Según las previsiones del indicador de Otoño Ernst & Young Eurozone Forecast (EEF), hecho público hoy mismo, el Producto Interior Bruto (PIB) español sólo crecerá un 0,6% en 2011 y no superará el 1% en el próximo ejercicio. De esta forma, el EEF se suma a la decisión de organismos internacionales como el FMI que han rebajado también las expectativas sobre nuestra economía.


El EEF advierte de que
los últimos movimientos turbulentos de los mercados han dañado la percepción de los inversores sobre el riesgo asociado a la deuda española. Pese a las reformas emprendidas por el Gobierno desde el inicio de la crisis, el centro de estudios recuerda que la economía española todavía se encuentra en un periodo de recuperación muy inicial. Además, las medidas aprobadas tendrán su impacto en el crecimiento económico y, aunque se han conseguido avances importantes, nuestro país todavía seguirá expuesto a posibles cambios en la percepción de los inversores. Esa evaluación también se verá afectada por las decisiones de los responsables políticos de la zona euro. El informe hace hincapié en la necesidad de demostrar que existe un claro y creíble cortafuegos para prevenir el contagio de la crisis a España; de lo contrario, el riesgo sistémico seguirá siendo una amenaza.

En este contexto, y dada la débil perspectiva de la demanda interna, las estimaciones del EEF no prevén un cambio de tendencia en la inversión, con una contracción del 6% en 2011, y un comportamiento totalmente plano en 2012, tras cuatro años consecutivos de fuertes caídas. Para finales de 2015, la inversión se espera que se mantenga todavía un 20% por debajo de los niveles cosechados antes de la crisis. En cuanto al consumo, y debido al proceso de consolidación fiscal y al desempleo (21% previsto para este año), entre otros factores, generará un crecimiento marginal del 0,3% y el 0,4% para 2011 y 2012, respectivamente.

De nuevo, las exportaciones se convertirán en el único indicador que contribuya al crecimiento económico de la economía española gracias a las buenas perspectivas de la demanda externa para la segunda mitad del año. El EEF prevé, asimismo, un incremento de las exportaciones de bienes y servicios de un 6,8% para este año.

Para José Miguel Andrés, Presidente de Ernst & Young en España, “pese a las medidas económicas aprobadas, la economía española no ha recuperado totalmente la confianza de los mercados financieros y necesita seguir hacia delante con nuevas iniciativas que fortalezcan nuestra economía y que hagan más atractiva la contratación indefinida. Además, es necesario mejorar la transparencia de las finanzas públicas y continuar con el proceso de consolidación fiscal, implicando también a las administraciones autonómicas y locales”.

El temor a una nueva recesión en la Eurozona

De nuevo, la Eurozona se encuentra inmersa en una oleada de temores en relación con la deuda soberana y a la amenaza de contagio a toda la región, lo que ha incrementado considerablemente las posibilidades de entrar de nuevo en recesión, según el informe. El estancamiento del crecimiento económico durante el verano, junto a un entorno internacional menos favorable que el previsto inicialmente, ha llevado al EEF a pronosticar un anémico crecimiento del PIB del conjunto de la zona euro del 1,1% en 2012. La reducción de las perspectivas también afecta al negativo crecimiento para este año pasando del 2% previsto por el EEF en junio al 1,6%, siempre que se produzca una reestructuración ordenada de Grecia y sea necesario proporcionar ayuda a otros países europeos con problemas.

En palabras de Marie Diron, Economista Senior del Ernst & Young Eurozone Forecast, “a pesar del nuevo paquete de ayuda para Grecia aprobado el pasado mes de julio, la situación económica en toda la Eurozona se ha deteriorado considerablemente durante este verano. La volatilidad en los mercados financieros, la desaceleración del crecimiento en los países centrales y la continua contracción en los periféricos nos lleva a pensar que la crisis de la deuda soberana pueda empeorar aún más, lo que terminaría con las perspectivas de crecimiento previstas para el próximo año".

