La intención del acuerdo es que Chrysler fabrique vehículos con menores emisiones en un intento de entrar en los baremos para optar a ayudas del Gobierno de Estados Unidos, explicó Gabriele Parini, analista de UniCredit. Chrysler ya ha recibido préstamos de urgencia por valor de 4.000 millones de dólares del Gobierno estadounidense. Se espera que el presidente electo Barack Obama, que tomará posesión de su cargo el martes por la tarde, dé más ayudas en el futuro a los vehículos menos dañinos para el medioambiente. El consejero delegado de Chrysler, Robert Nardelli, dijo la semana pasada que la empresa necesita otros 3.000 millones de dólares de créditos federales.
Como mínimo, Fiat puede ayudar a Chrysler a diversificar su línea de productos, pasando de camiones y furgonetas a los pequeños y coquetos modelos de bajo consumo en que se especializa Fiat. Pero sin saber cuánto pagará Fiat por una participación en Chrysler, es difícil hablar de si la operación tiene sentido. "No hay garantías de que Chrysler sobreviva. En cuyo caso habría sido una pérdida de dinero y tiempo", indicó Jens Schattner, analista de Oppenheim Reserarch.
Marchionne, el consejero delegado de Fiat, es un negociador duro. Liberó a Fiat de su asociación con General Motors (GM) en 2005, logrando un pago de 1.550 millones de euros que asombró a muchos observadores en aquel momento. Podría ser estricto con Cerberus, que podría considerar a Fiat y su tecnología de coches pequeños como la mejor oportunidad de ganarse al gobierno estadounidense para su causa. Daimler posee una participación del 19,9% en Chrysler.

