La caída que han experimentado los mercados de acciones desde el mes de julio no ha sido un hecho aislado. Los tipos de interés reales en EEUU han continuado subiendo - desde finales de agosto los rendimientos reales de la deuda subieron alrededor de 40 puntos básicos – la disputa comercial entre China y EEUU no parece que a corto plazo se vaya a resolver y los datos sobre el crecimiento mundial han estado algo por debajo de lo esperado. Y además, la reciente venta masiva “ha provocado un deterioro de los factores técnicos: el impulso del mercado está débil, se ha incrementado la volatilidad y los diferenciales de crédito se han ampliado, lo que sugiere que los riesgos de una caída de las acciones siguen siendo elevados y que los inversores deben estar preparados para que la volatilidad continúe”, dice Mark Haefele, de UBS AG.
Sin embargo, aunque son conscientes de los riesgos que supone aumentar la exposición a acciones en este contexto, la escala de la venta masiva “ha sido desproporcionada”. Aun así son prudentes y, con las estimaciones de beneficios para 2019, que incluyen el impacto de los aranceles por parte de EEUU y Asia, y una desaceleración moderada del crecimiento económico general, las valoraciones parecen favorables. La de los mercados emergentes se negocia actualmente a 11x los beneficios previstos para las acciones de la zona euro, en torno a 12x, y también se encuentra por debajo de su media de largo plazo. Y aunque las valoraciones en EEUU no están baratas, por encima de las 16x frente al promedio de 15,6x a largo plazo, “siguen siendo atractivas en relación a los bonos: la prima de riesgo de la renta variable estadounidense de 4,6% se sitúa por encima de su media de largo plazo (3,2%)”.
"El mercado continúa subestimando el potencial de cifras mejores de lo esperado"
Todo ello en un entorno en que datos económicos y beneficios continúa siendo favorables. De hecho, las tres cuartas partes de las compañías que componen el S&P500 han hecho públicas sus cifras y los beneficios por acción han crecido un 27%. Casi el 80% de las compañía han superado las estimaciones de los analistas, frente al 64% en lo que se sitúa el promedio. Y, aunque las compañías de la Eurozona han publicado resultados menos impresionantes – con un crecimiento de los beneficios del 7% - hay señales “alentadoras” de que la economía de la región está comenzando a recuperarse de un período de debilidad.
El mercado, continúa, posiblemente está subestimando el potencial en cifras mejores de lo esperado. De cara a la reunión del G-20 a finales de noviembre, es cierto que las expectativas de un acuerdo comercial entre China y EEUU son bajas pero no puede descartarse una sorpresa positiva en este sentido a razón del tono más conciliador que han tenido las últimas declaraciones entre Xi Jinping y Trump.
A todas luces, dice UBS, el mercado está transitando una fase más madura que “suele estar asociada con mayor volatilidad y un potencial más acotado de ganancias”. Sin embargo, en vista del valor que ofrecen las acciones mundiales “vale la pena tolerar la posibilidad de mayor volatilidad y prevemos mercados alcistas durante nuestro horizonte de inversión de 6 meses”. Desde UBS creen que la presencia de sus posiciones contracíclicas – sobreponderación de los títulos del Tesoro de EEUU a 10 años, yen japonés y una opción de venta sobre el S&P500 – debería ayudar a estabilizar las carteras en un contexto de posible volatilidad.