Noviembre no es, ni de lejos, el mes preferido de los inversores. Se muestra en tablas en los últimos diez años como media, pero no hay que olvidar que el máximo histórico del Ibex vio la luz en ese mes: en concreto el 8 de noviembre de 2007 cuando rozó los 16.000 puntos, en concreto cerró en los 15.945,7 puntos. Ahora, más que lejos de esa cota, ni tan siquiera en la mitad, vemos que las comparaciones son odiosas y en este caso para bien.
El pasado año, por ejemplo, el indicador bajó un 1% y como media perdió en los diez anteriores un 1,88%, con 2014 o 2009 donde subió por encima del 2% y muchos ejercicios para olvidar, el peor, 2010 en plena crisis financiera con caídas superiores al 14% o 2011 con recortes del 5,64%. Pero la excepción confirma la regla. Y en medio de la segunda ola de la pandemia con medidas de confinamiento perimetral, reduciendo la actividad y la movilidad general en todo el mundo y con crecimiento de muertes y contagios, vemos en este noviembre la luz al final del túnel.
Y ha venido de la mano de las esperanzadoras noticias sobre las vacunas. Incluso la guerra desatada entre las farmacéuticas que más cerca están de ponerla en el mercado ha abierto la caja de pandora. Los niveles de inmunización elevados, la cercanía de las primeras dosis para los colectivos más vulnerables como muy tarde en enero y la expectativa real, por primera vez, de combatir con mayúsculas al virus para acercarnos a la normalidad perdida ha disparado el interés de los inversores.
En lo que va de noviembre los protagonistas se pueden resumir en pocas palabras: los más castigados. Valores que habían perdido hasta dos tercios de su cotización en el mercado y que por la falta de actividad o por las consecuencias implícitas y efectos secundarios de la pandemia se han visto más que penalizadas.
Es el caso de IAG, el mejor valor en lo que va de mes. Iberia y sus compañeras de holding que viven en noviembre una etapa fantástica descontando que en 2021 volverá la actividad. El farolillo rojo del Ibex que despunta hasta hoy mismo rozando el 70%, por encima de la recuperación general y cerca ya de duplicar del euro por acción que mostraba su precio tras la ampliación de capital vivida para reforzar el balance de la aerolínea, vapuleada por el Covid, la ausencia de turismo y de viajeros en sus vuelos.
También Melia Hotels, otro de los valores ligados a la actividad que más ha sufrido en su cotización desde el pasado mes de marzo. Recupera nada menos que un 54% a la espera de la vuelta del turismo global, al ser una compañía muy diversificada geográficamente hablando. Como en el caso de Iberia, además de los cierres, las progresivas aperturas de sus hoteles no han resultado como esperaban tras la ralentización de la actividad y el escaso turismo global provocadas por las restricciones ante el aumento de los contagios por coronavirus.
Después entramos en la recuperación del sector financiero, donde todos, en mayor o menor medida, son claros protagonistas. También masacrados por la crisis económica que se deriva de la pandemia y en la que todos los expertos están de acuerdo, lo peor, de prolongarse la situación, se verá en 2021 con moras e impagos, ahora en muchos casos congelados por los ERTEs. Y de ahí, que en esa dinámica de tipos bajo cero y con rentabilidades que no mejoran, el rally les haya beneficiado claramente. Ahí están los avances del Santander de casi el 43% en lo que va de mes o de Bankia del 42,2%.
Pero aquí se ha unido además la fiebre de las fusiones: BBVA vendía sus activos en EEUU con 9.700 millones de efectivo que han puesto a tiro de piedra la compra del Sabadell. Fusión que se negocia por tanto entre las dos entidades y que les ha disparado más si cabe en el mercado con recuperaciones del 47% para Sabadell, otro de los más castigados del año y de casi el 47% para la entidad financiera vasca.
Y no nos podemos olvidar de Repsol, que recupera en lo que va de noviembre un 52%, el tercer valor del selectivo que más sube. Esa rotación hacia los cíclicos le ha servido para minimizar las fuertes pérdidas ocasionadas por la caída de la actividad, y por ende del precio y consumo del petróleo, todavía su principal fuente de ingresos a pesar de que la compañía sigue volcada en el universo renovable al que se dirige con expectativa de emisiones cero en 2050.
Pero hay que tener cautela y no lanzar las campanas al vuelo. Según la analista fundamental de Estrategias de Inversión María Mira “para cerrar el 2020 queda apenas un mes, mucha incertidumbre todavía, esperanza por los avances en la vacuna COVID-19 pero inmersos en una segunda ola por el momento sin controlar, falta de definición en muchos proyectos precisamente por esa niebla económica que no nos deja hacer previsiones consistentes para el futuro y todavía muchas variables sin definir y en revisión”.
Para Sergio Ávila, analista de IG “si empezamos a ver mejoría en el aspecto técnico, como comenzamos a ver en los principales índices europeos y en esa rotación de sectores más defensivos hacia sectores más cíclicos y de economías menos castigadas a las que más como la nuestra y en general en Europa, puede que, en este caso, se podrían ver beneficiados esos valores como estamos viendo”.
“ Si hubiese pronto una vacuna que hiciese que los ciudadanos comenzasen de nuevo a consumir, a salir a la calle y hacer una vida normal y que aumente la actividad económica esto beneficiaría en general a todas las compañías, y al aparecer más proyectos, podrían tener más oportunidades, pero todavía no está la vacuna encima de la mesa, así que hay que ir despacio”, nos indica Sergio Ávila.
Y es que la generalización de la inmunización, siempre y cuando todo vaya según lo previsto, no se alcanzará, presumiblemente, hasta mediados de 2021. Pero la bolsa vive de expectativas y de momento el Ibex como muchos de sus valores vive una etapa de esplendor que no había visto desde mucho antes de que llegara la pandemia.