Según Paul Felix Lazarsfeld, las campañas modernas presidenciales concluyen ya antes de empezar. Así lo expresa en un texto titulado “La campaña electoral ha terminado”, en el que determina que hay una influencia en el voto marcada por la religión, la categoría económica y la residencia.

Estos factores nos advierten, por lo tanto, de que una gran parte de la población ya tiene determinado el voto. Aceptando la premisa del escritor austríaco, de nada servirá lo que Donald Trump y el resto de candidatos hagan hasta el próximo 3 de noviembre de 2020, cuando los estadounidenses están convocados a participar en las quincuagésimo novenas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Lo harán 1.456 días después de que el magnate se hiciese con el Despacho Oval.

 

 

En los que sí que puede influir la campaña presidencial hacia la Casa Blanca es en los mercados financieros. No solo por el desenlace de estas, sino también por las decisiones que Trump pueda tomar hasta entonces. 

Desde ese 8 de noviembre de 2016 en el que se hizo con la victoria electoral, el mandatario ha tomado medidas tan aplaudidas como la reforma fiscal, o tan criticadas como el incremento de las tensiones comerciales, en especial con China. En resumen, podríamos decir que el presidente Trump, como la mayoría de los presidentes, ha hecho menos de lo que sus votantes esperaban, aunque también de lo que sus detractores temían. En sus dos primeros años en el cargo, Trump se enfrentó a notables bloqueos en el seno del propio partido Republicano. Tras las elecciones de mitad de mandato de 2018, el presidente se encuentra ante el bloqueo de los demócratas, que controlan la Cámara de Representantes.

“Este tipo de obstáculos reduce la incertidumbre política, lo que permite a las empresas planificar e invertir con la certeza de que es menos probable que el Gobierno modifique sustancialmente las normas por las que se rigen. Y esto resulta favorable para las acciones”, indica Michael Hanson, vicepresidente senior de investigación de Fisher Investments.

Las elecciones se ganan en la guerra comercial 

La medida de la Administración Trump que sin duda ha tenido mayor impacto positivo para la economía y los mercados estadounidenses ha sido la reforma fiscal de la Administración Trump. A finales de diciembre de 2017, el Senado aprobó un texto que reducía de forma significativa los aportes al fisco para las compañías, de un 35% a un 21%, mientras que generaba siete horquillas de pago fiscal para los individuos.

Pablo Gil, jefe de estrategia de XTB, considera que “la bajada generalizada de impuestos a empresas y ciudadanos ha permitido aumentar la renta disponible y, por tanto, la inversión y el consumo”, aunque puntualiza que “no hay que olvidar que la guerra comercial ha empalado en parte el efecto expansivo de la reforma fiscal”.

 

 

La guerra comercial con China y la salida unilateral de EEUU de distintas organizaciones internacionales, en lo que Trump defiende como un trato injusto y contrario a su dogma “América Primero”, han sido las medidas más perjudiciales para los mercados. Los  expertos coinciden en señalar que los efectos colaterales de la guerra arancelaria no están afectando solo al gigante asiático, sino que se están dejando notar en todas las geografías, incluido EEUU. Basta con mirar la evolución del sector manufacturero a nivel mundial para ver que la mayoría de países están registrando una fase de contracción frente a la expansión anterior.

“Trump se encuentra a un año de las elecciones que podrían darle la opción de gobernar otros cuatro años, y, si la situación actual se prolonga, veremos más ralentización económica, lo que no es precisamente una buena carta de presentación para ser reelegido como presidente”, indica Gil. 

¿Qué hará la Fed?

“Trump pretende usar a la Fed como una herramienta más para conseguir sus objetivos, entre otros, salir reelegido el año que viene”, apunta el mismo experto. El mercado considera que la Fed reducirá los tipos en 150 puntos básicos en un período total de 18 meses (desde que los bajó por primera vez en diez años el pasado julio) un rimo que se ha observado únicamente una vez en una situación de no recesión. Y esto en un escenario en el que EEUU presenta condiciones económicas típicas de un ciclo tardío. En un determinado momento, esta extraordinaria expansión de once años que vive la economía estadounidense llegará a su fin.

