EDF podría comprar el negocio nuclear de General Electric. ¿Es el regreso del campeón nuclear francés?

Esta mañana, el diario Le Tribune habla sobre el posible acuerdo de la gala EDF con General Electric Steam Power, división de energía nuclear y de carbón de la estadounidense.  Hace poco más de un año que el grupo americano, enredado en numerosas dificultades financieras, anunció su intención de vender varios de sus activos. La operación de adquisición de GE Steam Power lanzada por EDF sería "inminente", según una fuente cercana al caso.

El gobierno francés, que posee el 83,7% de EDF, le habría exigido a la compañía gala que comprar estas actividades a General Electric. Una exigencia que llega 7 años después de que otra francesa, Alstom, se las vendiera a la estadounidense.  Jean Bernard Lévy, director general de la compañía eléctrica, no ocultó su escepticismo en cuanto a la utilidad para su grupo público de comprar esta joya industrial. "En turbinas, puedo abastecerme en China", había deslizado a uno de sus interlocutores el pasado otoño.

Aunque en un principio se mostró reacio, el CEO de la compañía habría aceptado la operación, lo que habría hecho que EDF fuera aún más activo en el negocio industrial después de la compra de Framatome en 2015.

Una operación con tintes políticos

Pero también hay ambiciones electorales, dice Pablo García, socio de Divacons Alphavalue.  Especialmente con respecto a las plantas de Belfort, donde GE fabrica turbinas para energía nuclear y gas. De hecho, “el mercado de turbinas de gas se ha desplomado a lo largo de la década, lo que obligó a GE a despedir empleados y provocó un escándalo social. Poner estas plantas y empleados bajo control francés pocos meses antes de las elecciones presidenciales es obviamente un movimiento político para nuestros analistas”.

Según las fuentes citadas por el diario francés, GE pediría por esta venta 1.000 millones de euros. Un movimiento cuestionable para EDF ya que la fabricación de turbinas está lejos de su negocio principal y representará una fuerte inversión en un contexto donde EDF ya está acorralado por obligaciones financieras. “Otro ejemplo de la propiedad estatal francesa "tóxica" en EDF”, dicen en el broker europeo.