España da luz verde a su primera ley climática y las cotizadas españolas toman nuevas posiciones

El Congreso aprobó la semana pasada la Ley de Cambio Climático y Transición Energética con casi un decenio de retraso desde su primera versión oficial y que nace con fecha de caducidad, porque en 2030 se revisarán sus metas para alcanzar las emisiones netas cero en 2050 como exige la UE. El instrumento legal que ha visto la luz regará con más de 200.000 millones de euros el itinerario sostenible español. Entre recursos europeos y presupuestarios españoles.

El nacimiento del armazón jurídico surge en plena constatación de que el calentamiento global ha elevado en 1,3 grados la temperatura media en España en los últimos 60 años. Las compañías energéticas que cotizan en los mercados españoles explican sus estrategias de inversión verdes y sus instrumentos corporativos en la reconversión energética nacional.

El objetivo de los Acuerdos de París de recorte de emisiones y el mandato europeo de alcanzar la neutralidad energética en 2050 ya tiene hoja de ruta española. El pleno del Congreso tramitó la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, con el rechazo de Vox y la abstención del PP. En 2030, los gases de efecto invernadero en territorio nacional deberán haber disminuido en un 23% en comparación con los niveles de contaminación atmosférica de 1990 -punto de referencia marcado por los signatarios del pacto parisino y los socios comunitarios-, además de certificar un peso de las energías renovables en el mix energético total de, cuanto menos, el 42%; senda exigente si se tiene en cuenta el 20% que acapara en la actualidad.

Con una cota del 74% en el segmento eléctrico. Una trayectoria realista a los ojos del Gobierno, porque España “llega con un retardo de diez años”, según la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, pero que ha sido tildada de “poco exigente” por movimientos como Greenpeace. “El 23% es ambicioso y congruente” aclaró Ribera que, sin embargo, dio a entender que, como establece la propia norma, será preciso revisar al alza en 2023 los recortes.

La batería de medidas para erradicar los combustibles fósiles, amoldar el sistema productivo a las emisiones netas cero en el ecuador del siglo y, sobre todo, reconvertir de inmediato el patrón de crecimiento español hacia la sostenibilidad, contiene una movilización de recursos e inversión que supera los 200.000 millones de euros -incluidos los fondos europeos destinados al cambio climático- a lo largo de esta década, según su preámbulo. Con una previsión de empleo neto de entre 250.000 y 350.000 puestos de trabajo. Y cambios en materia de movilidad, de fomento del vehículo eléctrico -se dejarán de vender en 2040 motores de utilitarios y de uso comercial que emitan CO2-, nuevos requerimientos para el sector del transporte por carretera y a la industria en general y la exigencia de planes municipales de sostenibilidad a las localidades con más de 50.000 residentes. En este punto, la norma incluye obligaciones a gasolineras para que habiliten puntos de carga eléctrica y mecanismos para su instalación en edificios, comunidades de vecinos y aparcamientos. Así como el fomento de combustibles alternativos como biocarburantes o de origen renovable o de origen no biológico.

El armazón legal, además, insta a una gran reforma del mercado eléctrico, de la que se encargará la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, en la que se impulsarán las centrales hidroeléctricas reversibles, se facilitarán las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo y se vigilará y evitará la implantación de parques eólicos y solares que atenten contra el patrimonio natural. No habrá más proyectos de exploración y extracción de hidrocarburos y veta el fracking -fractura hidráulica- y la minería radiactiva. Además de dar un renovado impulso a la rehabilitación de edificios -el otro gran receptor de fondos europeos, junto a la movilidad- y la eficiencia energética. A partir de un plan de renovación urbana que el Gobierno se ha comprometido a aprobar en seis meses. A las empresas, les encomienda la tarea de elaborar anualmente informes sobre riesgos de esta transición. Entre ellas, también a bancos y aseguradoras. 

En este contexto, varias de las cotizadas energéticas españolas repasan sus planes de negocio en el inicio del tránsito hacia un nuevo modelo productivo basado en la neutralidad energética.

Iberdrola

Desde la multinacional española que preside José Ignacio Sánchez Galán, se recuerda que en el road map de impulso a las energías renovables, “ya existen compromisos y hojas de ruta firmes”. En la UE contamos con el European Green Deal; además de que acaba de aprobarse la ley climática que nos permitirá alcanzar la neutralidad climática en 2050. En España contamos con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, en línea con las directrices europeas que tienen la descarbonización y la digitalización como ejes básicos de la recuperación. Su aceleración a 2025 conllevaría 100.000 millones de euros de inversión y la generación de más de 300.000 empleos. Y el Plan de Energía y Clima y el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética han creado el marco propicio para combinar el avance hacia un modelo económico más sostenible.

