Las analistas María Mira y Consuelo Blanco y los directores de Estrategias de Inversión Juan Ángel Hernández y José Ignacio Serres, todos ellos miembros del Comité de Inversiones de Ei, han hablado de todo ello con Carlos Buesa y Enric Rello, CEO y CFO de Oryzon, respectivamente.
¿Podrían hace una breve presentación de la compañía e introducción a los fármacos epigenéticos?
Carlos Buesa (CB): Oryzon Genomics es una empresa biotecnológica y nuestro modelo de negocio es desarrollar fármacos experimentales normalmente hasta fase II, aunque en algunas indicaciones nicho más pequeñas, podemos progresar y llevar eventualmente el fármaco hasta el mercado; pero, por lo general, nuestro modelo pasa a lo largo del desarrollo clínico en estas fases experimentales para luego buscar un socio farmacéutico que continue el desarrollo del fármaco hasta el mercado. Nuestra especialidad son fármacos epigenéticos, que son más sencillos aunque suene a lo contrario, porque básicamente la epigenética es un mecanismo que está en nuestro organismo para controlar cómo funcionan los cromosomas. La regulación epigenética ocurre continuamente, nuestras células a lo largo de nuestra vida nos permiten adaptarnos al entorno. Sabemos que en algunas enfermedades hay una desregulación epigenética y entonces se produce un desbarajuste que nos lleva por ejemplo a la leucemia o enfermedades neurodegenerativas o neuropsiquiátricas. Nosotros tenemos tiene fármacos epigenéticos que en algunos de estas enfermedades son capaces de hacer un "research" y volver al estadio inicial del programa genético. Y esto es lo que hace Oryzon: desarrolla fármacos experimentales con la diana LSD1 donde somos líderes mundiales. En estos momentos tenemos dos programas en fase II: uno en cáncer con muy buenos resultados y otro en sistema nervioso, donde estamos haciendo un enfoque cada vez más progresivo hacia la medicina personalizada.
¿De qué manera se podría simplificar el modelo de negocio de Oryzon para hacerlo más entendible a los inversores?
CB: El modelo de negocio canónico se basa en encontrar socios que efectivamente hagan acuerdos de licencia o partenariado con nosotros, y a partir de ahí la compañía recibirá pagos a la firma, pagos por hitos de desarrollo tecnológicos, pagos por hitos comerciales, y unos royalties por las ventas netas. Este modelo de negocio puede ser complementado también en algunos casos si vamos a unas enfermedades más nicho (más pequeñas y raras), donde la compañía se podría plantear llegar hasta la aprobación y comercialización del fármaco en el mercado por nuestros propios medios.
Cuando rompisteis la alianza con Roche para el desarrollo y comercialización de Ory-1001 en 2017, al final decidisteis que ibais a intentar desarrollar el producto vosotros mismos. ¿Cuál ha sido la experiencia?
CB: La experiencia no ha podido ser más positiva. Cuando Roche nos comunica que suspende al alianza, nosotros remitimos a la CNMV la explicación oficial de Roche, que no era que hubiera un problema de seguridad o eficacia, sino que habían decidido priorizar otros programas y emplear su dinero en otras cosas. Durante estos años, nosotros hemos mantenido nuestra fe en las posibilidades de la molécula y en el caso del ensayo de leucemia mieloide aguda estamos teniendo unos datos de eficacia espectaculares y con niveles de respuesta clínica del orden del 70%. La verdad es que estamos realmente muy positivos sobre cómo se está comportando esta molécula en un conjunto de pacientes que necesitan con mucha urgencia nuevas opciones terapéuticas. Lo que está claro a día de hoy es que la molécula continua siendo segura y en determinados cánceres como el de pulmón o el de leucemia mieloide aguda está mostrando niveles de eficacia clínica muy prometedores, y estamos seguros de que más pronto o tarde conseguiremos cerrar otra alianza con otra empresa farmacéutica.
Enric Rello (ER): Este año hemos invertido en el programa Ory-1001 un total de 1.800.000 euros y el año pasado 1.250.000 euros, es decir, que desde Roche dejó el programa nosotros no sólo hemos invertido más 3.200.000 sino hemos terminado la fase I que era en la que se encontraba el proyecto en ese momento y ya estamos en la Fase II de una forma muy avanzada.
¿Qué expectativas de inversiones tienen para 2020-2021?
ER: Si el año pasado invertimos aproximadamente entre 10 y 11 millones, la previsión para 2020 estaría más o menos en esos niveles. Los proyectos están funcionando muy bien y están en fases clínicas y de estudios con pacientes, por lo que requieren financiación y continuaremos con optimismo el ritmo de inversión este año. El 2021 vendrá determinado también de la fase en la que estén los proyectos; exactamente no puedes definir el grado de inversión porque va ligado al nivel de reclutamiento de los pacientes. Pero la inversión para 2020 estaría por encima de los 10 millones.
¿Ory-1001 también podría ser aplicada a otro tipo de cáncer?
