Y la gran referencia a tener en cuenta es este gráfico
 
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Fíjense cómo se rebotó exactamente a la altura de la media de 50 y reforzado por el retroceso de Fibonacci del 38,2% de todo el tramo de subida anterior.
 
Este es el motivo de la subida, no demos más vueltas.
 
Y ahora esa línea roja gruesa, la media de 200, tiene la clave de todo. Si pasa se acabó el peligro, aunque tampoco muy probable que de aquí a fin de año se pase el 2.100 que es un nivel muy difícil.
 
Si se falla en la media de 200, y se pierde a continuación la zona de mínimos donde nos hemos parado, alarma roja.
 
Y queda una tercera hipótesis, que podría darse perfectamente. El que como pasó en 2011, se pase marraneando todo el tiempo, que si pasa que si no pasa la media de 200, sin ir demasiado lejos.
 
No debemos olvidar que en Europa, seguimos teniendo la red de seguridad que pone el BCE con sus compras de la QE, que por cierto están generando una peligrosa burbuja en el mercado de bonos. Hoy era increíble ver cómo en la subasta española de letras a 6 y 12 meses se daban rentabilidades negativas, es decir, se pagaba por tener las letras. Es surrealista y absurdo. Pero como va bien, somos todos sabios inversores, si fuera todo para abajo seríamos malvados especuladores, y los partidos antisistema pedirían la tasa Tobin y el cierre de las bolsas, amén de culpar a los malvados especuladores de todo, incluida la muerte de Manolete, y el que España no gane últimamente Eurovisión. Pero el día que esto reviente, da escalofríos. ¿Puede haber algo más absurdo que la rentabilidad negativa de la deuda que reina ya por toda la eurozona?
 
La reacción de ayer de las bolsas, que tan solo duró unas horas en relación con la masacre de Paris, no es nada inusual. Los mercados suelen verse afectados poco, por este tipo de sucesos. Vean por ejemplo esta tabla que publicó en su momento un banco de inversión de EEUU.
 
Fecha y atentado
Tras una semana
Tras un mes
Tras 3 meses
4-11-79 Rehenes de Irán
-1,52
0,08
7,64
23-10-83 Bomba Beirut
-2,03
2,16
0,82
21-12-88 Bomba avión PAN-AM
-0,16
3,2
4,45
20-3-95 Gas Sarín en metro Tokio
1,6
3,29
11,78
7-8-98 Camión bomba en Kenia
-1,38
-10,93
24,79
12-10-2000 USS Cole en Yemen
-4,21
1,82
1,88
12-10-2002 Bomba hotel Bali
6,01
6,98
11,91
11-3-2004 Masacre en Madrid
0,03
1,41
1,1
 
 
Como vemos siempre habitualmente las reacciones son escasas.
 
Vean esta otra del antiguo Smith Barney, con sucesos más trágicos aún, como guerras abiertas:
 
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Resulta realmente alucinante que un mes después del ataque de Pearl Harbor, sólo bajara el Dow Jones el dos y pico por ciento, cuando hablamos de algo que era la guerra, el cambiar la vida de millones de personas del país, de tener que irse a pegar tipos a media juventud… Pero ya ven que los mercados no se suelen mover por estas cosas, sino por cuestiones de índole económica pura.
 
O vean esta otra de la misma fuente:
 
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Incluso el brutal atentado de las torres gemelas tuvo reacciones cortas en el tiempo.  Al final no es tan fácil tener años bajistas en bolsa, que a veces tiene unas rachas de años sin bajar impresionantes, y si no vean.
 
 
Vean en concreto este gráfico de Ryan Detrick.  Cada punto rojo es un año perdedor en el SPX, cada punto verde ganador incluyendo dividendos ojo.
 
Pues ya ven, si termina así sería el primer año perdedor tras seis años seguidos de ganancias.
 
Desde 1976, tan solo 6 años perdedores, ¡no hay tantos años perdedores como intuitivamente pudiera parecer.  Entre 1988 y 1999 tan solo 1 año perdedor… esa racha fue tremenda.
 
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Pensemos en otra cosa para relajarnos.
 
Me ha gustado mucho este artículo del doctor Brett Steenbarger. Los que hayan leído mi libro Leones contra Gacelas, o sean lectores desde hace muchos años, ya sabrán que hace muchos años, fuí jugador profesional de black jack. El maestro con el que aprendí trading, que era un trader los pits de Chicago muy muy prestigioso, español de origen, sólo admitía un alumno al año. Yo daba cualquier cosa por aprender con él, porque cobraba muy poco por las clases, casi nada, y era un año codo con codo aprendiendo con él , pero él ponía una condición... primero había que demostrarle que uno había aprendido a jugar al black jack contando las cartas y era ganador consistente. Si no, no te admitía. Y un servidor con el valor, el subidón de hormonas y el arrojo que da la juventud, ahora ya no creo que lo hubiera hecho, allá que se fue a aprender y luego de casino en casino. Fue una etapa rocambolesca de mi vida, pero muy divertida, y viví muchas aventuras.
 