Al otro lado del Atlántico -advierten en Iberdrola- el Gobierno de EEUU también ha apostado fuerte por este nuevo modelo, comprometiéndose a reducir sus emisiones de hasta el 52% para 2030, con respecto 2005, que conllevará un mix energético sin carbono para 2035. Y países como Japón o Reino Unido también se han fijado ambiciosos objetivos de reducción de emisiones. Lo que necesitamos es urgencia. Lo que hagamos en 2021 marcará toda la década. No podemos perder ni un minuto más. Pero, para cumplir esos objetivos, “tiene que existir una coherencia total entre metas, políticas energéticas y regulación”.

Iberdrola tiene en ejecución en la actualidad un histórico plan de inversiones de 75.000 millones hasta 2025, que serán 150.000 hasta 2030. “Estos planes están plenamente alineados con la reactivación verde de la economía y el empleo y un 90% de ese gran esfuerzo inversor irá a redes y renovables]. En Iberdrola hemos decidido acelerar nuestras inversiones y poner nuestro balance al servicio de la sociedad. Solo en el primer trimestre del año hemos invertido la cifra de récord de 2.507 millones de euros, lo que supone un incremento del 45% respecto al mismo trimestre del año anterior”. Adicionalmente, en el marco del programa Next Generation EU, Iberdrola ha presentado 175 iniciativas que movilizarían 30.000 millones de euros de inversión, ejerciendo un importante efecto tractor sobre más de 350 pymes y promoviendo la generación de más de 60.000 empleos.

Gráfico de la cotización de Iberdrola

Para la supermajor verde, “España se encuentra ante una oportunidad histórica de liderar esta revolución verde y no podemos permitirnos perder este tren”. Nadie pone ya en duda que los fondos deben destinarse a sectores de futuro, alineados con la descarbonización y con la digitalización, ejes principales del plan de recuperación. En España “tenemos los recursos naturales -sol, viento y agua-, el capital humano, la cadena de valor -proveedores referencia internacionalmente- y el tejido empresarial necesario para situarnos en la vanguardia de esta transformación”.

El avance hacia una economía más verde y circular, no solo nos permitirá disponer de energía limpia y barata, aliviando la balanza de pagos al disminuir la importación de hidrocarburos, sino que crea nuevas posibilidades para sectores como la automoción, la industria, la construcción, los bienes de equipo o la ingeniería, con la consiguiente creación de cientos de miles de empleos”. Porque -dicen fuentes de la compañía- “nos hallamos ante un horizonte que fomentará la formación de nuestros jóvenes en las profesiones del futuro y que reenfocará la actividad de las industrias y las regiones hacia productos y servicios de mayor valor añadido.

Endesa

Desde la filial de grupo Enel para la Península Ibérica -explican fuentes de la compañía- “opinamos fundamentalmente de cómo se puede, y se apoya regulatoriamente, el despliegue de los nuevos modelos sostenibles de producción y consumo de electricidad en España”. En el contexto post-Covid actual, “es absolutamente necesario impulsar la transición energética, pero también la inversión en redes y la electrificación de hogares, empresas y de movilidad”.

En este sentido, desde Endesa se reconoce los avances que está haciendo el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para acelerar precisamente este tránsito. Sobre el Marco Estratégico de Energía y Clima que ha impulsado el Ministerio, cabe destacar los avances que se han producido en materia regulatoria en todo lo que atañe al proceso de descarbonización en España, aunque aún queda mucho por hacer.

Entre otras, España tiene un proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética en trámite de aprobación en el Congreso; tiene ya sentadas las bases de una estrategia de Economía Circular; ha sido aprobada la versión final del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que ya se ha remitido a la UE y que contempla un ambicioso plan de reducción de emisiones; ha presentado el Segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático con el horizonte en el año 2030; dispone de una estrategia de descarbonización a largo plazo que marca la senda para alcanzar la neutralidad climática en 2050; ha desarrollado una primera hoja de ruta del hidrógeno renovable que debería servir de elemento dinamizador para lograr una industria genuinamente española en torno al hidrógeno; ha dado luz verde a una nueva estructura tarifaria eléctrica compuesta por una Circular de Peajes y un Real Decreto de Cargos que fomenta la utilización de la red eléctrica a precios bajos en momentos en los que su capacidad se encuentra ociosa.

Esto incentivará la recarga eléctrica para la movilidad sostenible, el autoconsumo, el almacenamiento y la gestión de la demanda y ha preparado un anteproyecto de ley del Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sector Eléctrico que lanza una señal fundamental en favor de la electricidad y que tendrá una repercusión muy positiva en la electrificación de la economía.

Este anteproyecto de ley, a punto de entrar en trámite parlamentario, prevé actuar sobre los altos costes que acarreó la primera oleada de renovables durante la primera década del siglo XXI y que, a pesar de tratarse de una obligación en el consumo final de todas las energías, solamente fue asumido por el cliente eléctrico.

