¿Cuál es la visión sobre el entorno económico?
Este entorno de restricción de liquidez en que los inversores  estaban urgidos de generar liquidez para atender sus flujos o reducir el riesgo de las carteras, ha pasado gracias a la rápida intervención de los bancos centrales, tanto en EEUU como en Europa.  Y la respuesta fiscal también ha sido rápida, aunque no homogénea, pero mucho más rápida que en 2008 lo que nos hace ser más optimistas. Si bien no se ha calibrado todavía el impacto fiscal que pueda tener en la economía. Parece claro que la recuperación en V está descartada, en U hay dudas razonables y puede  variar de país a país. La posibilidad de un rebrote del Covid-19 después del verano puede ser la variable que determine lo robusta que será la recuperación económica:  Si sólo será un año perdido en 2020 o si se puede extender de forma significativa hasta 2021y será en 2022 cuando comience a recuperar. 

Lo que parece estar  claro es que Asia y China tendrán una recuperación más fuerte y más rápida porque consiguieron contener el virus de una forma más certera que Europa o EEUU y  eso nos hace ver oportunidades en mercados emergentes. 

¿Cuál es el impacto que ven en los mercados de bonos, crédito y renta variable del Covid-19?

Si vamos por clase de activo. En renta variable ha habido una revisión en los beneficios de las empresas para este año de forma muy marcada. Creemos que lo peor está por venir en el segundo trimestre. El consenso de analistas esperaba crecimientos de beneficios para 2020 del 8% a comienzos de este año y ahora esperan crecimientos negativos de entre el -20-45%. Se cree que los mercados podrán retener entre el 80-50% de los beneficios que generaron en 2019. Y esto son datos de mediados del mes de abril. Todavía tenemos que ver el impacto económico durante el segundo trimestre del año, que será el más impactado y que tendrá un efecto sobre los beneficios de las empresas. 

En términos de crédito, la palabra clave es liquidez. El problema fue sobre todo la capacidad que tuvieron los inversores de transar operaciones en el mercado de crédito y esto se vio mermado en los bonos de alto rendimientos y en algunos segmentos de bonos corporativos. Obviamente la intervención de los bancos centrales fue inmediata y eso calmó al mercado pero ahora la variable más importante son las tasas de impago. A diferencia  del mercado de renta variable, que trata de determinar cuál será el impacto sobre el beneficio, en los mercados de crédito se está analizando si las compañías serán capaces de subsistir o se declararán en quiebra. Una tasa de impago del 6% en Europa o del 8% en EEUU, que es lo que el consenso espera, es distinto a tener tasas de impago que se van al 10-12%.  Esto nos hace ver retornos del 0% o negativa en los bonos de alto rendimiento lo que nos haría ser más cautos a la hora de aprovechar estas oportunidades de mayor rentabilidad.  Nadie  tiene la respuesta clara sobre cuál será el nivel de tasa de impago y es ahí donde los gestores activos pueden añadir valor. 

Los bonos han sido el único activo que ha protegido pero la protección que han dado ha sido menor que la de otros mercados.  No han logrado diversificar el riesgo de crédito ni de renta variable y con niveles de yield tan bajos, aunque los tipos se mantendrán en estos niveles, la pregunta es si tiene sentido tener exposición importante a bonos gubernamentales y qué tan grande tiene que ser para diversificar y generar rentabilidad. 

¿Cómo han reaccionado las soluciones multi activo de Nordea AM?

Las soluciones multiactivo de Nordea han tenido un nivel de preservación de capital muy superior a la media de sus competidores. Han logrado mantener el riesgo y la volatilidad en niveles bastante contenidos, dentro de su presupuesto de riesgo, y con una liquidez adicional tanto para atender los flujos como para aprovechar oportunidades para  gestionar la cartera como queremos hacerlo. Dependiendo de la solución, las mixtas más defensivas o de renta fija pura, hablamos de retornos planos en el año con drawdowns bastante contenidos.  Si hablamos de los mixtos más tradicionales con exposición a renta variable, donde cabría nuestra estrategia Stable Return Fund, hablamos de rentabilidades del -1,5% con una exposición del 40-45% a bolsa que se compara con un retorno del -8%-9% de la media de sus competidores con una caída del -13% en la renta variable. 
Por último, las soluciones más líquidas  - estrategias Alfa – que acumulan rentabilidades positivas muy importantes en lo que va de año entre el +3% y el +8%.

¿Cuál ha sido la clave detrás de este buen comportamiento en un entorno tan complicado? 
Hay tres claves importantes:

  • 1) el equipo multiasset de Nordea lleva muchos años centrando en la identificación, planificación e implementación de estrategias defensivas que vayan más allá de los bonos gubernamentales de alta calidad. Es decir, estrategias que sean capaces de proteger la cartera en entornos como el que hemos visto sin sensibilidad a los tipos de interés ni dependientes de  activos que tienen expectativa de rentabilidad de cero o negativa. 
  • 2) Los activos de renta variable en los que invertimos han mostrado una resiliencia superior o beneficios menos cíclicos. Si el mercado espera que los beneficios sean un  50% más bajos que los del año pasado, para nuestras estrategias de renta variable las revisiones de beneficios son del 7-8%  y los analistas más pesimistas hablan de revisiones del 20%. Es decir, si seguimos las expectativas de los analistas más negativos, el mercado cree que a mediados de abril será capaz de retener el 50% de todos los beneficios que generaron en 2019.  Para nuestras stable equities, los analistas creen que retendrán el 80% de sus beneficios del año 2019 y esta resiliencia superior y sobre todo el hecho de que cotizan a valoraciones más atractivas que el mercado hacen que hayan sido castigadas menos que la media del mercado y que tengan potencial de revalorización muy importante en próximos años. 
  • 3) Nuestro enfoque tradicional del equilibrio de riesgo, no depender de una visión top-down macroeconómica , no tener que tratar de rebalancear la cartera muy rápido ante un aumento de la volatilidad. Construimos las carteras de forma equilibrada para tratar de capear cualquier tipo de entorno. Este entorno tan extremo, que no se había visto en más de 80 años, ha mostrado que este enfoque es adecuado y es la clave detrás del buen comportamiento relativo de los fondos.