La primera de ellas fue la que se produjo de 1991 a 1993, la segunda la de 2001 a 2003 y la tercera esta última. Según los expertos de esta firma, “normalmente las grandes recesiones van seguidas por rápidas recuperaciones, aunque esta vez la mayor recesión de la historia ha decidido abandonarla con una recuperación muy lenta”.
Estas tres últimas ocasiones comparten varias características, aunque la más importante es la gran cantidad de problemas y retos que impiden un crecimiento vigoroso.
Recuerdan que a principios de los 90 el entonces presidente de la FED, Alan Greenspan hablaba de “vientos de cara de 50 millas por hora” y que en el 2003 Ben Bernanke se refería a las incertidumbres que crearon los ataques del 11 de septiembre, la guerra de Afganistán e Irak…
En opinión de Bank of America Merrill Lynch, la recuperación actual se ha retrasado por algunos problemas en el saneamiento del sistema financiero e inmobiliario, las consecuencias de la austeridad y la confianza o los problemas en Washington, entre otros problemas.
El segundo tema en común es que la debilidad de la recuperación crea la sensación de que los problemas son estructurales, como el paro. Esto, según estos analistas ha ocurrido siempre y en cada ocasión se ha demostrado una afirmación equivocada.
Así, la recuperación del empleo en los 90 fue meteórica y en 1994 se llegaron a crear unos 320.000 empleos al mes hasta conseguir que la tasa de paro llegara al 5,5%. Además, el crecimiento fue tan fuerte que tanto la FED como los mercados estaban tan preocupados por un calentamiento de la economía que los precios de los bonos se desplomaron.
La mejora en 2003, según Merrill Lynch, fue igualmente dramática e inesperada. Así, en los primeros seis trimestres desde que empezó la recuperación, la economía estadounidense creció a un ritmo del 2,2% anual. Entonces comenzó la guerra de Iraq en 2002 y hasta que acabó el año siguiente los mercados se mantuvieron en un modo de “ver y esperar” –en palabras de estos expertos-.
Entonces todo cambió y el PIB se disparó para pasar a crecer a ritmos del 5,8% en la segunda mitad de 2003. Parte de esta mejora, explican en esta firma, se debía a los recortes de impuestos de la administración Bush. Aunque, de acuerdo con estos analistas, “la mayor parte de esta Fortaleza se debía a que el espíritu animal volvió y la demanda oculta de desenterró”.
¿Y cómo será la recuperación actual?
En Barclays apuntan que cada año tras la crisis, el ejercicio siempre ha comenzado con un optimismo considerable en relación a la velocidad de salida que “se ha desvanecido en la realidad de un bajo crecimiento de la economía que ha rondado el 1,5-2%”
Mirando hacia 2014, los analistas de esta firma creen que existen muchas posibilidades de alcanzar lo que ellos denominan “velocidad de escape”.
De hecho, en Merrill Lynch hablan de la oscuridad antes del alba como una lección a aprender de las dos últimas crisis. Aseguran que al principio de cada recuperación ha habido una clara tendencia de los mercados por subestimar los daños estructurales. Afirman que esa es la razón que explicaría que los analistas hayan relacionado la debilidad del ritmo de salida a problemas estructurales.
Eventualmente, sin embargo, esto llevó a un desbordamiento dramático del nivel de pesimismo que podría hacer que todo cambiara y esto, probablemente, según Merrill Lynch podría haber pasado el año pasado.
Con todo, en la firma admiten que esta crisis ha producido un daño estructural real. Por eso creen que la tasa natural de desempleo en Estados Unidos está por encima del 6% y que la tendencia del crecimiento, incluso con una recuperación en el gasto de capital, se sitúa en torno en el 2,2%.
Ellos, sin embargo, esperan una sólida recuperación para 2014.