De esta forma, a partir de ahora, el esfuerzo se irá repartiendo gradualmente entre todos los actores del sector energético, no solamente del eléctrico, liberando así, parcialmente, de esta carga al cliente eléctrico, explican fuentes de la multinacional: “Que el cliente eléctrico deje de estar penalizado tras el trámite parlamentario del Fondo de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, junto con la nueva estructura de tarifas, es fundamental y supondrá un antes y un después en la electrificación de la demanda basada en energías limpias”.

Endesa “está inmersa en la mayor reconversión industrial del sector que jamás hayamos vivido y tenemos marcada una hoja de ruta para salir más líderes, más sostenibles, más digitales, más eficientes y como referente empresarial en un mundo que definitivamente habrá cambiado”. Todos nuestros planes -aclaran- se van a desarrollar desde el prisma de la sostenibilidad, porque la empresa que no sea sostenible, ni será rentable, ni añadirá valor, ni tendrá futuro. El pasado mes de noviembre presentamos nuestro plan estratégico 2021-2023 y avanzamos nuestra visión hasta 2030".

"La síntesis es muy clara: aumentar la inversión en renovables y en digitalización, así como en la electrificación de la demanda residencial y de sectores como la industria o el transporte para acelerar la transición energética y la descarbonización".

"El nuevo plan estratégico 2021-2023 que presentamos en noviembre de 2020, prevé aumentar las inversiones brutas un 25% hasta alcanzar los 7.900 millones de euros con el fin de acelerar la descarbonización y la digitalización".

"En Renovables, prevemos un crecimiento de un 50% del parque (Pasamos de 7.7 GW en 2020 a 11.5 GW en 2023), con una inversión en desarrollo de 3.300 millones, lo que supone casi un 20% más que en el plan anterior. Con ello, lograremos ser el año próximo la eléctrica integrada con menos emisiones en la Península Ibérica. En redes estimamos una inversión bruta de 2.600 millones de euros, un 30%o más que lo anunciado en nuestro anterior plan estratégico. Esto nos va a permitir mejorar nuestra calidad de servicio y, a su vez, nuestra eficiencia. En Electrificación de la demanda, nuestros esfuerzos los canalizaremos a través de Endesa X, con un incremento previsto del 42% en contratos de servicios avanzados hasta alcanzar 2,7 millones de hogares. El plan de despliegue de puntos de recarga para vehículos eléctricos contempla alcanzar los 56.000 puntos de recarga instalados a cierre de 2023. De todo ello, el 89% de la inversión prevista estará directamente relacionada con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, según la nueva taxonomía que marca la Unión Europea".

"Este plan se ha completado con una visión a diez años proyectando inversiones por importe de 25.000 millones de euros hasta 2030. Gracias a ello, en 2030 el 80 por ciento de toda nuestra producción, incluida la de los sistemas no peninsulares, estará libre de CO2. “De la inversión estimada hasta final de la década, 10.000 millones de euros los destinaremos a desplegar nueva potencia renovable para alcanzar un mínimo de 18.000 MW de capacidad instalada”, afirman las mismas fuentes. “Y otros 10.000 millones los destinaremos a la digitalización y modernización de la red para mejorar el servicio, ser más eficientes, mejorar los indicadores de calidad y la resiliencia de la red, integrar la capacidad renovable y cumplir con los objetivos de movilidad eléctrica”.

Gráfico de la cotización de Endesa

En la multinacional recalcan que, “inmersos como estamos en el mayor proceso de reconversión industrial del sector y en pleno proceso de descarbonización, somos una firma comprometida con planes de futuro en todas y para todas las zonas afectadas por el cierre de las centrales de carbón”. La compañía “ni se va, ni se desentiende de los lugares donde ha estado presente durante décadas y que son parte de nuestra historia, sino que permanecemos con nuevas formas de trabajo, con un modelo sostenible en el tiempo y con un modelo de transición justa focalizado en no dejar a nadie atrás”.

"En los próximos cinco años tenemos previsto invertir más de 4.500 millones de euros en los emplazamientos en los que se cierran centrales de carbón para desarrollar nuevos proyectos renovables y proyectos de hidrógeno verde para esas zonas. En Andorra (Teruel) desarrollaremos 1.725 megavatios renovables con una inversión de 1.487 millones de euros que generarán 1.000 empleos al año durante los cuatro años que dure la etapa de construcción".

"En Compostilla (León) se contempla el desarrollo de 780 megavatios renovables con una inversión de 600 millones de euros. Estos proyectos acompañarán al desmantelamiento de la central en los próximos cinco años y generarán alrededor de 1.000 empleos anuales. En esta localidad, lugar de nacimiento de Endesa, estamos impulsando la creación de un gran polo de industria sostenible y circular referente en toda la Península Ibérica".

