Gamesa atraviesa desde hace meses una difícil situación por el desplome de los pedidos de turbinas en España y la depresión de la promoción eólica en mercados clave como Europa y Estados Unidos.

El pasado mayo, la compañía despidió a 150 trabajadores de su plantilla española y aprobó una suspensión temporal de empleo durante seis meses para otros 311.