Warren Buffett,el maestro de la inversión value, retó hace años a un hedge fund. La apuesta era simple, un simple fondo de bajo coste referenciado al S&P 500 batiría en una década a cualquier estrategia de este fondo de cobertura. Es decir, que poner nuestro dinero en un vehículo que no necesita ningún tipo de gestión activa es mucho más fructífero que pagar porque nos muevan los ahorros. Hasta ahora así ha sido y quizá la evolución de los fondos
Los expertos de Citi explican en un reciente informe para sus clientes cómo afecta cada fase del mercado al estilo de gestión. Recuerdan que los primeros siete años de mercado alcista han estado ligados a una alta correlación de la rentabilidad y baja dispersión. Un entorno poco atractivo para la gestión activa y el mejor de los mundos para los fondos pasivos.
El momento actual, sin embargo, el mercado se ha caracterizado con una baja correlación y dispersión entre la evolución de las empresas en bolsa, lo que sí que se crea un mejor ambiente para la selección de activos típica de la gestión activa. Con todo, explican estos analistas que la recompensa sigue siendo baja.
Explican en Citi que cuando las correlaciones son bajas, la evolución de los precios de cada compañía es independiente. Además, definen la dispersión como “una herramienta para medir el nivel de incentivo económico para el stock picking, o elegir las mejores acciones”. Esto lo explican señalando que si la dispersión es alta, hay mucha diferencia de rentabilidad entre las acciones que mejor lo hacen y las que no. La caída en la correlación podría explicar parte de la mejora en el desempeño de los gestores activos este año. Ilustran esta opinión comentando que el 49% de los gestores activos de fondos que invierten en grandes compañías lo han hecho mejor este año, frente al 19% de los últimos tres ejercicios, según datos de Morngingstar.
La cuestión es, dicen estos analistas, que el nuevo ciclo parece asimilarse cada vez más a los años 90. “Si esto continúa, entonces los procesos de retirada de estímulos monetarios que están poniendo en marcha los bancos centrales –proceso conocido como tapering- y un aumento de los diferenciales del crédito podrían dar como resultado un movimiento que lleve a una baja correlación y un aumento de la dispersión de los mercados. Y este, dicen, sería una situación propicia para la gestión activa. Recuerdan también que la última vez que asistimos a una situación similar fue a finales de los 90, cuando las acciones de crecimiento se volvieron mucho más caras -y se desembocó en la burbuja de las puntocom-.