- ¿Qué escenario deja la última decisión tomada por el BCE, sobre todo en renta fija?
La verdad es que el BCE no decepcionó. Siguió un poco el patrón de lo que esperaba el mercado. Nos ha dejado con una situación de tipos que van a estar muy bajos previsiblemente por lo menos los dos próximos años, un programa de compra de deuda que se va a alargar de forma indefinida. Hasta ahora tenía un calendario más prefijado, con un volumen de compra de 20.000 millones de euros al mes, bastante relevante, y además ha implementado un ajuste en la facilidad marginal de depósito que deja a los bancos en una situación financiera un poquito más aliviada para que siga fluyendo el crédito.
Creo que para Draghi era su última intervención importante antes de pasar el relevo a Lagarde. Lagarde es muy continuista, vamos a ver probablemente que en la reunión de noviembre siga las mismas pautas que ya marcaba Draghi. Y nos deja un poco el poso, la sensación de que la política monetaria prácticamente se ha agotado, ya no queda munición y ha habido un claro llamamiento a los Estados a acometer medidas de impulso fiscal, que es lo que necesita la economía europea para reactivarse.
- No sólo ha movido ficha el BCE, la Fed lo ha hecho también ¿En qué situación nos deja las decisiones del banco central estadounidense?
La Fed hizo un primer recorte de tipos preventivo y este segundo creemos que no debe interpretarse como el inicio de un proceso continuado de rebaja de tipos. Es bastante anómalo en la fase del ciclo en la que estamos. El banco central debería estar subiendo tipos y, sin embargo, está recortando para prolongar esta bonanza de la economía americana. Son más factores externos de ‘shocks’ internacionales los que le están afectando y lo cierto es que hay mucha disensión en el seno de la Fed sobre cuál puede ser el siguiente movimiento.
Si miramos ese diagrama de puntos construido a partir de las previsiones de cada uno de los miembros del comité de la Fed, vemos que prácticamente la mediana nos dice que no va a haber movimientos de aquí al próximo año, a 2020. Ahora bien, esa mediana enmascara una situación en la que prácticamente la mitad apuesta por una subida de tipos y la mitad por un recorte. Yo creo que Powell está en una situación de flexibilidad, de esperar y ver cómo son los próximos registros económicos y en base de cómo vayan las cosas, mover ficha.
- Un reciente informe elaborado por vosotros señalaba que la crisis global de deuda se estaba resolviendo con más deuda ¿Creen que hay riesgo de que esta situación vaya a más?
Hay que poner las cosas en perspectiva. Hace 10 años, cuando nos enfrentábamos a la quiebra de Lehman Brothers y lo que estaba en juego era prácticamente el colapso del sistema financiero, es cierto que la actuación de los bancos centrales fue muy vehemente y pusieron en marcha todos los mecanismos convencionales y no convencionales – la rebaja de tipos a niveles ultralaxos, compra de deuda, inyección directa de estímulos a los bancos- y todo esto puede tener una serie de consecuencias no deseadas. Es cierto que la crisis de deuda se ha resuelto con más deuda. Lo que han hecho los bancos centrales ha sido básicamente comprar tiempo para que los Estados implementen una serie de reformas estructurales, y nos las hemos visto del calado que nos habría gustado. Y eso deja una serie de efectos de segunda ronda o consecuencias indeseadas como el incremento de las desigualdades, el auge del populismo, ese sentimiento antiglobalización, etc. Que veremos, todavía es pronto para cantar victoria, que ahora mismo están probablemente cristalizando y hasta ahora no los habíamos visto.
- Ha mencionado el populismo, pero también el brexit, la guerra comercial, la política de los bancos centrales ¿Cuáles son los mayores riesgos que veis sobre la mesa?
Si atendemos a los que han sido los auténticos protagonistas del mercado, por un lado tenemos a los bancos centrales, que nos han estado telegrafiando prácticamente cuál va a ser su actuación. Van a servir de soporte a los mercados, aunque las expectativas probablemente sean demasiado exigentes por parte de los actores del mercado y ahí creemos que el riesgo de decepción es un poquito.
El foco principal de riesgo, de peligro en el mercado es un poco la línea que apuntabas: la incertidumbre geopolítica. Temas como la crisis comercial entre Estados Unidos y China y todos los efectos expansivos que tiene en la economía internacional, temas más locales como el brexit o la situación política en Italia, combinados con las situación de ciclo en la que nos encontramos con un ciclo económico muy avanzado ya, con lo cual la economía global está creciendo ya por debajo del potencial, eso es lo que nos puede hacer descarrilar o acelerar una recesión.
- En este contexto con incertidumbre geopolítica, con los bancos centrales manteniendo o bajando tipos ¿Dónde veis las oportunidades?
Esa es la pregunta del millón. Yo creo que ahora mismo el inversor tiene que ser muy consciente de separar el ruido político del trasfondo verdaderamente económico. A nosotros nos gusta tomar decisiones de inversión a largo plazo. Creemos que la inversión en temáticas puede ser de buena ayuda, porque ayuda verdaderamente al inversor a alinear el horizonte temporal con los activos en los que invierte.
Estamos recomendando cautela en la parte de renta fija. Creemos que todavía en la parte de renta variable hay parte de recorrido, pero hay que ser bastante selectivo y, sobre todo, apostar por estrategias globales lo más flexibles que podamos.
- ¿Qué recomendaríais a un inversor de perfil conservador, que tradicionalmente es el que se asocia con los inversores españoles?
Normalmente es un inversor tradicional en renta fija. Lo primero que tiene que hacer es… Nuestra primera recomendación es contemplar con perspectiva cuál es el escenario y hacer una asignación realista de retorno. En la actualidad el 60% de los bonos de la zona euro está dando rentabilidades negativas, entonces no puedo estar esperando retornos por la parte de renta fija del 4 o el 5%. Ojo a caer en la tentación de desplazarnos de nivel de riesgo buscando esa rentabilidad y acabar en una serie de activos, como puede ser la deuda emergente, que a lo mejor pueden distorsionar nuestro perfil de riesgo y que cuando venga la volatilidad nos deje incómodos. Probablemente hay que ser bastante cauto. Tener una asignación de activos de baja duración, de forma flexible, incorporar cosas que le puedan dar algo de picante a esa rentabilidad.
En la actualidad, lo más importante para el inversor es mantener el poder adquisitivo. Con unos tipos de interés negativos y una inflación ligeramente positiva, hay que tomar algo de riesgo pero de forma muy medida.