¿Sigue siendo así después de una pandemia que ha tenido el efecto de:

a) aumentar el la prestación por desempleo y, por tanto, el sueldo mínimo para aceptar un empleo y b) provocar escasez de mano de obra, sobre todo en los sectores caracterizados por empleos poco cualificados y mal pagados?

Por ley, el mínimo establecido es de 7,25 dólares por hora, pero el estándar de 15 dólares por hora, defendido por Amazon, por ejemplo, es cada vez más común.

¿Qué pasaría si se generalizara el salario mínimo real en esta cifra de 15 dólares por hora?

Primer hecho: hay 3,3 millones de parados más que en 2019, sin contar todos los que tienen una jornada laboral reducida o se han desanimado y han abandonado el mercado laboral.

Segundo hecho: las ofertas de empleo podrían teóricamente absorber a todos los parados, pero la contratación tiene dificultades.

En resumen, y teniendo en cuenta ambos hechos, hay dos fuerzas opuestas, una que apunta a la moderación salarial (desempleo masivo), y otra a la inflación salarial (falta de mano de obra disponible).

Para arrojar luz sobre esta aparente paradoja, es necesario examinar las diferencias entre sectores, ya que las dificultades de contratación no son uniformes en toda la economía. Su efecto sobre los salarios depende también del nivel de los salarios iniciales.

Amazon y otros grandes empleadores están diciendo que ya no ofrecerán puestos de trabajo que paguen menos de 15 dólares/hora, más del doble del mínimo legal a nivel federal.

Si este es el nuevo salario de reserva, podría haber fuertes ajustes en la parte inferior de la escala salarial.

Una encuesta anual del BLS detalla los niveles salariales de 800 ocupaciones diferentes. Utilizamos datos de 2019, la última encuesta no sesgada por la pandemia. En ese momento, los salarios inferiores a 15 dólares/hora se pagaban al 31% de los empleados (para el 15% de la nómina total). Pero esta proporción llegaba al 80% en el caso de la hostelería y el 66% en el comercio minorista (cuadro).

Para hacernos una idea de un choque salarial, supongamos que el mínimo se eleva repentinamente a 15 $. Para los hoteles y restaurantes, esto implicaría un aumento del 23% de los salarios, para el comercio minorista un 12%; dada la parte de los salarios en los costes, el impacto en los precios sería del 8% y del 4%, respectivamente, si la repercusión fuera total.

En total, el efecto inflacionista sería de 0,9 puntos porcentuales. Este cálculo es incompleto. No tiene en cuenta los efectos de segunda ronda que podrían reforzar el impacto inflacionista, ni los posibles aumentos de productividad que actúan en la otra dirección.

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La reapertura de la economía tras la pandemia ha magnificado la rotación de trabajadores. Por lo tanto, hay presiones salariales, pero hasta la fecha, principalmente localizadas en los sectores de bajos salarios que representan alrededor del 20% de la mano de obra y el 10% del conjunto de beneficios.