Unidos, las ventas de los principales fabricantes de automóviles cayeron en 2008 más del 30 por ciento, según cifras divulgadas también ayer.
En el caso de Toyota, terminó uno de sus peores años en EEUU con la venta de 141.949 unidades en diciembre, un 36,7 por ciento menos que hace un año, y 2.217.662 vehículos en el 2008, una caída del 15,7 por ciento.

