El beneficio neto atribuido de Endesa en 2020, que tiene en cuenta los impactos extraordinarios del ejercicio, se sitúa en 1.394 millones incluyendo un deterioro de los activos de generación en los territorios no peninsulares de 253 millones.
En 2019 esta magnitud se situó en 171 millones tras verse fuertemente influenciada por la provisión para acometer el cierre del negocio de generación con carbón (1.105 millones) y otro relacionado igualmente con la generación no peninsular (304 millones).
En cuanto al ebitda (beneficio bruto de explotación) crece el 5% respecto a 2019 en términos comparables (excluidos los impactos en gastos de personal derivados de la aplicación del V Convenio Colectivo Marco y las provisiones asociadas al Plan de descarbonización y digitalización de procesos). Se sitúa en 4.027 millones.
Si se tienen en cuenta esos conceptos, esta magnitud se sitúa en 3.783 millones lo que supone un descenso del 1,5% respecto al año anterior. Endesa ha asumido un impacto de 120 millones en su ebitda como consecuencia del covid.
Endesa mejora el dividendo un 37%
Endesa ha logrado un beneficio ordinario neto de 2.132 millones, un 36% más que en 2019. Esta cifra es la base para el reparto del dividendo, que superará las previsiones anunciadas al mercado al elevarse hasta los 2,014 euros por acción, y que supone un 37% más que el año anterior.
Con ello, la rentabilidad por dividendo de Endesa se situará en aproximadamente el 9% calculado sobre la cotización a 31 de diciembre. Endesa repartirá el 100% de su beneficio ordinario neto de 2020 entre sus accionistas.
Desde 2021 emprenderá una nueva senda de progresiva reducción del payout desde el 80% para el presente ejercicio, hasta el 70% anunciado para 2022 y 2023 para adecuar el relevante incremento de la inversión prevista para los próximos años: 7.900 millones entre 2021 y 2023, y 25.000 millones hasta el año 2030.
En cuanto a la gestión financiera, Endesa mejora el coste medio de su financiación respecto al año anterior: lo reduce una décima al 1,7%, uno de los más competitivos entre las grandes compañías cotizadas españolas. El nivel de deuda neta sobre ebitda sube desde 1,7 a 1.8 veces.
La deuda neta de la compañía es de 6.899 millones a cierre de 2020, cifra que mejora la previsión inicial. Además, la agencia Moody’s ha mejorado el rating a largo plazo de Endesa hasta Baa1, con perspectiva estable. Por su parte, Fitch confirmó la semana pasada el rating en A- con perspectiva estable.
A cierre de 2020, Endesa tenía un 45% de su deuda bruta de 7.300 millones ligada a criterios de sostenibilidad. Durante el ejercicio, el volumen de operaciones de financiación relacionada con este tipo de criterios ha ascendido a 5.800 millones. De esta cifra, destaca el primer programa corporativo de pagarés a escala europea (Euro Commercial Paper) ligado a Objetivos de Desarrollo Sostenible por un importe máximo de hasta 4.000 millones de euros, registrado en España y supervisado por la CNMV.
José Bogas, consejero delegado de Endesa, señala sobre los resultados de 2020: “Hemos logrado un sólido comportamiento operativo y financiero en un ejercicio que ha estado lleno de desafíos a todos los niveles derivados del impacto de la pandemia. Mantenemos nuestra senda de descarbonización, digitalización y de impulso a la electrificación sobre la base de unos sólidos resultados que nos van a permitir, además, distribuir un dividendo realmente sobresaliente en la actual coyuntura”.
“El año 2020 es además el ejercicio en que hemos materializado de forma palpable nuestro lema de no dejar a nadie atrás, ni como consecuencia del proceso de Transición Energética que entendemos debe ser justa, ni como consecuencia del golpe del covid, contra el que hemos desplegado un Plan de Responsabilidad Pública dotado con 25 millones de euros”, añade.
La inversión bruta ejecutada por la compañía en 2020 ascendió a 1.600 millones de euros. Esta magnitud desciende un 19% respecto a 2019 por dos motivos. Primero y fundamentalmente, porque en el ejercicio previo se realizó un gran esfuerzo inversor para poner en funcionamiento la capacidad renovable lograda en las subastas de 2017 (casi 900MW). Y, segundo, por la ralentización que sufrieron algunos proyectos de plantas renovables durante el confinamiento derivado del covid.
En cuanto a la electrificación, Endesa ha acusado el impacto de la creciente competencia en el mercado español y ha cerrado 2020 con una base de clientes eléctricos de 10,4 millones.
La energía vendida a clientes ha disminuido un 10%, hasta 89 teravatios/hora, debido fundamentalmente al menor consumo del segmento de empresas (sector industrial y de servicios). Los clientes residenciales tanto del mercado regulado como del libre han mantenido sus niveles de consumo prácticamente en el mismo nivel que en 2019.
La evolución del despliegue de la red de puntos de recarga para vehículos eléctricos ha crecido un 42%, hasta llegar a los 7.100 cargadores incluyendo la red de acceso público y los puntos instalados para clientes privados. La empresa prevé, según anunció en noviembre durante la actualización de su plan estratégico, multiplicar esta cifra por 8 hasta 56.000 puntos a cierre de 2023.