La mayoría de las veces, una elevada tasa de volatilidad en un valor es consecuencia directa de su baja liquidez, por lo que el vehículo de trading en estos casos se torna fácilmente manipulable.

El trader trabaja la volatilidad de los mercados. Matemáticamente la volatilidad se define como la desviación típica de los rendimientos de un activo, con respecto de su rendimiento medio en un periodo considerado, aunque una definición más sencilla respondería a la idea de movimiento esperado para una acción.


Cuando decimos que una acción es “muy volátil” lo que realmente queremos decir es, que históricamente su precio en un momento concreto del tiempo, varía mucho en relación a su valor medio. Lo anterior implica que variaciones bruscas en el precio del valor, son algo normal y esperable. El trader buscará beneficiarse de esas variaciones en el precio, que es lo que conocemos por “volatilidad”.

Sin embargo, también tendremos que tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones, una elevada tasa de volatilidad en un valor es consecuencia directa de su baja liquidez, por lo que el vehículo de trading en estos casos se torna fácilmente manipulable. En este caso, lo barato finalmente resulta ser caro, dado que finalmente será más difícil anticipar el movimiento del activo en cuestión, y la volatilidad se volverá en nuestra contra reduciendo el porcentaje de acierto de la operativa.

Es recomendable en estos casos buscar valores más líquidos aún a costa de una menor volatilidad de los mismos. Una menor volatilidad, esto es, un menor movimiento esperado para nuestros trades, siempre puede ser compensado con un mayor apalancamiento, lo que implica que posiciones mayores serán aplicadas a movimientos esperados más pequeños, para obtener rendimientos equivalentes


Vea el Decálogo del buen trader completo, pinchando aquí



Isaac Sánchez, Day Trader independiente, especializado en operativa intradía con más de 7 años de experiencia como director del departamento de análisis de Cortal Consors.