Europa Press publica que el supervisor bancario detalla que el hecho de que en febrero de este año la entidad revelara la necesidad de provisiones extraordinarias por un importe de 5.692 millones de euros llevó a la agencia DBRS a rebajar su rating, algo que derivó en "preocupaciones significativas" en los clientes del banco. Esto, explica el informe derivó en "salidas de depósitos inesperadas" y en lo que ellos califican como una "alta frecuencia de visitas de los clientes a la red del banco".

Tras esta rebaja llegaron las de Standard and Poor's y Moody's. La pérdida de depósitos continuó hasta que el 31 de mayo la salida de depósitos "particularmente relevante".

Según el supervisor todas las medidas que puso en marcha el banco para mejorar la liquidez fueron insuficientes. "Incluso con el recurso a la ELA (línea de liquidez de emergencia), la actual situación de liquidez no es suficiente para asegurar la capacidad de la entidad supervisada de cumplir con sus responsabilidades en el transcurso del 7 de junio", se lee en la evaluación.

Por ello la institución reflejaba que Popular tenía "opciones muy limitadas" para obtener financiación a través de operaciones regulares en el mercado o de bancos centrales y no era capaz de movilizar suficiente liquidez adicional.

Esto les llevó a señalar que “existen elementos objetivos que indican que la entidad supervisada será probablemente en el futuro próximo incapaz de pagar sus deudas u otras cargas. Por ello, se considera que la entidad caerá o es probable que lo haga en el futuro próximo de acuerdo con la legislación", señala.

Como consecuencia de lo anterior, Banco Santander compró el Popular al Mecanismo Único de Resolución (MUR) por un euro, el día 7 de junio, justo uno después de que se publicara este informe que hoy ve la luz. Una medida que implicaba que todos sus accionistas perdían el valor de su inversión.