"Tanto en Andorra como en Compostilla, tenemos proyectos vinculados a hidrógeno verde, aunque es el de As Pontes el más avanzado de los 23 proyectos que tenemos previstos en toda España. En As Pontes (Coruña) proponemos sustituir los 1.468 megavatios térmicos de la central por 1.505 megavatios renovables en el periodo 2020-2026. Para ello invertiremos unos 1.580 millones de euros y crearemos unos 1.250 empleos directos de media anual en los 6 años de la fase de construcción. En esta central “ubicaremos el centro eólico de Endesa para llevar a cabo toda la logística, operación y mantenimiento de todo nuestro parque eólico en España”. En Litoral (Almería), nuestro plan de futuro para la zona contempla, por un lado, la construcción de unos 1.520 megavatios de potencia solar y eólica. Para ello, invertiremos 1.200 millones de euros y crearemos 700 empleos directos de media anual en los 6 años de la fase de construcción. Mientras que en la central de Alcudia (Mallorca) estamos estudiando el desarrollo de hasta 73 megavatios solares en la zona de la central".

Sobre los fondos Next Generation EU, Endesa recuerda que suponen una oportunidad única, sin precedentes (750 mil millones de euros entre préstamos y subvenciones, de los que 140 mil millones de euros se destinarán a España). “Se trata de un fondo muy superior y diferente al Plan Marshall del que se benefició toda Europa entre 1948 y 1952, tanto por la cuantía (aquél aportó unos 112 mil millones de euros, en moneda actual), como por la procedencia de los fondos; y España será uno de los Estados miembros más beneficiados. “Creemos que se trata, sin ninguna duda, de una oportunidad para mejorar las perspectivas económicas a corto y medio plazo, y transformar nuestra economía a medio y largo plazo. Para que este estímulo sea eficaz, se está desplegando una estrategia integral y coordinada que facilite la identificación de propuestas de inversión de la mano de empresas tractoras como Endesa.  Lo somos ya hoy, pero también seremos, uno de los principales inversores industriales en España durante los próximos tres años y un motor clave en la recuperación económica.

Inicialmente, Endesa presentó al Gobierno proyectos por un total de 19.000 millones de euros inversión. Pero hemos seguido trabajando en iniciativas y proyectos en el marco de reconversión y recuperación que prevemos y hemos revisado al alza nuestros planes y proyecto: La inversión total prevista que presentaremos a los fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia ascenderá a 23.300 millones de euros, repartidos en 122 proyectos.

El reparto de esta inversión por ámbito geográfico se desglosaría -explican en la compañía- de la siguiente forma: transición energética en todos los territorios extra peninsulares: con una inversión de 2.655 millones de euros; transición energética en la Península: con una inversión de 19.918 millones y transición energética en Portugal: 727 millones. A través de la siguiente hoja de ruta por la tipología de proyectos. Redes inteligentes: 3.727 millones de euros, de los que 2.542 millones de euros los destinaremos a automatización de la red y 1.185 millones a mejoras operativas. Transporte sostenible: 793 millones. Rehabilitación de edificios y eficiencia: 2.192 millones. Hidrógeno renovable: 2.955 millones. Almacenamiento y flexibilidad: 4.560 millones. Renovables: 8.188 millones. Proyectos de economía circular, esencialmente, destinados a reciclaje de palas y baterías: 21 millones. Y mejora de centrales y otros: 865 millones. “Esta cartera de proyectos ayudaría de manera importante a la recuperación de nuestro país, con la creación de 214.000 puestos de trabajo acumulados y unas reducciones de emisiones estimadas de 13,6 millones de toneladas de CO2 al año”.

Desde la multinacional entran a valorar el road map de sostenibilidad europeo y español. “Hace unos días Alemania comunicaba el adelanto de la fecha objetivo de neutralidad climática a 2045 y, aunque no de manera tan concreta ni oficial, en España teníamos un anuncio muy parecido. El proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, en trámite de aprobación en el Congreso, establece que España alcanzará la neutralidad en carbono antes de 2050 y, en todo caso, en el más corto plazo posible”. En Endesa -aducen- “estamos convencidos de que España puede y debe liderar la neutralidad climática, y que una energía libre de emisiones es clave para la consecución de tal objetivo”. Tenemos un país con excelentes recursos renovables que nos permitirán contar con una electricidad libre de emisiones, lo que, unido a la electrificación de la sociedad de forma amplia, desde el transporte a los sectores residencial e industrial, resultará en un consumo energético descarbonizado.

Para aquellos sectores para los que no exista una solución tecnológica, tenemos la suerte de ser uno de los países europeos con una mayor superficie de bosques, lo que supone una solución de neutralidad para emisiones como, por ejemplo, las provenientes de la agricultura. Además de un pilar fundamental para la neutralidad, una energía libre de emisiones constituye una excelente oportunidad para la competitividad del país. La generación eléctrica renovable es a día de hoy la forma de energía de menor coste al mismo tiempo que permite poner fin a nuestra dependencia energética del exterior. No podemos permitirnos no ser líderes en materia de cambio climático.

