Acabamos de comenzar 2020 y la pregunta es obvia: ¿son interesantes los mercados emergentes para este año?

Interesantes y necesarios. Si tenemos en cuenta que durante los últimos diez años hemos obtenido rentabilidad en prácticamente cualquier tipo de activo, independientemente de si era renta fija o variable, con unas rentabilidades bastante atractivas, nos damos cuenta de que para los próximos diez años, según nuestras estimaciones, vamos a estar en una situación completamente distinta. La renta fija no nos va a proteger ni siquiera de la inflación, tenemos que meter un componente de renta variable, que podría ser desarrollada, con unas expectativas mucho mayores que su media histórica, o renta emergente, que quizá es la que está más ajustada a las rentabilidades pasadas.

Estamos en un contexto global en el cual nos vamos a encontrar ciertas medidas que van a ayudar a los emergentes. Por ejemplo, la bajada de tipos de interés de Estados Unidos esperada por el mercado, muy favorable para emergentes. También las bajadas de tipos de interés en Brasil, Rusia, China o Turquía, y programas de reformas, como en Brasil e India, que se han anunciado. Quizá, el fin del conflicto comercial entre Estados Unidos y China también va a estimular estas economías. Todo ello en un contexto en el que hay que tratar de encontrar rentabilidad ajustada al riesgo, que los emergentes creemos que nos pueden proporcionar.

Un fondo ESG en emergentes, ¿es un problema para la gestión o un valor añadido?

Nosotros creemos que es un valor añadido. De hecho, empezamos a gestionar mercados emergentes en 2011, cuando nadie hablaba de la temática ESG, que ahora parece que es trending topic.

Cuando quieres invertir en una economía que es lejana, quizá con menos visibilidad o menos estudios fiables que en mercados desarrollados, tienes que analizar, en primer lugar, si hay una ventaja o una temática estructural de fondo que se pueda mantener en el largo plazo. Si ese país es susceptible de tener algún tipo de sanción, intervención o problemas en su política que afectasen a la regulación, al mismo tiempo tenemos que ver si las empresas operan libremente, de forma monopolística o en oligopolio. Son aspectos que puedan afectar realmente a su libre funcionamiento del mercado.

Por lo tanto, nos encontramos ante un riesgo idiosincrático muy grande, fuera de lo que sería el aspecto financiero tradicional. La mejor forma de tener claro en qué vas a invertir, y tener una imagen muy clara de lo fundamental de una empresa, es incluir una visión ESG, que te permita reflejar el valor que tiene realmente.

Uno de vuestros fondos enfocados a los mercados emergentes es el Nordea-1 Emerging Stars Equity Fund. ¿Cuáles son sus principales características?

Una es la histórica, ya que llevamos desde 2011, con unos resultados bastante positivos. Es un fondo que tiene más de 2.600 millones de euros bajo gestión, que trata de invertir en una cartera concentrada de entre 40 y 60 compañías, las mejores empresas que podamos controlar y gestionar desde un punto de vista fundamental y, al mismo tiempo, desde un punto de vista ESG. Un tracking error contra el índice MSCI Emerging Markets, que sería el tradicional para todos los mercados emergentes, entre un 4 y un 6% que nos asegure suficiente discrecionalidad para encontrar las mejores oportunidades y salirnos del índice de referencia, pero al mismo tiempo sin cometer locuras, que sepan todos los inversores a qué tienen exposición.

Tener ese aspecto por parte del equipo gestor y un equipo ESG dedicado a ese segundo análisis independiente, con visitas in situ de las compañías, haciendo sus propios informes, no solo con la información que obtienen de las visitas, sino con información de ONGs, informaciones públicas, juntas de accionistas, etcétera, hace que encontremos la combinación perfecta entre valoración y sostenibilidad.

¿Qué tendencias estructurales de crecimiento busca el fondo?

Tenemos varias tendencias. La primera sería algo muy comúnmente conocido, la demografía. Es inevitable que haya un éxodo de la población rural a las ciudades y, sobre todo existe una clase media emergente que está demandando más servicios, consumo y medios. La demografía incide en esta gran parte de la población.

En cuanto a la tecnología, vemos que los servicios financieros están cada vez más digitalizados. Por ejemplo, mucha gente en China que no tiene tiempo después del trabajo necesita las nuevas tecnologías para cosas tan sencillas como hacer la compra.

También tenemos la sostenibilidad. Queramos o no, es una tendencia que falta por desarrollarse en los mercados emergentes, aunque los países se están poniendo cada vez más al día. Al final, como decía un gran filósofo, “las rebeliones se producen por dos cosas: por hambre o por enfermedades”, lo que está provocado por la contaminación, por lo que hay que tratar de erradicarla.

Esas serían las tendencias que estamos mirando. Todas englobarían una grande, que sería la globalización. Al final, muchas empresas emergentes van a dar servicios a países desarrollados y viceversa, y eso es una tendencia que también se puede capitalizar.  

Entonces ¿es rentable este tipo de estrategias?

Nosotros creemos que sí. El mejor dato es la rentabilidad. La rentabilidad de la clase de banca privada de Nordea-1 Emerging Stars Equity Fund contra el índice de referencia general, que es el MSCI Emerging Market, es superior. Por ejemplo, en lo que va de año tenemos cerca de un 3% de rentabilidad versus un 1% del índice. Si lo miramos a un año, nosotros hemos sacado un 26% de rentabilidad versus el 13% del índice, que es la mitad. Si lo miramos en un periodo más largo, por ejemplo, de tres años, nosotros llevamos un 46% de rentabilidad contra el 35% del índice de referencia.

Por lo tanto, vemos que este componente de ESG, unido a una muy buena gestión fundamental, da una rentabilidad muy atractiva, que supera los índices tradicionales.