Darrell Spence, economista de Capital Group afirma que, de evitarse una guerra comercial, y si la Fed sigue estimulando la economía, se podrían producir uno o dos años más de crecimiento ininterrumpido.

En Ethenea creen que solo es probable que haya una recesión leve, “si es que la hay”. “Podemos prever que el presidente Trump no ceje en sus esfuerzos por evitar entrar en una fase de debilidad económica, pues esto probablemente pondría en peligro su reelección en noviembre de 2020”, explican.

En un escenario de recesión, según Frank Boerches, gestor senior de Ethenea, la Fed podría bajar los tipos al 0%. La última vez que el banco central estadounidense redujo sus tasas de referencia a dichos niveles fue durante la crisis económica, a finales de 2008, manteniéndoles entre el 0% y el 0,25% durante siete años. Los comenzó a incrementar, gradualmente, por primera vez a finales de 2015. 

Carrera presidencial: ¿carrera de los mercados? 

Pero, ¿cómo se comportarán los mercados hasta las elecciones presidenciales? Desde Fisher destacan el fenómeno de la “Anomalía del mandato presidencial”. “Si se analizan cada uno de los cuatro años de mandato presidencial en EEUU y se comparan los dos últimos años de cada mandato, en los que nos encontramos actualmente, son abrumadoramente positivos”, indica su vicepresidente senior de investigación, Michael Hanson, quien considera que “esta elevada frecuencia de rentabilidades positivas se debe a que el partido del presidente suele perder poder en el congreso tras las elecciones de mitad de mandato”.

 

 

En la misma línea, desde Allianz Global Investor subrayan que si bien una gran cantidad de factores pueden afectar a las acciones, son históricamente más fuertes durante el tercer ejercicio de un mandato presidencial de cuatro años, advirtiendo de que  a medida que se acerca el día de las elecciones en el cuarto año de un período presidencial, la incertidumbre sobre los candidatos y sus políticas generalmente aumenta, por lo que los mercados reaccionan de manera más negativa. “Una vez que se declara un ganador, y se despeja la incertidumbre, los mercados tienden a recuperarse con optimismo”, señala Mona Mahajan, estratega de inversión para EEUU de la firma.

A medida que se acerquen las elecciones se irán conociendo las propuestas económicas que presentará Trump para su reelección y entonces será más fácil determinar qué sectores o valores en concreto pueden verse más favorecidos. Para reeditar el cargo, se ha hablado de que Trump podría anunciar un nuevo programa de estímulo fiscal, es decir, volver a bajar los impuestos, aunque “probablemente cerrar un acuerdo con China sea la medida económica que más podría favorecer a Trump de cara a una reelección como presidente”, indica Gil.

Christophe Folio, co-head of equities de Edmond de Rothschild AM apunta que “compraría de manera gradual acciones cíclicas de calidad que puedan beneficiarse de una posible resolución de la guerra comercial”, un componente clave de sus perspectivas, ya que esperan que se llegue a algún tipo de acuerdo antes de las elecciones de 2020. “En los próximos meses, pensamos que habrá mejoras en las negociaciones, ya que Trump necesita un ambiente económico favorable para asegurar su reelección”, añaden.

“En principio, una menor incertidumbre es buena para la bolsa, por lo que creo que si Trump sale reelegido, tendría un efecto más positivo que negativo, al implicar un proceso continuista”, afirma Gil. Más allá de lo valoraciones políticas, desde el día en el que el magnate ganó las elecciones, el Dow Jones acumula una subida del 47%, por el 40% del S&P 500 y el 56% del Nasdaq, todos ellos habiendo registrados nuevos máximos históricos.