Nueva vuelta de tuerca en la crisis de Crimea. El G8, grupo formado por Rusia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón, vuelve a ser el G7, al haber excluido de sus reuniones a Rusia. El objetivo es aislar a Vladimir Putin y restarle influencia a nivel internacional.

La primera medida ha sido cancelar el encuentro que tenían previsto celebrar en Sochi en julio hasta que Rusia “cambie su actuación” en la crisis de Ucrania. “Reafirmamos que las acciones de Rusia tendrán consecuencias significativas”, ha confirmado el G7, que celebrará su próxima reunión en Bruselas sin la presencia de Putin.

Los líderes de este grupo de países han amenazado al Gobierno de Moscú con más “sanciones sectoriales coordinadas que tendrán un significativo impacto en la economía rusa”, aunque de momento todo es mera retórica. Rusia participaba en estas reuniones desde hace 16 años.

El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, ha comentado que “el G8 es un grupo informal y por definición uno no puede ser expulsado”. Además, señaló que Rusia seguirá participando en el G20, “donde se discuten los temas globales que afectan al mundo entero”.

C.P.O.