Por su parte, Mark Otty, Socio Director para Europa, Oriente Medio, India y África de Ernst & Young, asegura que “son días difíciles para la economía de la Eurozona. Todas las partes implicadas –políticos, reguladores y líderes empresariales- tienen que trabajar juntos para evitar que entremos en recesión. El tiempo no está de nuestro lado, por eso debemos actuar con rapidez”.

Medidas centradas en la liquidez más que en la solvencia

A pesar de la aprobación en julio del nuevo paquete para Grecia, la situación no ha mejorado. La operación proporcionó un cierto alivio para Grecia, Portugal e Irlanda pero las medidas se han centrado demasiado en la liquidez y no lo suficiente en la solvencia. Una quiebra más profunda de la deuda pública helena parece ahora inevitable. La incertidumbre que rodea a la situación actual y la preocupación del mercado se está dirigiendo hacia Italia y España, cuyos economías (y sus niveles de deuda) son en conjunto mucho mayores que las de Grecia, Irlanda y Portugal juntas.

"Si las economías periféricas quieren evitar unos niveles de deuda insostenibles y recuperar la confianza de los inversores, son necesarias reformas más profundas, como la liberalización del mercado de trabajo o acometer procesos de privatización más rápidos. Pese a ello, los beneficios de estas reformas tardarán algún tiempo en hacerse patentes”, comenta Diron.

Una posible quiebra de Grecia

En caso de quiebra de Grecia, el EEF advierte a los gobiernos de la Eurozona de que necesitarían un plan para gestionar de forma ordenada esta situación. Éste implicaría una recapitalización de aquellas entidades financieras europeas que pudieran encontrar dificultades para asumir las pérdidas de sus activos en bonos griegos. También sería necesaria una recapitalización general del sector financiero griego que, en estos momentos, el gobierno heleno es incapaz de afrontar. En cualquier caso, habría que recurrir a fondos internacionales para llevar a cabo esta recapitalización.

A largo plazo, el Pacto Euro-Plus, cerrado el pasado mes de marzo entre los gobiernos de la región, supuso un paso hacia adelante para el fortalecimiento de la cohesión de la zona, sin embargo, pasará todavía algún tiempo hasta que las medidas acordadas se pongan en práctica. Otras posibles reformas, como la de los Eurobonos así como el aumento del tamaño del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF por sus siglas en inglés) se han encontrado con una resistencia política significativa. Estas nuevas medidas generarían una mayor unión en la Eurozona, asegurando la corresponsabilidad de la deuda pública y aliviando las preocupaciones en torno a los problemas que generaría un contagio de la crisis a países como España e Italia.

"Si la zona euro se mantiene en su actual composición, es necesario un compromiso firme e inequívoco con una mayor unión fiscal por parte de los países centrales. Muchos Estados se resisten a la pérdida de soberanía que ello implicaría pero, sin la capacidad de controlar y financiar el gasto público de toda la Eurozona, no habrá garantías de mantener la estabilidad fiscal hasta que los graves problemas existentes se resuelvan", explica Diron.
Debido a la poca predisposición de los políticos para acometer dichas reformas, existe el riesgo de que los gobiernos se vean superados por los mercados financieros. El EEF estima que hay un 35% de probabilidades de que una nueva escalada en la crisis financiera sumerja a la zona euro en una nueva recesión.

Débil crecimiento, incluso para los principales países

Incluso entre los países más fuertes de la región, el EEF pronostica un crecimiento medio de la Eurozona del 2% anual hasta 2015, sin embargo, el PIB de los países periféricos se espera que aumente sólo un 1,2% anual en ese periodo, menos de la mitad del ritmo que registraron estas economías en la década anterior a la crisis.
Las perspectivas de un exiguo e incierto crecimiento significan, a su vez, que los planes de inversión de las empresas se pospondrán, sobre todo, teniendo en cuenta el encarecimiento de la financiación bancaria y que los estudios sobre condiciones crediticias apuntan a un ajuste general del crédito para las empresas. Por su parte, se espera un comportamiento prudente de los consumidores ya que los ingresos se están viendo afectados tanto por las medidas fiscales emprendidas por los respectivos gobiernos como por la alta tasa de desempleo que a nivel europeo se mantendrá cercana al 10% durante un tiempo.