En 2018 vuestra estrategia long/short ha conseguido tener resultados positivos durante todo el año. ¿Cómo?

Ha sido un año muy difícil, pero para nosotros cuánto menos curioso. Estábamos viendo muchas oportunidades de valoración en los activos de energía y eso nos incentivaba a tener exposición a esos activos, pero hemos tenido muy claro desde principios del año que había demasiados desequilibrios y riesgos.

Así que desde principios de año hemos tenido un presupuesto de protección y de cobertura más alto de lo normal que nos ha permitido mantener estos resultados positivos.

 

Dentro del mundo de la energía, en el que estáis especializados ¿dónde habéis visto valor en el 2018 y  dónde lo veis en el 2019?

Estamos viendo prácticamente lo mismo. Pero en general, dentro de este movimiento de unas economías mucho menos intensas en emisiones, se producen ciclos dónde los activos de renovables están mucho más ajustados y son menos apetitosos para invertir.  Pero sí en los activos tradicionales, que han sido castigados duramente: hemos visto oportunidades en compañías de petróleo integradas, de servicios de petróleo (sobre todo en la parte inicial del servicio); la logística (movimiento de crudo marítimo); el LNG que se está incrementando muchísimo por la demanda brutal asiática; etc;

Y luego está también la parte, que nosotros consideramos muy importante, de la electrificación de Europa. Se está invirtiendo ya más en electrificación que en gas y petróleo. Por ejemplo, hay compañías que cuándo hacen su parque en el mar tienen que conectar a la red, requiere de una serie de infraestructuras a las que se dedican compañías industriales que nos parecen muy interesantes.

 

¿Qué riesgos estáis viendo a nivel top-down y cómo los incorporáis en vuestra gestión?

En general hay un concepto con el que llevamos varios años teniendo un acercamiento más cauto hacia los mercados. La divergencia que existe entre el crecimiento de la renta y el de la riqueza. El modelo de ‘los 80’ basado en la deuda implantada por Thatcher y Reagan ha tenido sus consecuencias. Ahora vemos unos desequilibrios muy grandes entre crecimiento de renta y de riqueza. Para nosotros es una señal de alarma en la valoración de los activos y acaba revertiendo a la media, como ha ocurrido en otras ocasiones. Las crisis cada vez son más acusadas y más fuertes.

Seguimos teniendo fe en la forma de invertir que tenemos, intentando ganar dinero pero primero sin perderlo.

 

¿Previsión para 2019?

Va a ser un año curioso. El mercado tiene mucha capacidad para sorprender.

Pensamos que seguimos con desequilibrios grandes y el tenedor de activos debería destinar unas cantidades mayores en su cartera a activos que diversifiquen y no nos extrañaría que antes de volver a subir podríamos ver niveles más bajos de los mercados.