En un momento de tanta volatilidad e incertidumbre, ¿cómo gestionan el family officel? ¿Qué decisiones han tomado en los últimos meses?

La volatilidad es parte de los mercados, y los escenarios extremos, aunque menos frecuentes, también lo son. Ahora ha sido el coronavirus, pero siempre los eventos imprevisibles sacuden los mercados. Lo que hay que hacer es meterlos dentro de la estrategia. Es similar al ejemplo de un río que todos los años se desborda, por lo que no hay que construir casas a su lado. Por tanto, estamos preparados para que ocurran este tipo de sucesos.

¿Qué consejos dan a sus clientes cuando llegan momentos de crisis como estos? ¿Cómo gestionan los reembolsos?

La clave es siempre la misma: tener una estrategia clara. Nosotros no hemos tenido reembolsos, sino todo lo contrario, ya que hemos ganado clientes y hemos incrementado los que ya teníamos.

Creo que, en buena parte, se debe a la estrategia de la cual no nos hemos salido. Tiene un pilar fundamental, la descorrelación, que no es lo mismo que diversificación. La descorrelación explica que en tu cartera debes tener activos que se beneficien de determinados regímenes de mercado, y mientras otros no se perjudiquen demasiado, y viceversa. Por ejemplo, en una caída, hay pocos activos que han salido muy beneficiados, como el oro, mientras que otros como la renta variable no lo han sido tanto, de hecho, han sido perjudicados. Mientras, en otros regímenes, pasa al revés.

La descorrelación no implica compensar para quedarnos igual, sino que, cuando me vaya bien, me vaya todo lo que mejor que se pueda, y cuando vaya mal, vaya menos mal. No es una simple diversificación. De hecho, la diversificación se ha demostrado como peligrosa cuando los activos caen en general. Lo que ocurre después de la crisis, en esa recuperación, una diversificación no es suficiente, se necesita una descorrelación, no sólo en el mercado financiero, sino también en el inmobiliario o en el área corporativa.

¿Qué estilo de inversión siguen en Efe & Ene?

Por la parte financiera nosotros tenemos un estilo momentum, que lo que pretende es tener en cartera los sectores y las clases de activo que el mercado más está premiando en cada momento. Está demostrado que estos activos mantienen una cierta inercia, es decir, que el activo no descuenta toda la nueva información en el acto, sino que mantiene algo de movimiento.

Nosotros habíamos visto momentum sobre todo de renta variable, que es donde la mayoría de artículos académicos se han centrado para demostrar el efecto, y lo que hacemos, sin embargo, es no centrarnos solamente en eso, sino también en once clases de activos más. De esta forma, tenemos siempre la cartera de los clientes con multiactivos, y aplicando en ella lo que el mercado va recomendando.

Tenemos también una parte que es más oportunista, incluyendo materias primas, inmobiliarias, etcétera, y tenemos también estrategias de cobertura, utilizando opciones. Siempre que la volatilidad se dispara, es un buen momento para vender opciones y añadir rentabilidad extra a la cartera, tanto si el mercado se queda lateral como si cambia de tendencia. Por ejemplo, ahora, que venimos de una euforia impulsada sobre todo por la Fed, nosotros hemos optado por comprar una put a largo plazo, que nos protegerá en caso de caída. Es una herramienta más. Lo que pensamos es que es muy peligroso tener pocas herramientas financieras, porque las situaciones son muy variadas.

¿A qué tipo de cliente se dirigen?

Nosotros somos multi family office, por lo que tratamos la parte financiera, empresarial, inmobiliaria y jurídica. Por la parte financiera, nuestro cliente tipo tiene como mínimo un millón en activos líquidos.

¿Cuál es la visión que tienen de los mercados tras las intervenciones de los bancos centrales y sus previsiones del resto del año?

Tradicionalmente, el mercado ha tenido dos participantes principales: las manos fuertes y las manos débiles. En estas últimas hay mucha gente decidiendo sobre pequeñas cantidades, y en las manos fuertes tenemos lo complementario, son los institucionales, en el que pocas personas deciden sobre los institucionales.

Ahora, las manos fuertes, entre las que están los gobiernos muy pasivos, han cambiado. Estamos en un mercado absolutamente intervenido, en el que no se puede vender ni se puede valorar como se hacía antes. Hay que contar con un viento de cola que tienen sobre todo la renta fija, con todos los millones que cada día se imprimen, e incluso renta variable.

Estamos viendo a los bancos centrales meterse e intervenir en los mercados como una fuerza compradora, lo que se convierte en algo a tener en cuenta. Si bien éramos bastante positivos con unos resultados empresariales buenos antes del coronavirus, así como con los tipos bajos, después del coronavirus ya no lo fuimos tanto, y ahora, con la intervención de los bancos centrales, no habría que ponerse en contra de semejantes compradores, sobre todo en el lado de renta fija. Es cierto que, cuando llegan euforias muy locas como la que estamos ahora, por puro pánico de perderse las subidas, es momento de frenar y recoger.

En un momento de gran intervención de los bancos centrales, ¿qué le diría a los inversores?

El inversor, en nuestra opinión, debería mirar a 2009 para hacerse una idea de lo que va a pasar ahora. En aquel momento, la intervención de los bancos centrales era algo más novedoso, hacía muchos años que no ocurría algo similar. Ahora, el mercado ya ha aprendido que, cuando los bancos centrales se ponen a inyectar dinero, los activos suben.

Yo creo que la manera más segura de aprovechar esto es a través de la renta fija. En cada pánico de renta fija, uno sabe que va a tener detrás el respaldo de los bancos centrales. Desde el punto de vista del inversor, sobre todo del que no es muy agresivo, la renta fija le va a ofrecer grandísimas oportunidades cada vez que caiga. Estamos hablando de bonos que pagaban el 2%, y después del coronavirus están pagando el 8%. Si antes la prima de riesgo era inútil por ser demasiado baja, después de las caídas es demasiado alta, y eso es una oportunidad incluso que compite con la renta variable.