El oro mira desde su atalaya la incertidumbre de los mercados de renta variable, los careos del dólar y el euro y la debilidad de las principales economías. El metal precioso reina tranquilo porque un ejército de defensa ampara su escalada pero, ¿a qué es debida esta paz en medio de la guerra? Marion Muller, directora de OroyFinanzas y vicepresidenta de la Asociación Española de Metales Preciosos justifica que “en épocas de bonanza económica, el oro se comporta como una materia prima pero, en época de crisis se comporta como una divisa, como lo está haciendo ahora. Por ello, todos los países que tengan sus reservas en dólar y que temen que éste se devalué por la masa expansiva monetaria, se refugian en el oro”. Además, este metal mantiene una correlación negativa con el euro-dólar porque “cuando sube el oro también lo suele hacer el euro-dólar, y la rentabilidad del primero se ve lastrada por la apreciación del segundo”, comenta
Francisco López-Velayos, director de formación del dpto. de productos cotizados de Société Générale,.

David Navarro, analista de Inversis Banco, avisa de que no es una inversión libre de riesgos pues “el 70% del precio de la onza de oro viene directamente de los ETFs, es decir, de demanda financiera, no industrial, que, igual que llega, se va”. Además, las correcciones en el activo también podrían venir por “las medidas que se están tomando en Europa”, según Eduardo Vicho, codirector de EJD Valores.

Pero hay quien dice que todavía existen discípulos incondicionales del oro y que prometen fidelidad en los momentos en los que los Estados vuelvan a tropezar. Éstos deben ser aquellos seguidores que desde el estallido de la crisis subprime en 2007 han revalorizado el metal precioso un 90% y en lo que llevamos de 2010 hasta un 8%. Pero, Emilio Álvarez, gestor del fondo Wortex Capital Global Precious Metal, mira más allá del medio plazo y mantiene que “el oro subirá a 5.000-6.000 dólares la onza de cara al 2015-2016”.

De momento, el máximo marcado por este metal data del 14 de mayo. Entonces, el precio de la onza escaló hasta los 1.250 dólares. Ahora, y mientras la volatilidad no se calme, Daniel Pingarrón, analista de IG Markets, dice que “podemos volver a ver nuevos ataques a los 1250-1300 dólares” pero, “si no los mantuviera, habría peligro de volver a caer a la zona de los 1.000 dólares/onza”. Aún así, y admitiendo los vertiginosos niveles de cotización del oro, José María Manzanares, director de Productos y Mercados, admite que “nos sigue gustando a pesar de que lleva bastante recorrido”.

¿Cómo invertir en oro?

Para quien confíe en la autenticidad de su fortaleza, Francisco López-Velayos, recomienda invertir a través del “Certificado Oro Quanto” porque “es un instrumento eficiente para obtener punto a punto la rentabilidad de la onza de oro, sin riesgo de tipo de cambio y descontada la comisión de gestión”. Además, con este certificado “se evita la correlación positiva que históricamente ha habido entre el oro y el tipo de cambio euro-dólar, y que influye negativamente a los inversores que invierten en euros”. Para contratar este certificado “se realiza de igual forma que cualquier ETF, Warrant o acción que cotice en bolsa española, es decir, se puede contratar en SIBE en tiempo real durante toda la sesión bursátil”. Además, “Société Générale garantiza la liquidez del certificado en todo momento. En la actualidad (precio del oro en 1.167 dólares, y del certificado en 116,23 / 116,38 euros), el spread del certificado varía entre 0.1 euros y 0.15 euros, para un total de 5.000 certificados (aproximadamente 500.000 euros)”.

Otra forma de invertir sobre el oro pasaría por la utilización de warrants que “permiten invertir a la alza (warrants CALL) o a la baja (warrants PUT) con un elevado apalancamiento que conlleva un potencial de beneficio ilimitado y un riesgo limitado a la propia inversión”, explica López-Velayos.

Otra manera curiosa de invertir en este metal precioso es a través de lingotes. Si bien esta fórmula es menos líquida, tal es la fiebre por el oro que un perspicaz empresario alemán, Thomas Geissler, ha inventado ya el “cajero de oro”. Esta máquina bautizada “Oro al paso” permite retirar pequeños lingotes de hasta 10 gramos y monedas con diseños personalizados además de obtener información sobre la cotización del metal precioso. Cosas de la Era Moderna… pero, no hay que olvidar que ya los antiguos buscadores de oro se lanzaban a los ríos con cribas. Ahora los inversores se lanzan al mercado de materias primas pero, aún así, ¡cuidado! no seamos presas de un sobrecalentamiento que eleve la fiebre del oro hasta enfermedad.


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