ER: Sí. Nosotros nos hemos ido centrando en una serie de enfermedades por motivos de oportunidad terapéutica o de mayor conocimiento del mecanismo molecular del tumor, pero hay efectivamente tumores donde la literatura científica médica, usando compuesto nuestros o parecidos a los nuestros ha reportado eficacia en algunos tumores cerebrales, de mama, de próstata, etc. La compañía va ir mirando caso a caso. Cada ensayo clínico supone una inversión importante y tenemos que hacer una priorización, pero desde luego la posibilidad de desarrollo que tiene el fármaco en otros tumores es amplia.
¿El nivel de inversión es más importante al inicio del estudio o ya en la Fase II clínica?
ER: Conforme avanzas en el desarrollo clínico de una molécula, desde el punto de vista de la fabricación del producto, tienes que ir adecuando el fármaco experimental cada vez más para que se parezca a la tableta. Cuando estás en una fase II b, son ensayos que requieren algo más de inversión que la hecha hasta ese momento.
¿Cómo se financian estas inversiones: vía préstamos u estáis planteando acudir a otros mercados?
ER: Este paso de empezar fases II b ocurrirá por un lado este año con el estudio PORTICO en agitación-agresión en pacientes con trastorno límite de la personalidad y confiamos que alrededor del verano podamos tener la luz verde. También estamos trabajando con la hipótesis de que el año que viene podamos incrementar esto con otros estudios de fase II b adicionales en medicina personalizada en psiquiatría y leucemia.
Por ello, necesitaremos recursos el año que viene. En este sentido, la compañía siempre ha sido muy pragmática y ha buscado el mix que sea más adecuado para cada momento: una parte es efectivamente nuevo capital, otro deuda... Hemos tenido la fortuna de tener la confianza de un pull de bancos españoles que nos han apoyado y ayudado en la financiación, y también hemos tenido la posibilidad de incorporar recursos a través de un partenariado con alguna farma.
En la cuenta de resultados de 2019 no hay ingresos recurrentes por ahora, pero sí aparecen trabajos realizados por la empresa para el activo. ¿A qué se refiere esta partida?
ER: Nosotros realizamos actividades de investigación y desarrollo, y en el plan general contable cuando cumplen una serie de requisitos las de investigación pueden activarse, es decir, puedes reconocer estos intangibles en el balance de la sociedad. Nosotros en la primera parte (investigación) optamos por no reconocer la capitalización de estos intangibles en balance para de alguna manera estar alineados con las normas internacionales de información. Es decir, lo que gastamos en las fases de investigación lo llevamos directamente por naturaleza en gastos de personal, materiales, servicios exteriores... a la cuenta de pérdidas y ganancias y ahí se ve. Y para poder reconocer el intangible (en nuestro caso la inversión que hemos hecho sobre unos fármacos que están patentados) lo reconocemos en balance y su contrapartida es un ingreso que viene a compensar la parte de los gastos que has tenido. Oryzon ha tenido una inversión que superaba lo 11 millones de euros en investigación y desarrollo, pero los gastos capitalizados son solo la parte de desarrollo y por eso los ingresos son 10 millones.
¿Esperan subvenciones para 2020 por importes tan cuantiosos como las del año pasado?
ER: Recibimos subvenciones que normalmente vienen de entidades públicas, pero también en algunos casos vienen de instituciones filantrópicas internacionales. La diferencia con respecto a otro tipo de compañías es que estas subvenciones, que obviamente son ingresos, es no se reconocen en la cuenta de pérdidas y ganancias sino que se reconocen directamente en el patrimonio, en el balance de la sociedad, y pasarán de patrimonio neto al resultado de la cuenta de pérdidas y ganancias cuando nuestras moléculas empiecen a amortizarse porque las hemos licenciado a una farma, que es la que continuará con el proyecto o la comercialización. De tal manera que volverán a patrimonio neto pero ya en forma de resultado cuando haces esta licencia.
En este sentido, en 2019 en la cuenta de pérdidas y ganancias el importe de subvenciones de explotación (que no van relacionadas con las actividades investigación y desarrollo) fue de 35.000 euros. En el balance las subvenciones que tenemos acumuladas y no han pasado por la cuenta de pérdidas y ganancias eran de 5,2 millones aproximadamente.
Desde que se firma hasta que se cobran royalties, ¿cuáles son los ingresos de Oryzon?
ER: Es cierto que los royalties van definidos sobre ventas pero eso no implica que tengas otros ingresos. Las licencias normalmente tiene un pago a la firma del contrato; por ejemplo el contrato de 2014 con Roche supuso a la firma para Oryzon 17 millones. Posteriormente, en ese contrato de licencia fijas diferentes hitos (ej: pasar de una fase a otra) y vas cobrando por la evolución del producto hasta que llega a comercializarse, con lo que no tienes que esperar a cobrar al mercado sino desde el momento en que decides la licencia con alguien. Y cuando ya sales a comercializar se cobran los royalties, que acostumbra a ser un porcentaje sobre la cifra neta de ventas. Además, en estos royalties hay a veces otros cobros por hitos (ej: superar una cifra de ventas en un momento determinado).