Repsol

La compañía que preside Antonio Brufau incide en su firme creencia en que el “el acceso a una energía segura, asequible y baja en carbono es clave para el desarrollo de la sociedad”. Incluso en el difícil contexto económico generado por la pandemia, “la reducción de CO2 es un objetivo absolutamente inaplazable y necesario”, ha apuntado Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol, en la Comisión de Transición Ecológica del Senado el pasado 22 de marzo: “Nuestro deber es contribuir a la reducción de emisiones y tratar de evitar el calentamiento global, impulsando un modelo de transición energética hacia otro más sostenible y más descarbonizado. Y la verdad es que las fuentes de energía tradicionales han generado un bienestar en la sociedad y un crecimiento económico. Yo creo que el reto está en que este modelo descarbonizado de transición energética responda a estos dos objetivos, y que, a su vez, lo haga de forma más sostenible y sin hipotecar el derecho de las generaciones futuras a tener su propio desarrollo”.

Repsol ambiciona liderar la transición energética, dicen desde la multinacional. “En ella tiene cabida tanto la generación renovable, que tendrá un peso cada vez más importante en el portafolio de la compañía – con 15 GW  en 2030- (según la Asociación Empresarial Eólica, en 2020 Repsol fue la compañía que más potencia eólica instaló en España)”; como también la apuesta por la economía circular, ecocombustibles -biocombustibles y combustibles sintéticos-, produciendo hidrógeno renovable con tecnología de fotoelectrocatálisis o a partir del biogás obtenido del tratamiento de residuos urbanos y usando  técnicas de captura y uso de CO2, transformando, para ello, sus centros industriales en hubs multienergéticos, cada vez más eficientes.

Y también con petróleo y gas natural producidos cada vez con menos huella de CO2 gracias a las tecnologías de captura, uso y almacenamiento de CO2 que hoy en día ya se están analizando, desarrollando y poniendo en marcha, porque el refino de petróleo es, primero, un mercado mundial y, segundo, va mucho más allá de los combustibles para automóviles: será necesario aún durante décadas para fabricar materiales seguros y ligeros para la automoción, para que los coches eléctricos, o los aviones, pesen menos; aislantes para que los edificios consuman menos energía, fibras, tuberías o cables para las infraestructuras, o productos para la sanidad, que nos protegen en una situación de pandemia como la actual. Asimismo, junto a la energía renovable, el gas natural es un gran aliado en la descarbonización de plantas de generación eléctrica con carbón -en la que Repsol no está, como tampoco en la nuclear-, que siguen abriéndose en el mundo.

“El reto de la descarbonización es tan mayúsculo y global que será necesario un amplio abanico de tecnologías que compitan entre sí en términos de igualdad de condiciones, desde la neutralidad tecnológica, de forma que la investigación y la innovación ayuden en la lucha contra el cambio climático”. Van a ser necesarias todas las tecnologías compitiendo, porque las energías renovables y la eficiencia energética no van a bastar

Repsol ha planteado un Plan Estratégico a cinco años que representa un esfuerzo inversor global de 18.300 millones de euros. Las inversiones destinadas a iniciativas bajas en carbono ascenderán a 5.500 millones de euros entre 2021 y 2025, un 30% del total. Alineada con esta estrategia, Repsol destinó un 40% de sus inversiones del primer trimestre de 2021 a proyectos bajos en carbono. De ahí que la apuesta por la descarbonización adquiera un creciente peso en la generación renovable en su portafolio. De hecho, esta misma semana ha anunciado el inicio de las obras de Delta II, el mayor proyecto renovable de la compañía hasta la fecha, con 860 MW. Como operador, Repsol inició la expansión internacional de su negocio renovable en 2020 con la firma de una joint venture con el Grupo Ibereólica Renovables que le da acceso a una cartera conjunta de activos en Chile en operación, construcción o desarrollo avanzado de más de 1.600 MW hasta el año 2025 y con la posibilidad de superar los 2.600 MW en 2030.

Ambas compañías avanzaron en enero de este año en la construcción de su primer parque eólico conjunto en el país sudamericano, Cabo Leones III, de 189 MW de potencia, con el envío desde el puerto de Bilbao de los principales componentes tecnológicos de sus aerogeneradores y con la entrada en operación comercial de la primera fase de ese proyecto. Asimismo, recientemente Repsol Ibereólica Renovables Chile cerró un acuerdo de venta de la energía producida (PPA) para otro proyecto en el país, el eólico Atacama, de 180 MW.

Gráfico de la cotización de Repsol

Con su Plan Estratégico, Repsol ha evolucionado su organización desplegando cuatro áreas de negocio, una de ellas Generación de bajas emisiones, uno de los pilares del nuevo modelo.  Con el objetivo de ser un operador global, la compañía planea continuar con el crecimiento orgánico de este negocio, gracias al desarrollo de una cartera de proyectos en operación que hasta 2025 se incrementará a un ritmo superior a 500 MW anuales. Asimismo, se prevé la adquisición de activos internacionales para impulsar la expansión fuera de España. Entre los años 2025 y 2030, Repsol acelerará el crecimiento orgánico de su capacidad de generación con el desarrollo de proyectos que supondrán más de 1 GW anual. Actualmente, Repsol cuenta con casi 3.300 MW de capacidad total instalada.

