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El potencial para recuperarse es alto debido al alto nivel de ahorro acumulado durante el último ejercicio. Sin embargo, el papel del consumo como motor del crecimiento sigue siendo frágil, ya que el país busca reducir su dependencia de la demanda externa. La recuperación del mercado laboral es lenta, mientras que el aumento de la desigualdad y el endeudamiento de los hogares durante la crisis sanitaria podría convertirse en una restricción adicional para el consumo.

Thuy Van Pham, economista de Groupama AM, declara: "En China, las estadísticas de marzo confirman que continúa el fuerte repunte de la actividad. En particular, la producción industrial creció un 14% a un año, mientras que la actividad de servicios aumentó un 25,3% (ver gráfico 1). Por el lado de la demanda, el gasto de inversión de las empresas urbanas aumentó un 14%. Las ventas minoristas, por su parte, subieron un 34,2% desde marzo de 2020. Para el conjunto del trimestre, el crecimiento del PIB se situó en el 18,3% interanual".

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Este rendimiento no es una sorpresa. Se explica en primer lugar por efectos de base muy importantes entre marzo de 2020, cuando la economía colapsó debido a las medidas de confinamiento, y hoy. En segundo lugar, una vez excluidos los peligros técnicos, la recuperación de la actividad continúa gracias, en particular, a tres factores favorables: 1 / el sector industrial, todavía dinámico; 2 / el boom exportador que apoya la inversión manufacturera; 3 / la recuperación más marcada de la actividad de servicios y consumo.

El rebote récord de la actividad tampoco debería ceder. Algunos indicadores apuntan a que la recuperación está empezando a tambalearse. De hecho, el crecimiento del PIB trimestral se ha desacelerado según las estimaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas (BNS). Se situó a 0,6% en el primer trimestre de 2021 después del + 3,2% en el último trimestre de 2020 (ver gráfico 2). El pico del rebote parece haberse alcanzado en el sector industrial. Además, el índice PMI Caixin / Markit del sector manufacturero (que cubre un perímetro más amplio que el publicado por el BNS) cayó en marzo por segundo mes consecutivo (ver gráfico 3).

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Nuestro escenario se refuerza. Si bien no hay duda de que la recuperación continuará, seguirá perdiendo impulso en los próximos meses. Al establecer para este año un objetivo de crecimiento de sólo “al menos 6%”, las autoridades parecen indicar que la recuperación económica es menos prioritaria. El objetivo ahora es estabilizar el nivel de deuda empresarial y de las administraciones públicas tras el fuerte aumento del año pasado, sin amenazar la trayectoria de crecimiento.

En este contexto, la política monetaria debería volverse gradualmente más neutral y las medidas de apoyo presupuestario a la inversión pública deberían reducirse. Por otra parte, Beijing ha anunciado la reducción de las cuotas de emisión para los bonos de gobiernos locales y central en 2021. El objetivo de déficit público del gobierno central también se ha reducido de 3,6% en 2020 a 3,2% este año.

Por tanto, la aceleración de la recuperación del consumo privado será fundamental para compensar la ralentización de los proyectos de infraestructura pública. Creemos que se fortalecerá en el corto plazo con el regreso a la normalidad en términos sanitarios y el levantamiento de las restricciones implementadas a principios de 2021 en respuesta a las nuevas infecciones en la región noreste.

El potencial para recuperarse es alto debido al alto nivel de ahorro acumulado durante el último ejercicio (ver gráfico 4). Sin embargo, el papel del consumo como motor del crecimiento sigue siendo frágil, ya que el país busca reducir su dependencia de la demanda externa. La recuperación del mercado laboral es lenta, mientras que el aumento de la desigualdad y el endeudamiento de los hogares durante la crisis sanitaria podría convertirse en una restricción adicional para el consumo.

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