Al mismo tiempo, aprovecho la ocasión para comunicarles que el peso en nuestras carteras es anecdótico en esas zonas geográficas, dado que lo importante en cualquier cartera de inversión es controlar la volatilidad y el asset allocation. El hecho de incrementar el peso en renta variable en todas nuestras carteras desde el año pasado, se debe a que los fundamentales de la economía son positivos, tras más de cuatro años estando primando la preservación del capital por encima de todo, tras la crisis sistémica que hemos experimentado.
En primer lugar en la economía japonesa, desde el mes de diciembre se ha producido un cambio muy significativo en su política económica. El hecho de incrementar de manera importante la flexibilización de su política monetaria y fiscal tras la llegada de Shinjo Abe, ha sido el causante de la depreciación del yen frente a otras divisas
. Por cercanía, el grado de sensibilización de las distintas economías asiáticas, ha cogido especial relevancia ante las posibles consecuencias por el nuevo modelo económico japonés.
Lo que sí que tenemos claro es que los márgenes sobre los beneficios de las empresas exportadoras asiáticas se van a ver afectados, ya que vemos complicado que repercutan a los consumidores el incremento de precio por el efecto divisa. Esta situación, hará más competitivo a Japón, lo que provocará que exportaciones de países asiáticos se vean sustituidos por productos japoneses más baratos en precio.
Todo lo comentado en el entorno de depreciación del yen, de un primer vistazo, puede hacernos pensar que toda la zona Asiática excluyendo Japón se va a ver muy perjudicada, pero nos olvidamos del lugar estratégico que ocupa China en toda esa zona. Aunque los datos mostrados a corto plazo por China muestran ralentización al situarse su PIB en el 7,7, debemos de ser conscientes que las exportaciones a China y Hong Kong de los socios comerciales de la zona, son superiores a Japón. A nuestro criterio, el impacto vía crecimiento económico en China supone mayor respaldo a estar invertidos en esa zona, que el efecto negativo por la disminución de las exportaciones por la depreciación del yen.
Para poder medir en profundidad las consecuencias sobre las exportaciones, debemos pararnos a analizar la sensibilidad y variación de los precios, comparándolo con los volúmenes de exportación. Tratando de explicarnos de manera clara y sencilla, si suben los precios de las exportaciones, se producirá un incremento del volumen de las exportaciones. Pero ¿qué pasará con la demanda? Como pueden comprender tendería a caer por lo que los dos efectos contrarrestan, razón que nos debe hacer valorar en su justa medida todo lo que está ocurriendo.
Ahora bien, hemos hablado de las exportaciones, pero ¿nos hemos parado a analizar en profundidad cómo va afectar todo lo mencionado a los costes de producción japoneses? Para poder responder a esta pregunta nos vamos a parar en analizar lo que es la balanza comercial bilateral entre dos países, que representa lo que se exporta de una a otro menos las importaciones entre ambos. Tras toda la globalización económica que estamos experimentando, los datos brutos de comercio ya no son tan exactos ya que debemos tener en cuenta el origen del valor añadido y la posibilidad de doble contabilidad. Esta situación en Japón lo que producirá es que sus exportaciones se van a incrementar por ser más baratas, pero que coste supondrá esta situación? Sin duda mayores coste de producción, lo cual se traducirá en presiones para que el Gobierno adopte medidas para controlar la depreciación de su divisa.
Por añadidura, diferentes estudios económicos muestran que los precios de exportación no están relacionados con los tipos de cambio, por lo que consideramos que las economías asiáticas tienen la capacidad de absorber el aumento de precios, mediante el efecto de cobertura de los inputs aportados.
En definitiva, las compañías niponas exportarán deflación vía divisa, e importarán vía bienes de equipo y materias primas inflación, que es lo que está buscando el BOJ. Esta situación, anhelada por el gobierno japonés para salir definitivamente de la deflación, traerá incremento de costes y presiones al gobierno en un futuro. Pero podemos concluir, que Japón está haciendo algo histórico y mejor tener una inflación controlada que deflación durante años.
Podríamos ampliar mucho más la información, pero en resumen nuestra opinión, es que aunque se pueda vivir volatilidad en el corto plazo en toda la zona asiática, la depreciación del yen es un efecto más que entrará en el ciclo productivo japonés que absorverán las economías de la zona paulatinamente. A nuestro entender, esta guerra de divisas debe ser controlada y consensuada ya que si se hace en mayor medida puede causar empobrecimiento de los países vecinos. No obstante, consideramos que todo lo comentado va a tener un impacto limitado, ya que de lo que estamos hablando es del fin de la deflación japonesa.