El crecimiento de las economías desarrolladas va cogiendo tono (3,4% en 2014, 3,5% en 2015 y 3,8% en 2016). No así el de las economías emergentes que crecerán este año 2015 un 4,3%, a un ritmo menor que el de 2014 (4,6%) y en cualquier caso por debajo del 5%, nivel que se me antoja el umbral mínimo que necesitan este tipo de economías para seguir desarrollándose de manera aceptable.
Estados Unidos, ya sea en 2015 como en 2016, seguirá consolidando su mejora con crecimientos superiores al 3%, siendo a un menor ritmo que el previsto por el IMF en su anterior informe del pasado enero. Y este dato es importante, ya que si lo combinamos con una inflación controlada, podría retrasar la tan anunciada subida de tipos por parte de la Reserva Federal hasta el segundo semestre de este año. Y su primo hermano anglosajón, Reino Unido, continuará con crecimientos de los más elevados de la U.E., acercándose al 3% pero sin superarlo (previsión del 2,7% para 2015) con una cierta relajación para 2016 a un 2,3%.
Recordemos que Reino Unido aún no ha finalizado su tercera fase de política monetaria expansiva (Q.E.) y que se espera una subida de tipos del BoE una vez finalizado este programa.
¿Y la zona euro? Dentro de las cuatro primeras economías de la moneda única (Alemania, Francia, Italia y España), España continúa arrojando los mejores datos de crecimiento tanto para 2015 con un 2,5%, como para 2016 con un 2%. Alemania, Francia e Italia crecerán un 1,6%, 1,2% y 0,5% respectivamente durante el presente año. Es decir, por una vez España sale muy bien en la foto, y esto, siendo positivo tiene algunos riesgos. El primero, es que tendamos a la relajación y autocomplacencia que tanto preocupa a Bruselas y no continuemos con el mismo rigor en el profundo proceso de reestructuración de la economía española. El segundo riesgo, es que la clásica gallardía española nos lleve a sacar pecho y pretendamos erigirnos como modelo para otros estados miembros. Ya sabemos por experiencia como acaba la historia; la última vez que adoptamos esta actitud en los años previos al crash del 2008 cuando nos permitíamos decir que superaríamos a Italia en valores absolutos de PIB, o que nuestro modelo de supervisión bancaria era de los más sabidos del mundo. No caigamos otra vez en ese error; rigor, trabajo y discreción, eso necesitamos.
Quizá donde el crecimiento económico cambia más por barrios es en el mundo de los BRICs (Brasil, Rusia, India y China). La serie de crecimiento del gigante chino no hace más que confirmar la paulatina desaceleración de sus ritmos de crecimiento, aun siendo importantes; 7,8% en 2013, 7,4% en 2014, 6,8% en 2015 y 6,3% en 2016.
Por el contrario, India no solo confirma una tendencia opuesta ascendente, sino que superará a su rival chino en 2015 y 2016 con crecimientos del 7,5% en ambos años.
La nota negativa de los BRICs la continúan poniendo Brasil y Rusia con previsiones de crecimiento este año del -1% y del -3,8%, respectivamente. Esto es muy preocupante en economías emergentes que precisamente basan su progreso en altas tasas de crecimiento. Deberemos estar atentos en Brasil al caso del agujero de su principal empresa, Petrobras, con riesgo incluso de default, un hecho que en el caso de producirse tendría consecuencias desastrosas para la credibilidad del país de la samba. En Rusia, los augurios tampoco son halagüeños, país que ha pasado de formar parte del grupo de bonos basura y que con su alta correlación al precio de las materias primas en general, y del crudo y del gas natural en particular, ofrece muchas dudas.
En definitiva, lectura dispar del informe del IMF con mejoras evidentes en países como España o India y riesgos en algunas economías emergentes como Brasil o Rusia.