El año comienza con una referencia clara para los mercados y es la toma de posesión de Donald Trump, que se producirá el próximo 20 de enero. ¿Qué perspectivas manejan para cuando esto se produzca para los mercados?

Hasta ahora los mercados se han movido descontando un escenario bastante favorable de impulso de la economía estadounidense basado en la inercia que lleva esta economía de estos últimos años. Recordemos que lleva entre siete u ocho años de crecimiento ininterrumpido de la economía estadounidense y esa inercia es favorable. El mercado de empleo así lo está reflejando. Partiendo eso llega una presidente nuevo que se ha caracterizado en la campaña por una serie de promesas bastantes de las cuales pueden ser favorables para reimpulsar ese crecimiento y que el ciclo económico en Estados Unidos no toque techo y dure un tiempo más. Esas promesas, ¿hasta qué punto pueden tomarse en medidas? Es lo que nos preguntamos y lo que nos crea incertidumbres a efectos de si el camino de la nueva administración estadounidense va a ser favorable para la economía o va a ser un camino con una serie de curvas, que algunas sospechamos como el proteccionismo, medidas arancelarias o dudas en las relaciones con China. En base a este cóctel y cómo se vaya definiendo las promesas electorales la economía se reimpulsará en mayor o menor medida. Ahora mismo hay optimismo, veremos si se confirma. De ese optimismo están viviendo las bolsas.

¿Considera como ven muchos analistas que con el cambio de rumbo en la política de Estados Unidos se va a seguir produciendo una rotación sectorial? ¿En qué sectores hay que centrarse para este 2017?

A efectos de qué sectores pueden verse más favorecidos por la nueva administración estadounidense sobre el papel parece evidente que el sector de cuidado de la salud, de la farmacia, el financiero, y en cierta medida el sector de distribución, deberían verse beneficiados por las medidas fiscales de reducción de impuestos que se han prometido. Parece que el sector del automóvil localmente puede verse favorecido. Pero esto se basa en unas previsiones las cuales están apoyadas en unas promesas electorales, con lo que la rotación para confirmarse tiene que verse sustentada por datos, cifras y cuentas de resultados de esas empresas o sectores que pueden verse favorecidas. Hay otros que pueden verse penalizados como el sector de tecnología, las grandes corporaciones, y aquellos que dependen más de la exportación por esa posible guerra comercial que el nuevo presidente puede crear. Más o menos esos serían los ganadores y perdedores. Pero es muy pronto para tener un posicionamiento en favor de unos o en contra de otros, con lo que en lo que se refiere a posicionamiento sectorial por ahora me andaría con cuidado.

Otro de los puntos en los que nos vamos a fijar es en la divergencia de los bancos centrales, tanto de la Fed como del BCE. ¿Cómo puede afectar en los mercados?

Es una divergencia entre Japón, Europa y Reino Unido por un lado, y Estados Unidos por otro. Entonces va a mantenerse este año. La Reserva Federal ha anunciado esas subidas y probablemente cumpla ese calendario de mínimo dos y hasta tres subidas de tipos. Por el contrario, en Japón y en la Eurozona es altamente improbable que se produzcan subidas de tipos. El factor que condiciona esta divergencia es la inflación. Lo que sucede es que la inflación depende ahora mismo del precio del crudo. Si el precio del crudo se mantuviera a estos niveles creo que no va a haber tensiones especiales en temas de inflación. Pero si siguiera subiendo y recuperando hacia los 70 dólares veríamos tensiones inflacionistas especialmente en la Eurozona donde somos muy dependientes energéticamente y eso podría ir cambiando la expectativa del mercado sobre el comportamiento del BCE. No digo que se puedan precipitar subidas de tipos, no lo creo, pero sí la curva de tipos de interés puede ir descontando un escenario de tipos más altos que el actual, que como sabemos roza el cero en casi todos los plazos. Y además eso sumado al posible contagio de esa subida de tipos en la Eurozona, donde sí que es más probable que la curva de tipos vaya desplazándose hacia arriba. También con unos datos de inflación en Estados Unidos ya sí controlada en el 2%, con lo que hay que ser bastante cuidadoso con los bonos, que sí podrían sufrir con este desplazamiento incluso aunque el banco central no toque los tipos de intervención.

En relación a la renta fija, ¿apuesta por un “pinchazo de la burbuja” como apuntan algunos analistas por un mayor repunte de la inflación y por la previsible subida de tipos de interés en Estados Unidos?

