El Informe de Estabilidad Financiera del BCE señala que los principales riesgos a los que se enfrenta la zona euro son: la rentabilidad y morosidad de los bancos, mercados emergentes y debilidad del crecimiento.

El sector financiero se estaría enfrentando  a un elevado volumen de crédito fallido todavía por digerir, algo que ha corroborado JP Morgan, que señala que, en el caso de España, los bancos necesitarían realizar dotaciones adicionales por valor de 14.000 millones de euros para hacer frente a créditos dudosos.

Además, el actual entorno caracterizado por unos tipos de interés cercanos a cero está erosionando los niveles de rentabilidad de las entidades financieras. En este sentido, conviene destacar un apartado destacado en el Informe de Estabilidad Financiera en el que se menciona que, actualmente, el Return on Equity (ROE), se sitúa por debajo de los costes de capital,algo ya reiterado por Francisco González.  

Dejando de lado los efectos que tienen los bajos tipos de interés sobre la rentabilidad de las entidades, señalan que el entorno marcado por un crecimiento económico reducido, con ganancias marginales de productividad cada vez menores supone una traba en lo referente a la concesión de crédito.

Por otra parte, desde el BCE señalan que un aumento de la demanda de crédito derivado del abaratamiento del coste del dinero y de unos mayores niveles de crecimiento económico podrían contribuir a mejorar la situación de las entidades financieras, ya que, pese a sacrificar el margen de intermediación, lograrían unos mayores volúmenes de concesión de crédito.

Con todo, el informe señala que el sector financiero de la zona euro tendrá que acometer una revisión de su estructura de costes y avanzar en el camino de la digitalización, con el objetivo de optimizar costes y poder elevar el margen de intermediación.

Otro de los focos de riesgo en estos momentos radica en la situación que están atravesando los fondos de inversión, que se están encontrando con dificultades para sortear la elevada volatilidad del mercado. En este sentido, destacan que el mayor riesgo se debe, en buena medida, a que este tipo de vehículos han registrado un notable incremento en lo referente al valor de sus activos en los últimos 5 años, pasando de gestionar un total de 6 billones de euros hasta los 10 billones de euros actuales.

Riesgos macro

Centrando el análisis en el escenario macro, el Informe de Estabilidad hace referencia a la situación de elevado endeudamiento de las economías de la zona euro, así como a la existencia de una elevada dosis de incertidumbre política (referéndum en Reino Unido para decidir si sigue o no en la Unión Europea, elecciones en España, auge de partidos extremistas etc.) que podría suponer un importante lastre para el crecimiento económico.

“En Europa, estamos siendo testigos de unos resultados económicos poco lustrosos que deberían provocar, por lo general, una señal de alarma, si bien este nivel de actividad económica aún representa un crecimiento por encima de la tendencia habida cuenta de los reducidos niveles de productividad” señala Mark Burgess, director de Inversiones para EMEA y Director Global de Renta Variable de Columbia Threadneedle.

En lo referente al endeudamiento Burgess, señala que solo existen tres vías para hacer frente a la actual situación. Una primera es lograr unas mayores cotas de crecimiento económico, con el objetivo de lograr que el peso de la deuda sobre el Producto interior Bruto se reduzca en términos relativos.

Otra opción radica en la premeditada generación de inflación, opción que diluiría las deudas a costa de los acreedores y que podría suponer un foco de inestabilidad económica de difícil reversión, tal y como se ha observado en los países sudamericanos. opción que además parece incluso difícil de conseguir alcanzar en el panorama actual, en el que ni siquiera unas políticas expansivas como jamás se habían visto han sido capaces de impulsar la inflación más allá del 1%.

La tercera opción consiste en una reestructuración de la deuda, bien a través de alargar plazos o de reducir el pago de intereses o del principal. Sin embargo, esta situación supone un serie perjuicio para los acreedores, además de poder generar un efecto arrastre en los mercados y deteriorar la seguridad jurídica y la capacidad para atraer inversiones.