Asimismo, Repsol invierte en tecnologías para aprovechar al máximo la economía circular, con biocombustibles avanzados a partir de residuos, o para capturar y usar CO2 para crear combustibles sintéticos. Y también apuesta por desarrollar hidrógeno renovable, con la convicción de que España es el país adecuado para ser competitivos en este importante vector energético. Alineado con la estrategia española del hidrógeno, Repsol ambiciona ser líder en hidrógeno renovable en la Península Ibérica para alcanzar una producción equivalente total de 400 MW en 2025 y superar los 1,2 GW en 2030, empleando para ello varias tecnologías.

Producirá biogás o biometano a partir de materias primas sostenibles de diferente naturaleza para generar hidrógeno renovable que sustituirá en sus procesos industriales al hidrógeno convencional. Repsol también está desarrollando junto con Enagás la fotoelectrocatálisis, una tecnología disruptiva con la que es posible generar hidrógeno y oxígeno 100% renovable utilizando directamente la energía solar para separar la molécula de agua. La compañía prevé implementar esta tecnología en Puertollano.

En materia de movilidad, la red de recarga de Repsol es una de las infraestructuras más relevantes de España, con más de 1.000 terminales de ámbito privado y con más 300 puntos en lugares de acceso público, entre los que se incluyen 70 de carga rápida, situados la mayoría en sus estaciones de servicio, y dos de recarga ultrarrápida. La compañía prevé tener en España un punto de recarga eléctrica cada 50 km en sus estaciones de servicio.

Esta vía, la de la electrificación del vehículo ligero, va a exigir inversión en infraestructuras en todo el país y en nuevos vehículos, dado que España tienen un parque con una antigüedad de trece años de media. Por ello, Repsol cree en la descarbonización de los combustibles líquidos con importantes inversiones en sus centros industriales. En su clara apuesta por la economía circular, Repsol incrementará la producción de biocombustibles sostenibles hasta los 1,3 millones de toneladas en 2025 y alcanzará los 2 millones de toneladas en 2030.

La compañía ha anunciado la construcción, en la refinería de Cartagena, de la primera planta de producción de biocombustibles avanzados de España. Repsol suministrará, desde esta nueva instalación un total de 250.000 toneladas al año de biocombustibles avanzados para aviones, camiones y coches, empleando la ruta tecnológica más evolucionada para, a partir de hidrógeno y materia prima reciclada, fabricar biocombustibles avanzados, como hidrobiodiésel, biojet, bionafta y biopropano. En Tarragona y en Puertollano Repsol ya ha fabricado biojet a partir de biomasa.

En Bilbao, anunció la construcción de una de las mayores plantas del mundo de producción de combustibles sintéticos cero emisiones netas a partir de CO2 e hidrógeno renovable, así como de una planta de generación de gas a partir de residuos urbanos, gas que se empleará para sustituir parte del consumo de combustibles tradicionales de la refinería vasca de Petronor y para la generación de biometano. A partir de este biometano, se producirá hidrógeno renovable. Asimismo, en Tarragona Repsol se unirá al proyecto Ecoplanta junto a Enerkem, líder tecnológico con sede en Montreal, y a Agbar, especialista a nivel mundial en la gestión de aguas y residuos, para construir una planta de conversión de residuos en nuevos productos químicos.

La firma que preside Brufau lleva años poniendo en marcha distintas acciones que le acercan a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y a la agenda 2030. En su sector, Repsol fue la primera compañía que apoyó el Protocolo de Kioto, la primera en emitir un bono verde y la primera en anunciar su objetivo de ser una compañía con cero emisiones netas en 2050. Y esto último, con objetivos intermedios que se han acelerado en plena pandemia, reduciendo el indicador de intensidad de carbono en un 12% para el año 2025, en un 25% para 2030 y en un 50% para 2040.  En 2020, la reducción fue del 5%. La compañía considera que la descarbonización debe hacerse apostando por la industria y partiendo de las capacidades propias de país.

Porque descarbonización y reindustrialización son plenamente compatibles. Repsol, como gran empresa tractora, “quiere contribuir a los esfuerzos de España para sacar el mayor rédito de los fondos europeos Next Generation EU, presentando iniciativas que puedan formar parte del plan nacional de reconstrucción y resiliencia”. La compañía ha mostrado su firme compromiso de colaboración en la recuperación económica de España con la puesta en marcha de diversas iniciativas tanto de transformación industrial como de descarbonización.

Con este mismo propósito, Repsol cuenta con un portafolio de 31 proyectos, con una inversión total asociada de 6.359 millones de euros, en el marco de las convocatorias de manifestaciones de interés para los fondos europeos Next Generation llevadas a cabo por el Gobierno. “Estos proyectos combinan tecnología, descarbonización y economía circular, creación de empleo de calidad y equilibrio territorial: ocho son de hidrógeno renovable, nueve de economía circular, cuatro de generación renovable y almacenamiento, ocho de energía distribuida y movilidad eléctrica, uno que aborda la transformación digital en el ámbito industrial y el último que se centra en la transformación de la cadena de valor energética mediante Inteligencia artificial y economía del dato”.