Justo por aquella época me casé (ahora voy a hacer las bodas de plata, así que ya ven la de años que hace) y mi esposa se unió a la aventura junto con un equipo de amigos. Fuimos de casino en casino, de país en país durante varios meses, en una convivencia humana muy bonita. Yo enseñé a contar las cartas a todos los miembros del equipo. Guardando las distancias, mi aventura se parecía bastante a la que cuentan en la película 21. Aunque menos peliculero el tema, en el fondo era algo parecido. Y aprendí mucho, y me sirvió para mi sorpresa mucho en el mundo del trading. Desde entonces nunca volví a entrar a un casino, entre otras cosas porque llegaron a no dejarme entrar, pero recuerdo con cariño esa fase de mi vida. Por eso me ha sorprendido el artículo del doctor, sobre los peletes, los contadores de cartas, eso es lo que yo era... Aquí lo tienen:
 
Opere como un “pelete”: cuente las cartas.

En dos artículos recientes, he resumido las probabilidades de alcanzar varios puntos de referencia, incluyendo los máximos y mínimos del día anterior y el precio de trading medio del día anterior.

Lo que hace al trading tan interesante es que estas probabilidades cambian dinámicamente: a medida que los mercados se mueven, también lo hacen las probabilidades de alcanzar esos puntos de referencia. Es la incapacidad de los participantes en el mercado para actualizar sus perspectivas en base a los sucesos más recientes la que crea una importante fuente de ventaja de trading a corto plazo.

Cuando se compara a la bolsa con los juegos de azar, lo que se insinúa es generalmente negativo: que los traders son poco más que gente que lanza los dados esperando dar un pelotazo. Pero los juegos de azar tienen la otra cara de la moneda, tipificada por el contador de cartas. El contador de cartas, o pelete, cuando recibe una mano es consciente de las probabilidades de ganar con esas cartas en concreto. El pelete también sigue qué cartas ya se han repartido, actualizando dinámicamente las probabilidades de que salgan nuevas cartas favorables para su jugada. Es este conocimiento de las probabilidades – y la habilidad de actualizarlas en tiempo real – que hace que se prohíba la entrada en muchos casinos a los que cuentan las cartas.

El mercado de ayer es como una mano de cartas que se nos ha repartido. A continuación, por la noche el mercado nos da otra carta. En la apertura, el mercado nos da otra carta. Todo el rato, las nuevas cartas mejoran o no las probabilidades de que alcancemos los objetivos de precios a medida que avanza el día.

Como esta analogía deja claro, una fuente importante de ventaja en el trading viene de la decisión de cuándo no operar. Al igual que el jugador de póker profesional pasará muchas manos cuando las probabilidades son desfavorables, perdiendo una pequeña cantidad para preservar la oportunidad de apostar fuerte cuando las circunstancias sean más favorables, el trader profesional no necesita operar. En vez de eso, el trader apuesta cuando las probabilidades de ganar mejoran.

Este enfoque de trading da el mismo valor a la salida – el objetivo de precio – que a la entrada. Sí, es importante obtener un precio de entrada lo mejor posible, pero es saber cuáles son las probabilidades de alcanzar esos precios de referencia lo que al final define lo que es una buena idea de trading si está operando como un contador de cartas. Al controlar el tamaño de la apuesta – no apostándolo todo a una idea y arriesgándose a la ruina – y al salir tan pronto como dejen de estar las probabilidades a su favor, permite que las probabilidades trabajen a su favor.
 
Observe que esto supone una forma totalmente distinta de considerar los stop-loss. Un nivel de stop-loss no se define por cuánto está dispuesto a perder. Más bien, se define como el punto en el que las probabilidades dejan de estar a su favor. El jugador de póker si saca una carta que no mejora su jugada se plantará al poco: la actualización de las probabilidades le dice que pare. Pero si ya de entrada no sabe cuáles son las probabilidades, es difícil mantener las posiciones hasta que se alcancen los objetivos y es difícil saber cuándo y dónde dejar de jugar.

Todos los días el mercado nos ofrece jugar unas cuantas manos. Para ganar el torneo del trading, jugamos muchas, muchas manos. La consistencia – conocer y seguir las probabilidades – distingue al jugador profesional del tipo enganchado a las tragaperras. Tal vez no sea tan diferente en los mercados.

Traducido del original: Trade Like a Card Counter