2018 ha sido un año muy complicado para todos los activos pero especialmente para la renta fija. ¿Cuál ha sido vuestra estrategia y que evaluación hacéis de ella?

Es cierto. Ha sido un año complicado sobre todo a raíz de último trimestre. De hecho el 93% de los activos acabaron en negativo. Fue un año bastante negro.

Dentro de la renta fija, en especial. Por eso nuestra estrategia desde principio de año fue diversificar bien, ser flexibles, aprovechar las oportunidades o las ineficiencias que se fuesen generando debido a la volatilidad… Sabiendo que para conseguir algo de rentabilidad el riesgo era elevado

Al final, en las carteras conservadoras tienes que poner activos conservadores y estos activos conservadores dieron el año pasado rentabilidades negativas.

Había que diversificar bien las carteras, dar un enfoque de retorno absoluto y buscar nichos de valor, como puede ser la deuda subordinada financiera o mercados emergentes o high yield. Intentar ser bastante selectivos y diversificar las carteras.

Entonces, a pesar de haber sido un mal año ¿están satisfechos?

No. No estamos satisfechos porque cerró en negativo. Es un fondo de renta fija, con una volatilidad muy controlada, una duración muy controlada… y al final cerró en un -5% y para un cliente conservador que invierte en renta fija no es agradable.

Sin embargo,  estamos convencidos de que ahí hay valor. Si le damos tiempo  a la inversión vamos a ser capaz de amortiguar esa pérdida. Porque consideramos que el potencial de revalorización importante.  La deuda soberana financiera legacy, que es en la que invierte el Grupama Axiom Legacy 21, es una oportunidad regulatoria. Está menos ligada al mercado. Si le damos tiempo se va a materializar.

Básicamente es invertir en deuda que han invertido los bancos para aumentar el colchón de capital que le ha exigido Basilea II y que en 2021 dejará de formar parte de ese capital. La van a tener que sacar de circulación. Los bancos o bien la van a tener que recomprar o bien van a tener que ofrecer una prima para sacarla de mercado.

Por eso pensamos que si le damos tiempo “va a pagar”

¿Hasta qué punto las decisiones de los bancos centrales les puede obligar a modificar la cartera?

No vamos a rotar la cartera por lo que pueda decir el Banco Central. Es cierto que en función de sus discursos los bancos centrales pueden penalizar más o menos a los bancos. Porque unos tipos de interés más elevados le permite al banco tener mayores rentabilidades.

Pero no vamos a rotar la cartera por lo que diga el BCE. Al final básicamente rotamos la cartera porque o bien, porque una de las emisiones que tenemos ha sido ‘coleada’ por el banco o ha emitido una prima interesante y la ha sacado de circulación y utilizamos ese dinero para recomprar otra emisión de otro emisor.

Entonces, la rotación no es muy elevada pero si rotamos básicamente porque las oportunidades se van ejecutando y hay que reinvertir en otras oportunidades.

¿Qué rating buscan? ¿De dónde llega esa diversificación?

El mundo de la deuda subordinada legacy es muy amplio. Estamos hablando de casi 200 mil millones de euros. Ahora bien, como intentamos limitar el riesgo, la volatilidad del fondo y lo que queremos es que se ejecute esa oportunidad regulatoria y que si el mercado sube, el fondo suba pero que si cae amortigüe esa caída, pues nos vamos a emisores que en su deuda senior sean investment grade. Por eso nos vamos a los ‘champion’ nacionales.

En España tenemos Santander o BBVA. En Inglaterra Lloyds. En Francia Credit Agricole. También tenemos aseguradoras con calidad crediticia como Aegon.

Nos vamos a compañías bastante sólidas en cuanto a riesgo de crédito,  porque lo que queremos es limitar ese riesgo de la cartera.