En este sentido, la compañía energética española acaba de iniciar su actividad en renovables en EEUU con la compra del 40% de la desarrolladora de proyectos Hecate Energy y especializada en el desarrollo de proyectos fotovoltaicos y de baterías para el almacenamiento de energía. La operación representa el primer paso de Repsol en el mercado de renovables estadounidense, complementa las capacidades y el portafolio de la compañía, permitiéndole crear una sólida plataforma con grandes posibilidades de crecimiento. Hecate Energy cuenta con una cartera de proyectos renovables y de almacenamiento en desarrollo de más de 40 GW. De ellos, 16,8 GW corresponden a proyectos fotovoltaicos en fase avanzada y 4,3 GW a baterías para almacenar energía.

El acuerdo -explican desde la multinacional- “está plenamente alineado con el Plan Estratégico de Repsol y supone un notable avance en los objetivos de capacidad de generación de bajas emisiones e internacionalización de este negocio a 2025”, que recuerda, además, que el mercado de renovables de EEUU es uno de los más relevantes, con mayor atractivo y con uno de los crecimientos más rápidos del mundo. Para su directora general de Cliente y Generación Baja en Carbono, Maria Victoria Zingoni, “con esta compra, entramos en el mercado renovable de EEUU con el mejor socio posible y avanzamos en nuestro objetivo de ser un operador global de bajas emisiones”. Para la directiva de Repsol, “seguimos demostrando nuestra apuesta por la multi energía y dando pasos en la transformación de Repsol para ser compañía cero emisiones netas”.

Global Dominion

España -dicen desde la cotizada energética- “ya es un referente eólico y está en la ruta de convertirse en un hub fotovoltaico mundial, propiciado por la experiencia de su industria en toda la cadena de valor de los proyectos renovables”. El gremio, a través de las asociaciones, “está haciendo un esfuerzo importante a nivel internacional para conseguir este objetivo”. Las políticas actuales de España “están muy encaminadas a la consecución de las metas renovables fijadas en el PNIEC (2021-2030) primer paso para conseguir emisiones cero en 2050”. Medidas que, junto al compromiso, y quizás la obligación, de los grandes consumidores de descarbonizar sus consumos son sin duda imprescindibles para llegar a estos objetivos”.

En Dominion “contamos con una hoja de ruta muy clara que abarca toda la cadena de valor de los proyectos renovables con un enfoque 360 grados: desarrollo, promoción, construcción, mantenimiento y explotación”. Tras varios años centrados en Latinoamérica, ahora apostamos por llevar a cabo proyectos en Europa, que incluyan la explotación posterior de los parques renovables vía generación de energía. “Nuestra estrategia se basa en potenciar todas nuestras fortalezas y nuestra diversificación tecnológica, de mercados y monedas que nos permite optimizar al máximo cada proyecto en el que invertimos”, explican desde la compañía.

“Sería difícil destacar uno sólo de nuestros proyectos. En los dos últimos años hemos puesto en marcha, y estamos operando, una biomasa de 18MW en Argentina, un fotovoltaico de 65MW en República Dominicana y un eólico de 66MW en México y además hemos iniciado la construcción de un segundo proyecto fotovoltaico en República Dominicana”.

En paralelo, “continuamos el desarrollo de nuestra cartera de proyectos en el sur de Europa que nos debe asegurar un volumen de construcción y generación energética recurrente en este continente para los próximos cinco años”.

Gráfico de la cotización de Global Dominion

Fuentes de la firma afirman que, “sin duda, España cuenta con todos los ingredientes necesarios para liderar la neutralidad energética en la UE”. Porque “nuestro país es un referente mundial en el desarrollo de proyectos de energías renovables y contamos con empresas líderes en este ámbito en el entorno internacional y no nos cabe duda de que seremos un referente en la transformación, digitalización y desarrollo sostenible del mercado energético mundial del futuro”.

Los fondos europeos deben emplearse en acelerar las hojas de ruta del sector. Por tanto, no sólo destinarse al desarrollo de proyectos convencionales, sino a fomentar la incorporación de tecnologías más innovadoras como las soluciones de almacenamiento, el hidrógeno verde y otros desarrollos tecnológicos que deben protagonizar el panorama energético internacional en el futuro.

Enagas

La compañía que preside Antonio Llardén, asegura, que, “de acuerdo a los escenarios a largo plazo, tanto de la Comisión Europea como de España, la electrificación podría avanzar hasta el 50% aproximadamente de los consumos energéticos en 2050”. En este contexto -dicen fuentes de la empresa- “las energías renovables no eléctricas, como el hidrógeno verde o el biometano, serán necesarios allá donde la electrificación no sea posible, tales como industria (materia prima y procesos de alta temperatura), aviación, transporte marítimo o transporte terrestre pesado”.