¿Los socios los buscáis y luego el comercializa en el área geográfica en la que el se mueve, o vosotros buscáis un socio determinado dependiendo de la región?
ER: Cada acuerdo de licencia es diferente. Se negocia en cada momento lo que crees más conveniente para tu compañía. En algunos momento como fue el acuerdo con Roche nosotros pensamos que el mejor acuerdo era una licencia global para todos los derechos mundiales de ese producto, pero también podría haber sido que nos hubiera interesado realizar una licencia regional con una compañía con el mercado europeo y luego hacer otras licencias regionales con Japón con otro laboratorio, o en EEUU con otro tercero. Lo habitual son estos dos tipos de licencia. Lo que no es tan habitual es que hagas licencias por indicaciones.
¿Habrá alguna ampliación de capital en 2020?
ER: Ampliaciones de capital no podemos decir si habrá porque la compañía no tiene una estricta planificación de los recursos. La estrategia comporta un kit de cajas y diferentes modos de financiación en cada momento.
¿Hay inversores extranjeros interesados en el proyecto de Oryzon?
ER: Sí. Hay un alto interés por parte de inversores israelíes, norteamericanos, europeos... Oryzon tiene una propuesta que desde el punto de vista científico y médico es muy novedosa y el hecho de que la compañía en los últimos 4-5 años haya ido cumpliendo con todas las expectativas en términos de resultados preclínicos y clínicos y de avance en las moléculas, genera mucha confianza. Además hemos tenido la gran suerte de que los últimos 12 meses universidades americanas de prestigio han hecho investigaciones independientes con nuestras moléculas y publicaciones demostrando su eficacia.
Respecto a la cifra de impuestos sobre beneficio, ¿en 2019 la cantidad es menor es porque estáis amortizando pérdidas de años anteriores?
ER: No. Cuando tu ves en la cuenta de perdidas y ganancias los impuestos sobre beneficios no estás viendo un gasto sino un ingreso. ¿Este ingreso a qué corresponde? El impuestos sobre beneficios puedes reconocerlo de dos maneras: cuando tienes unas pérdidas y tienes una expectativas de ingresos futuros puedes reconocer de alguna manera ese ingreso y se te va quedando en el balance un derecho de cobro. Pero este no es nuestro caso; en nuestro caso es lo que llamamos "cashback": nuestras actividades de investigación y desarrollo en el impuestos sobre sociedades tiene derecho a unas deducciones fiscales, y estas deducciones fiscales serán un menor pago de impuestos cuando la compañía tiene unos beneficios, pero nosotros como estamos en fases tempranas todavía evidentemente no podemos tener ingresos, y la normativa fiscal te permite que esas deducciones fiscales puedas cobrarlas de la hacienda pública y te entren en forma de caja; vendría a ser lo mismo que una subvención pero que te viene dada por el ministerio. La diferencia entre 2018 y 2019 es porque esa opción de cashback de la sociedad la ejecutamos en 2018 y decimos monetizar todos eses derechos y cobrarlos de la agencia tributaria desde 2014 a 2017. Este 2019 aparece solo el que representa un año.
¿Algunas de las universidades de EEUU que trabajan con vuestras moléculas están participando en el proyecto Brain?
CB: Tenemos contactos directos con el proyecto Brain y estamos evaluando posibilidades de colaboración con ellos, pero en estos momentos hay una efervescencia en EEUU y Europa sobre como las nuevas tecnologías nos permiten diseccionar la funcionalidad del cerebro. Uno de los dramas que tenemos respecto a otras enfermedades en el sistema nervioso es que debido a la dificultad de acceder a muestras "in vivo" de los pacientes, estamos aún con biología molecular en laboratorio del siglo XXI y medicina del sigo XIX porque los psiquiatras y neurólogos diagnostican a los pacientes por un conjunto de síntomas, pero hoy sabemos que el alzehimer recoge 10-20 tipos diferentes. Y lo que está ocurriendo ahora con estos proyectos en EEUU y Europa es que se está intentando que pacientes con mutaciones muy definidas y con las nuevas tecnologías ser capaces de reconocer qué parte del cerebro se activan y cuales para entender ante determinados procesos cuál es la base molecular, fisiológica de estas enfermedades. Estos son los primeros pasos y creo que veremos avances espectaculares en los próximos años.
¿Oryzon está investigando el coronavirus?
CB: No, porque es verdad que el LSD1 tiene un impacto importante en algunos procesos virales, como el herpes o virus de ADN. También hay fundamentos que podrían ligar LSD1 en sacar al virus VIH de sus reductos cerebrales para que no vuelva a renacer. Pero lo hemos estado mirando y no vemos una relación obvia con los coronarivus y preferimos no sobrecargar los trabajos de los institutos públicos que están trabajando, haciéndoles probar nuestras moléculas cuando no creemos que haya un sustento científico lo suficientemente claro para justificarlo.