El pinchazo en buena medida va a depender de la actitud del banco central. Si Mario Draghi sigue transmitiendo al mercado esa capacidad de compra y esa fiabilidad en su manejo del entorno de tipos de interés creo que la burbuja no va a estallar, pero sí va a ir desinflándose progresivamente. A nadie le interesa que estalle de manera violenta, excepto a los que estén cortos del bund, pero por una razón muy sencilla. Porque los estados europeos, exceptuando Alemania y un país central y nórdico, tienen un peso de deuda todavía tal, que una curva más positivizada lo único que va a hacer es crear dificultades a efectos de la devolución de esa deuda y del incremento potencial del déficit por atender pago de intereses. Con lo que no se desea un estallido violento. Más bien que se vaya deshinchando. Eso es favorable para además normalizar el mercado de tipos de interés que ahora mismo está absolutamente de una manera más artificial que otra cosa anestesiado. Entonces sabemos que al sector bancario ese escenario con la curva un poco más positiva le viene bien. A todos nos viene bien que las cuentas de resultados del sector bancario no se vean penalizadas, sino lo contrario, con lo que la burbuja no digo que vaya a estallar pero sí va a ir deshincándose y la curva del euro positivizándose para crear un entorno más normalizado.

En relación al petróleo en las próximas fechas se podrá ver si el acuerdo entre OPEP y también entre miembros que no pertenecen al cártel se cumplen. ¿Dónde ve el equilibrio para el crudo? ¿Le ve más recorrido por encima de los 60 dólares?

Es que la firmeza de los acuerdos de los productores tanto los que están en la OPEP como los que están fuera es que es bastante dudosa. Sabemos que los comportamientos de varios países con Rusia a la cabeza y de otros como Venezuela pueden ser bastante erráticos en el cumplimiento del acuerdo. Eso significa que la reducción de la producción que el mercado ha descontado podría verse un poco decepcionada por la realidad. Vamos a ver cómo va la demanda y cómo van las temperaturas este invierno. Hay un elemento que de verdad en Europa somos poco capaces de cuantificar, pero los americanos lo viven y lo juzgan muy favorablemente, que es la independencia energética y el fenómeno del shale oil. Eso comporta la independencia económica de Estados Unidos y es un ancla del precio del crudo. A Estados Unidos no le interesa que el crudo caiga y por supuesto tampoco a los productores emergentes, pero tampoco que se desvíe mucho para arriba. Entonces, un entorno de 50 y 60 euros le viene bien a la industria de shale y le viene bien a Europa. Creo que ese rango es el que se va a mantener. Hay más riesgo a la baja que al alza. El ancla que provoca la industria del shale oil y el shale gas puede ser absolutamente definitiva a la hora de que el precio del petróleo no vuelva a dispararse hacia los 70 dólares o más.

Uno de los puntos calientes de este año, según apuntan muchos expertos, será el mercado de divisas. ¿Qué movimientos esperan en este sentido? ¿Apuestan por una fortaleza del dólar y por la paridad en el cruce euro-dólar?

Ahí cada vez hay opiniones más divergentes sobre que el dólar o el euro avancen hacia la paridad e incluso la perfore. Hace tiempo que estoy apostando porque eso no vaya a suceder, porque también es una de las cosas que no interesan a nadie. No le interesa a Estados Unidos, porque pierde competitividad, no le interesa a los países emergentes, porque un dólar excesivamente apreciado penaliza tanto a sus divisas como a la atención de la deuda emitida en dólares. En definitiva, un dólar fuerte podría ayudar en parte a Europa, pero hasta cierto punto, porque nuestras importaciones de petróleo se verían penalizadas porque nos costarían más dinero. Juntando todos estos elementos, creo más bien que el dólar va a moverse más bien hacia el rango del 1,10-1,15 como se mantuvo durante todo el año pasado hasta la elección de Donald Trump. Entonces la velocidad de vuelta a ese rango es lo que el mercado tiene más dudas, pero a mi juicio vamos a volver a ese 1,10-1,15 y como decía no veo la posibilidad de la paridad quitando algún momento puntual, pero ni mucho menos como algo estable y algo que se perfore, sino más bien todo lo contrario.

¿Cuál podría ser una cartera modelo para el 2017?

Como siempre acostumbramos a decir los asesores depende del perfil del riesgo, depende del importe del que hablemos, pero en un perfil convencional equilibrado con un nivel de riesgo más alto, nos situaríamos en una sobreponderación de la renta variable tanto europea como americana, la vemos bien, y sobreponderaríamos asimismo el peso que se acostumbra a asignar a la renta variable emergente. Creemos que este puede ser un año muy favorable para la renta variable emergente. Entonces seleccionando bien y buscando compañías poco dependientes del ciclo de comercio global que va a ser moderado y buscando compañías poco endeudadas en divisas fuertes, a las cuales les puede penalizar la fortaleza del dólar, pues puede ser la sorpresa positiva del 2017. Luego, en una cartera equilibrada eso pesaría algo más de la mitad. Y luego el resto de la cartera nos centraríamos en renta fija a corto plazo. En bonos europeos de cierta calidad, bonos americanos de cierta calidad a corto plazo, y también en algo de renta fija emergente cuyas tires son elevadas. Si el patrimonio es suficientemente amplio daríamos entrada a activos alternativos como pueden ser activos inmobiliarios o activos de protección o de cobertura con exposición a materias primas como el oro y daríamos también entrada a inversiones de gestión alternativa para compensar un poco ese riesgo de la parte principal de esta cartera teórica equilibrada.