El coronavirus (COVID-19) tiene al mundo en vilo y, como consecuencia, a los mercados de capitales internacionales, que han oscilado entre la esperanza y el temor durante las últimas semanas: esperanza por que se logre contener la pandemia y temor a que la creciente propagación a nivel global del nuevo coronavirus provoque una importante ralentización del crecimiento económico mundial. Solo se sabrá la verdad durante las próximas semanas. ¿Se puede ralentizar la propagación del virus? ¿En qué medida se verá afectada la economía? ¿Son eficaces las medidas monetarias y fiscales?

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1) Ya podemos ver los primeros rayos de esperanza en el sector médico:

Aunque se están investigando diversas posibilidades para avanzar en la investigación de un fármaco mediante inteligencia artificial, los resultados iniciales indican que los medicamentos existentes pueden acortar la duración de la enfermedad. En otros lugares, parece que la vida diaria comienza a recuperar la normalidad. Los consumidores chinos están volviendo a la acción y la producción del país se está reanudando poco a poco.

2) El hecho de que la pandemia haya llegado a los indicadores de la economía se refleja principalmente en los recientes indicadores adelantados y en los índices de los gestores de compras de la zona euro:

Hay claros signos de un cambio de tendencia en el mercado laboral estadounidense. La interrupción de las cadenas de valor mundiales y la creciente limitación de la vida social están pasando factura. El impacto sobre la economía es grave, por lo que en las próximas semanas los economistas y los analistas ajustarán sus estimaciones de la actividad económica y las previsiones de beneficios, en algunos casos de forma considerable. En vista de estos acontecimientos económicos, la probabilidad de recesión en la economía mundial también ha aumentado considerablemente.

3) Para amortiguar las consecuencias de la crisis provocada por la COVID-19, los bancos centrales y los gobiernos han anunciado recientemente la puesta en marcha de unos planes financieros y de liquidez masivos sin precedentes:

Los bancos centrales de todo el mundo han reducido en parte sus tipos de interés de forma masiva y han anunciado nuevas y amplias medidas de apoyo a la economía. Aunque es posible que la política monetaria sirva de poco para hacer frente a los imprevistos ocasionados por la oferta y la demanda, es importante garantizar el funcionamiento de los mercados y flexibilizar las condiciones de financiación en los mercados financieros. Sin embargo, parece que las políticas monetaria y fiscal se están convirtiendo en dos caras de una misma moneda, ya que muchos gobiernos están aplicando medidas de estímulo monetario y fiscal en serie.

En las próximas semanas, es posible que los mercados de capitales sigan oscilando entre la esperanza y el temor, así como que la incertidumbre nos siga acompañando y que provoque importantes perturbaciones en muchas economías nacionales. Aunque todavía no parece vislumbrarse el fin de la caída del mercado, las contramedidas internacionales contra la pandemia tanto en el sector médico como en el económico siguen en marcha. Ante esta situación, Allianz GI recomienda actuar con precaución sin entrar en pánico.

stefan_scheuer_allianzStefan Scheurer, Director, Global Capital Markets & Thematic Research, de Allianz Global Investors: "Aunque las contramedidas internacionales contra la pandemia siguen en marcha – tanto en materia sanitaria como económica – los inversores deberían mantener cautela con la esperanza de que las perspectivas mejoren en el corto plazo".
INVERSIONES: INVERTIR EN ÉPOCAS DE VOLATILIDAD CON EL EFECTO PROMEDIO DEL PLAN DE AHORRO:
En un entorno de mercado difícil, se plantea especialmente la cuestión de la asignación estratégica de activos o del momento adecuado de entrada en el mercado de valores para la constitución de patrimonios a largo plazo.
Para sortear los periodos de debilidad en los mercados de acciones, es recomendable adoptar un horizonte de ahorro con visión de futuro que combina las ventajas del ahorro a largo plazo (factor temporal) con las del efecto del precio promedio («Cost-Average Effect»).
Invertir teniendo en cuenta el efecto promedio significa adquirir de forma progresiva en un mercado de valores donde los precios de las acciones fluctúan constantemente. Se compran más acciones cuando los precios son bajos y se compran menos acciones cuando los precios son altos, lo que permite obtener un precio de entrada promedio favorable.
Cuando se invierte en los mercados de capitales, el factor tiempo y el «timing» resultan decisivos. Los efectos del interés compuesto (que incluyen la reinversión de dividendos) pueden justificar una visión a largo plazo.
A fin de cuentas, un proceso de inversión riguroso con la menor carga emocional posible ayuda a mitigar el exceso de confianza. Nadie está libre de decisiones de inversión condicionadas por dicha carga que resultan en inversiones poco favorables. El autoconocimiento permite a los inversores esquivar estas influencias emocionales y tomar unas decisiones de inversión mejores y más racionales.