Así, la rentabilidad ha llegado a alcanzar el 2,66%, el mayor nivel en algo más de dos semanas ante la perspectiva de que la Reserva Federal va a comenzar a retirar estímulos monetarios.


Todo porque el
ISM de servicios subió más de lo esperado en Estados Unidos, hasta 54,4 puntos, en el mismo nivel del mes anterior. Y eso a pesar de los posibles efectos que hayan podido existir tras el shutdown de la administración y el temor a un posible default. Por eso, el consenso de los economistas esperaba una caída hasta 54 puntos. Una lectura por encima de 50 indica expansión.

En cuanto a los componentes se han observado una caída en los nuevos pedidos hasta 56,8 puntos desde 59,6 puntos, y la actividad al alza hasta 59,7 puntos desde 55,1 puntos. Destaca el fuerte crecimiento del componente del empleo, hasta 56,2 puntos desde 52,7 puntos. (Ver comunicado)

ISM desagregado por componentes


Los bonos estadounidenses están sufriendo la misma tendencia que han experimentado cada vez que los inversores han pensado que el tapering podría iniciarse. Ya ocurrió a principios de septiembre, cuando la rentabilidad llegó a superar el 3%.

En mayo, antes de que Ben Bernanke anunciara que la FED podría comenzar a retirar los estímulos, la rentabilidad del bono estaba en 1,63%. Es decir, en estos momentos sube más de 100 puntos básicos.

Gráfico con la rentabilidad del bono a 10 años desde enero


Habrá que ver si los datos económicos que vamos a conocer esta semana son igual de positivos e incitan a la sorpresa.

El próximo jueves conoceremos el dato de PIB del tercer trimestre. El consenso espera que el crecimiento se haya desacelerado hasta el 2% en tasa interanual, frente al 2,5% anterior. Este dato se conocerá el jueves.
Al día siguiente se conocerá el dato de creación de empleo y la tasa de paro. Los expertos creen que el desempleo podría haber vuelto a subir hasta el 7,3% desde el 7,2% del mes anterior.