El hidrógeno jugará además un papel esencial en la seguridad de suministro energético, ya que permite el almacenamiento estacional de energía. Para impulsar el desarrollo de iniciativas en el ámbito de las energías renovables no eléctricas, “es necesario fomentar la colaboración público-privada para maximizar la capacidad de atracción de los programas cofinanciados, crear clústeres sectoriales para la transición energética que incorporen a todos los agentes necesarios, incluyendo el ámbito académico e investigador, y disponer de unas dotaciones presupuestarias estables de las Administraciones Públicas en I+D que permitan el desarrollo de estas iniciativas”.  

Enagás ha reducido -explican las mismas fuentes- en un 63% sus emisiones desde 2014, un dato que refuerza su firme compromiso con la transición ecológica y con su objetivo de ser neutra en carbono a 2040. Itinerario que ha sido posible gracias a la mejora de la eficiencia energética en la operación del Sistema Gasista. El plan de descarbonización de la compañía contempla una serie de acciones concretas, como la renovación de turbocompresores, la autogeneración y la incorporación de garantías de origen 100% renovables. Respecto a los gases renovables, Enagás cuenta ya con una cartera de 55 proyectos (34 de hidrógeno verde y 21 de biometano), en los que participa junto con más de 50 socios. Además, la compañía continúa presentando proyectos de gases renovables a las diferentes convocatorias lanzadas por el Gobierno de España.

En el ámbito del hidrógeno verde, Enagás ha impulsado en España proyectos para la sustitución del hidrógeno gris por verde, para fomentar la movilidad sostenible, en usos térmicos de difícil electrificación y para la gestión adecuada de energías renovables eléctricas.

Como ejemplos avanzados en cada una de esas áreas, Enagás participa, junto con Naturgy, en el proyecto de La Robla, en León, y en el hub de Asturias, para promover la creación de una cadena de valor en torno al hidrógeno verde, que abarca desde su producción a gran escala hasta su uso industrial, en movilidad, inyección en red gasista y potencial exportación a Europa; con Petronor y el Ente Vasco de la Energía en desarrollar una planta demo a escala industrial para la producción de combustibles sintéticos (e-fuels) a partir de hidrógeno verde y CO2 capturado; con Acciona, Cemex, Redexis y el apoyo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico -a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA)- y el Govern balear en el proyecto Green Hysland en Mallorca; y junto con Repsol en el proyecto de innovación SUN2HY para la creación de una tecnología propia que permita transformar directamente la energía solar en hidrógeno a través de una planta de fotoelectrocatálisis (tecnología PEC).

Además, Enagás es uno de los impulsores del Valle del Hidrógeno de Cataluña, junto con Repsol y la Universitad Rovira i Virgili, junto con DISA impulsa la creación de un hub de hidrógeno verde en Canarias, y en alianza con Iberdrola y BP, estudia el desarrollo de la primera fase del mayor proyecto de producción de hidrógeno verde en la Comunidad Valenciana, en la planta de BP en Castellón. Por otra parte, con otros socios como Toyota, Enagás ha inaugurado en Madrid la primera estación de repostaje de hidrógeno en España para vehículos eléctricos de pila de combustible de gran autonomía.

“Todos estos proyectos cuentan con unos criterios claros: que contribuyan a la descarbonización y a una transición justa e inclusiva, que sean tractores en toda su cadena de valor, que contribuyan al desarrollo de la industria española, que generen empleo sostenible, que se realicen conjuntamente con otros socios y que tengan una rentabilidad adecuada”, señalan en la compañía. De igual manera, el papel de Enagás, junto con los otros operadores (Transmission System Operators) europeos, resulta clave en cuanto a que son integradores de los sistemas energéticos. En el proceso de descarbonización europeo, es necesario contar con un mercado energético integrado que garantice el desarrollo de infraestructuras de gases renovables en condiciones no discriminatorias.

Gráfico de cotización d eGlobal Dominion

En España -explican- “contamos con una red gasista que facilitará la integración de renovables, la sustitución de combustibles fósiles más contaminantes y la paulatina incorporación de los gases renovables, que serán clave para alcanzar la neutralidad climática”.

Los fondos europeos serán esenciales en la recuperación, dado que sin ellos -admiten- apenas habría margen para incrementar inversión pública en los países más golpeados por la pandemia, al tiempo que animan a la inversión privada. De éstos, un 37% están destinados a Transición Energética y serán especialmente relevantes para la transformación del modelo productivo. Con ayuda de los planes europeos de recuperación, “el hidrógeno renovable podría ser competitivo hacia final de la década, mucho antes de lo previsto hace unos pocos años, en los países con mayor recurso renovable”. España, por su elevado potencial de generación solar y eólica aspira a convertirse en un exportador de hidrógeno renovable al resto de Europa, afirman en Enagás.